Hoy escribo desde la tristeza y la indignación que me provoca el acto inhumano y desalmado de un representante que, sinceramente, no merece ser nombrado, pues eso es precisamente lo que busca con acciones de este tipo.
En días pasados, las madres y representantes de las 6,402 víctimas de los mal llamados "falsos positivos" –jóvenes que fueron asesinados por militares de mi país para mostrar “resultados” en la guerra– realizaron un acto simbólico de sanación y liberación. En este proceso, pintaron botas como un símbolo de la libertad que se les arrebató a sus hijos. Estas botas representaban la promesa de esos sueños truncados, de esas vidas cortadas de manera brutal y arbitraria.
Para muchas de estas madres, esas botas son el único símbolo al que pueden aferrarse, ya que ni siquiera tienen una lápida donde llevar flores. Muchas aún no saben dónde están los restos de sus seres queridos. A través de este acto simbólico, buscan transformar ese símbolo de muerte en una expresión de arte y cultura, como un primer paso para liberar sus almas del dolor que les fue impuesto. Pero este representante, en un acto de profundo irrespeto, decidió desmantelar esta expresión de duelo. No se trató de "mover simples botas de caucho", como él podría argumentar. Fue, en realidad, un desconocimiento de vidas que realmente existieron y dejaron un vacío inmenso.
Señor representante, le pido que pida perdón. Esas 6,402 personas existieron. Al remover esas botas y colocarlas en bolsas de basura, usted no estaba “limpiando” el Congreso; estaba simbólicamente creando una nueva fosa común, pues cada bota representaba el dolor de una madre, el vacío de una vida arrancada.
Es lamentable que alguien en su posición recurra a este tipo de actos para captar atención, para generar tendencia, para ser viral. Este no es un acto de oposición política; es un acto de vandalismo social y moral, un ataque directo contra madres y familiares que han sufrido enormemente.
Honrar la memoria de las víctimas no debería ser un acto político ni una excusa para hacerse notar. Es un deber humano. Y quien no lo entienda carece de la sensibilidad necesaria para representar dignamente a quienes confían en él.
