Por segunda vez desde enero Theresa May ha recibido un duro golpe en el Parlamento británico que rechazó 391 votos contra 242 su último acuerdo sobre el brexit, después de la humillante derrota de enero cuando 432 diputados votaron en su contra y 202 a favor.
Tras cinco horas de debate, May agotada y sin voz, vio como se hundía su último esfuerzo del lunes en Estrasburgo para intentar evitar un retraso en la salida de la UE, la ruptura total o, en último término, una 'no salida'. Los cambios “legalmente vinculantes” que negoció con sobre la llamada salvaguardia irlandesa no fueron suficientes para convencer a los parlamentarios de su propio Partido Conservador y sus aliados del Partido Unionista Democrático (PUD) de Irlanda del Norte de que el país no quedara atrapado indefinidamente en una unión aduanera con la Unión Europea. La “salvaguarda irlandesa” significaría de hecho la reinstauración de una frontera física entre Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte poniendo en grave peligro Acuerdo de Paz de 1998.
May ha quemado el último cartucho convocando para el miércoles otra votación para que los diputados se pronuncien sobre si quieren una salida de la UE sin acuerdo que rija las relaciones entre Londres y Bruselas. Un brexit “duro”. Si no es así, se decidirá sobre una posible ampliación del plazo previsto, lo que para la primera ministra "no arregla nada". La salida del Reino Unido de la UE tendría que producirse, en condiciones normales, el 29 de marzo de 2019, después de 46 años.
La oposición en cabeza del líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, ya está considerando que May convoque a elecciones generales.