Como si la historia diera nuevas oportunidades de lucha para los cambios sociales que el país necesita, en estos tiempos del siglo XX nació un hombre en la cálida Girardot (Cundinamarca), un joven preocupado por el desarrollo del país, consciente de las luchas contra la corrupción y abanderado de las transformaciones sociales pacíficas necesarias para el país.
Gustavo Bolívar, un girardoteño que se enfrentará a los corruptos que controvertía en redes sociales y a quienes con magnas actividades desde la Fundación Manos Limpias les recordaba que la sociedad civil les puede hacer control político a las artimañas y hechos corruptos que realizan, sorprendió al país con su votación. Además, con su mensaje de lucha contra la corrupción y de renovación política, una campaña austera, sin compra de votos ni trasteo de los mismos, logró demostrar que sí se puede hacer política decente.
Su reto de llevar a Uribe y los corruptos a la cárcel generó polémica en un país que aún cree que la política tradicional es santa y que sus gamonales son profetas de buena fe. Por eso llegó trabajando al Congreso para radicar proyectos de ley en pro de la educación, el medio ambiente, y se espera el debate contra el fraude electoral, pues es un experto en el sistema electoral colombiano. De hecho, en su libro Así se roban las elecciones de Colombia demostró las falencias del sistema electoral de nuestro país y al que le apunta a una reforma tajante.
Enfrentarse a los corruptos no le da miedo para Bolívar, tiene una única arma que la recarga con ideas, su Twitter. Desde allí le apunta a los corruptos, aunque también la aprovechará para la autogestión, para informarle a sus electores los avances y las luchas contra sus detractores que desde ya le harán trabas a sus proyectos. Ese el Bolívar del siglo XXI que ha revolucionado el Congreso de la República.
