Jacob Chansley, más conocido como Jake Angeli, el Bisonte o el chamán de QAnon, más que un payaso o un terrorista, es un pobre diablo. Su imagen como lo relata una crónica del diario El País de España, asaltando el Capitolio, a pecho descubierto, armado con una lanza, tocado con pieles de oso y cuernos, dio la vuelta al mundo. Según reciente artículo, citando al abogado del Bisonte, “Cuando llegó Donald Trump, (el Bisonte) sintió que su voz al fin se escuchaba. Era relevante. Como resultado, tenía un cariño apasionado, incluso un amor por Trump. Creía que las palabras de su presidente eran para él. Hablamos de un fenómeno como el de los seguidores de Grateful Dead. Como los que seguían a la banda de un concierto a otro, mi cliente seguía al presidente de un mitin a otro. Allí era reconocido, era parte de un grupo. Cuando el presidente, el 6 de enero, les pide que caminen con él por la avenida Pensilvania, sentían no solo que el presidente les hablaba a ellos, sino que les estaba invitando. ¿Tuvo nuestro presidente un papel? ¿Tuvo una influencia? ¿Causó al menos en parte lo que ocurrió el 6 de enero? Sí. Categóricamente. Sin duda alguna…”
En opinion del autor de esta nota, tanto los abogados de Trump como del Bisonte, fallan de forma importante en su estrategia de defensa. En el caso del expresidente, sus maniobras para desconocer las elecciones fueron totalmente equivocadas Si Trump o Giuliani hubieran consultado al expresidente Santos y su equipo asesor, ellos les hubieran indicado cómo, con la anuencia del Congreso y de las Altas Cortes, y con el respaldo unánime de la comunidad internacional, se puede desconocer la voluntad de los ciudadanos. Basta un océano de mermelada, y un buen número de políticos, magistrados y periodistas suficientemente maleables, para voltear el fallo de los electores.
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Los abogados de Trump y del Bisonte pueden exigir que las conversaciones de paz se lleven a cabo en Moscú, bajo la tutela de Putin y como países garantes Irán, Corea del Norte, Cuba y Venezuela
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Igualmente torpe es la estrategia de defensa del Bisonte y sus compañeros. Lo que debe buscar QAnon es que se declare que hay una guerra y que el deber constitucional del gobierno de EE. UU. es la paz; y que la única forma de lograr dicha paz es negociar con los terroristas, payasos o no payasos. Los abogados de Trump y del Bisonte pueden exigir que las conversaciones de paz se lleven a cabo en Moscú, bajo la tutela de Putin. Como países garantes se puede reclamar que sean Irán, Corea del Norte, Cuba y Venezuela; teniendo como observadores al ISIS, al Qaeda, el ELN, y Hezbolá. Dentro de las exigencias de QAnon (y bajo la supervisión de Noruega y su principal asesor que es el secretario general del Partido Comunista de España) puede estar la impunidad total por los crímenes cometidos, puestos en el Senado y la Cámara para el Bisonte y sus inmediatos seguidores, y reconocimiento nacional e internacional de la santidad de los objetivos que buscaban los sediciosos.
Y si llegara algún insolente en Estados Unidos a cuestionar la legalidad de este acuerdo y a preguntarse si las instituciones de la democracia no se estaban doblegando, se les explica que en Colombia se hizo exactamente eso y no pasó nada. Es decir, se desconoció el resultado de las elecciones y se aceptaron la casi totalidad de las exigencias de los sediciosos. Pero no solo eso: hoy la comunidad internacional exige que Colombia debe cumplir a rajatabla todas y cada unas de las imposiciones de los terroristas, bajo pena de que se impondrán sanciones de todo tipo en caso de no hacerlo.
Es mucho lo que los abogados de Trump y de el Bisonte pueden aprender de Colombia. Respetuosamente le recomiendo a Giuliani, el abogado de Trump, y al abogado del Bisonte, ponerse en contacto con el exgobierno colombiano para que les expliquen cómo, con total apariencia de legalidad y el aplauso del mundo entero, se le tuerce el pescuezo a la Constitución y a la institucionalidad de un país.