En todo el mundo se crean grupos de diferentes índoles bajo el argumento de la inclusión, sin embargo es el momento en que la fe católica no ha sido incluida en dicha inclusión.
A lo largo de la historia hemos podido observar cómo se busca la inclusión de personas y pensamientos diferentes a los nuestros, en el siglo 21 muchas personas aseguran que por fin estamos logrando lo que desde un comienzo nuestros antepasados querían: “La inclusión”
Sin embargo, podemos observar que esta afirmación está bastante alejada de la realidad que vivimos hoy en día.
En un momento de la historia las mujeres eran menos, ahora son consideraras en algunas partes como igual al hombre, perfecto. Sin embargo esas luchas fueron de los siglos anteriores, pues en este siglo la inclusión se ha quedado en solo algunos sectores y como un mensaje ficticio.
En un momento crucial, los homosexuales no tenían ningún derecho, sin embargo ahora se respeta en gran parte su pensar y actuar, pero estamos cayendo en una falsa inclusión y no solamente de este colectivo, pues encontraremos que algunos otros colectivos se les manipula desde los gobiernos para hacerlos creer que están siendo incluidos en sus planes de gobierno.
En la actualidad, donde observamos una iglesia católica quizás disminuida en algunos sectores por la parte de los jóvenes nos podemos dar cuenta que es el vivo ejemplo de la discriminación social.
Es muy cierto afirmar que la autoridad política que ejercía antes la iglesia ya no está, eso es correcto, sin embargo nos olvidamos que aún hay miles de jóvenes que reciben burlas y ataques por el simple hecho de decir: “Voy a misa”
Sé que muchos dirán que no es cierto, que se acepta y se respeta, sin embargo he podido vivir en carne propia la falta de tolerancia hacia mi fe enseñada por mis padres y defendida por mí.
Día tras día conozco personas de un pensar diferente y eso está bien, sin embargo encuentro con tristeza que en muchos lugares donde se habla del apoyar el aborto, el matrimonio igualitario y la eutanasia, mi palabra como católico es ignorada y tachada de retrograda por el simple hecho de decir que tengo un pensar cristiano y en muchas formas es tildado de argumento ignorante por el simple hecho de creer en algo diferente.
Por ejemplo, un día me da por ponerme una camisa que hace referencia a mi creencia y así como algunos se ponen camisas de sus equipos, su signo zodiacal o alguna preferencia, yo también lo puedo hacer Sin embargo, no es normal que un joven se ponga una camisa de las que dije, simplemente porque es la creencia católica y recibe varias miradas y burlas por esto.
A lo largo del mundo, jóvenes mueren por decir que creen en Jesús y aun así, en latinoamericana somos víctimas de la falsa inclusión de la que nos hablan.
Veo con preocupación que todo es aceptado siempre y cuando no vengan de los católicos, todo está bien si no lo hace un creyente y para completar debemos callar mientras que algunos grupos feministas en Argentina y México nos queman nuestros templos porque según ellos no debemos creer como creemos.
Es muy normal recibir criticar asegurando que somos homofóbicos si no aceptamos o compartimos el matrimonio igualitario, es normal para nosotros recibir burlas porque vemos un sacerdote y le pedimos la bendición o nos postramos ante Jesús. Por esto no me parece que la inclusión sea para unos y no para otros, considero que debe ser para todos y con tristeza me doy cuenta que si la hay para todos, menos para los católicos…. Quizás los católicos no podemos ser parte de la inclusión de la que se predica en este siglo