El legado de Pablo Escobar empieza a secarse en Medellín. El edificio Monaco, propiedad del capo del Cartel de Medellín y que era la boya de memoria de los tiempos del narcotrafico en la ciudad se derrumbó para siempre el pasado 22 de febrero.
Queda entonces un espacio que la alcaldía paisa quiso, desde el principio, prestarlo exclusivamente a iniciativas de tributo a las víctimas, de reflexión y de memoria para Medellín. Para esto, se abrieron convocatorias para organizaciones sociales y ciudadanos particulares de propuestas civicas, culturales y arquitectónicas que le dieran un nuevo aire a este espacio, priorizando el tributo que a las victimas es necesario rendir.
El proyecto presentado por el equipo ganador fue denominado “Inflexión”, nombre que proviene de uno de los elementos del diseño del parque, que tal como ellos lo ven, es el fuerte de la propuesta, el centro de su diseño: “un muro que es escultura, es grieta, es contención, generar un recinto y crea una plaza, es un hito del cual se desprende todo”, agrega Carolina Henao, integrante del equipo ganador.
El muro contendrá 46.612 perforaciones que representan cada una de las víctimas de esa década de terror y, además, permiten que quienes visiten este memorial puedan interactuar con elementos simbólicos, como flores, luces, cintas o mensajes, lo que hace que este dispositivo sea dinámico, participativo y motive a la apropiación positiva del espacio.
Además del Muro, el parque tendrá un “Bosque de la Resiliencia”, pues estos jóvenes, quienes irónicamente no vivenciaron la guerra, reconocen la importancia de avanzar hacia una resignificación de nuestros valores, algunos de ellos perdidos por la narcocultura y de la que “necesitamos salir y mirar al futuro”, según lo expresa Luis Felipe Zapata, otro de los gestores de “Inflexión”.
Así pues, con la implosión del Mónaco, los protagonistas de la historia ya no serán narcotraficantes y se escribirá un nuevo capítulo soñado por los paisas.