Por su ubicación, Colombia es una excelente puerta de entrada aérea en Suramérica y Centroamérica. El Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá, específicamente, es el tercero más importante por número de pasajeros y destinos que hay en la región, además de ser uno de los más desarrollados de todos.
Finalizadas las obras de renovación y mejoramiento de sus pistas e instalaciones en el 2014, fueron varias aerolíneas árabes que buscaron aterrizar en Bogotá: Qatar Airways y Emirates (nacionales de Catar y los Emiratos Árabes respectivamente) enviaron altos ejecutivos para estudiar el mercado y llegada a Colombia, mientras que en Turquía la principal aerolínea nacional también proyectaba conectar ambos países con un vuelo directo desde Estambul. Por los dos años siguientes, los comunicados oficiales -y algunos de carácter públicos- de las tres gigantes aerolíneas anunciaban inminente la llegada de sus aviones a Bogotá.
Cuando estaban por concretarse las solicitudes de ruta a la Aerocivil por parte de las gigantes árabes, Avianca se opuso rotundamente asegurando que permitir su llegada sería competencia desleal para ella. En un pronunciamiento oficial, directivos de la aerolínea colombiana dijeron: “Qatar busca descremar el mercado, afectar a quienes hoy invierten a nivel nacional para el desarrollo de rutas locales y la generación de empleo” e hizo un llamado al Gobierno Nacional para desistir a los acercamientos que se estaban haciendo con ambas compañías. Tuvo éxito pues con el tiempo y tras varias presiones directas e indirectas, las dos compañías árabes interesadas miraron hacia otros mercados como el panameño.
Transversalmente en ese momento, el gobierno turco avanzaba rápidamente en tramitar el levantamiento de las visas de turismo para los ciudadanos colombianos, jugada que muy estratégicamente supo utilizar la aerolínea estatal de dicho país para promocionar a Turquía como un destino fácil y exótico desde Colombia. Turkish Airlines pertenece a Star Alliance, el mismo conglomerado aéreo que acoge a Avianca desde el 2009, lo que implicó que la colombiana no interpusiera ninguna oposición al aterrizaje de sus aviones en el 2015. Por el contrario, negociaron alianzas de códigos compartidos y se convirtió en su socio para atender en Colombia a todos sus pasajeros provenientes de Turquía.
Así pues, con precios de lanzamiento tan competitivos como 600 dólares por tiquetes ida y vuelta entre Colombia y Turquía, el turismo de colombianos en dicho país se disparó: en 2017, más de 20.000 viajeros procedentes de Colombia viajaron a Turquía y alrededor de 7.000 procedentes del país euroasiático llegaron al suramericano.
Con 331 destinos en 128 países, Turkish Airlines ha hecho de Estambul la segunda ciudad más interconectada del mundo después de Dubai, abriéndole la posibilidad a Bogotá de estar a una sola escala de destinos tan lejanos como Ruanda, Somalia, Indonesia o Japón, por ejemplo. Además, Turkish Airlines ha sido reconocida como la mejor aerolínea de Europa por seis años consecutivos y logró mover a más de 62 millones de pasajeros en todo el mundo durante el 2019, de los cuales 27 millones fueron a destinos nacionales y 35 millones al extranjero.
Actualmente, Turkish Airlines está a cargo de servir el destino con vuelo directo más lejano de Bogotá desde el aeropuerto El Dorado. Desde el 2015 un Airbus A330 recorre 14 horas para conectar el medio oriente con Bogotá con 5 vuelos directos cada semana. Antes de la pandemia de Covid-19, la compañía turca había anunciado intenciones de expandir operaciones a un vuelo directo diario desde Bogotá.
Según el actual embajador de Colombia en Turquía, Julio Aníbal Riaño, la relación comercial entre Colombia y Turquía es cada vez más estrecha. No solo cada vez más empresas colombianas exportan a Turquía productos tales como café, banano, cacao y derivados, sino que cada vez más turcos llegan de turismo a Colombia buscando experiencias culturales, naturaleza y playa, siendo sus destinos favoritos Cartagena, Medellín, Bogotá y el Eje Cafetero.
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