Es chino, nació en el 72, preside el directorio de Xinwei Telcom Enterprise Group, está ubicado en el puesto 1247 del ranking de millonarios de la revista Forbes con $1.4 billones de dólares como patrimonio neto y saltó a la fama el año pasado cuando asumió la responsabilidad de la construcción del canal de Nicaragua. Aparte de lo anterior es poco lo que se sabe sobre el billonario Wang Jing, un enigmático hombre de quien es mucho lo que se especula. Hay quienes inclusive han llegado a decir que detrás de él se encuentra Estados Unidos.
Descifrar quien es este misterioso sujeto que preside uno de los grandes emporios chinos que empezó en el sector de las comunicaciones pero se diversificó en muchos negocios, incluidos los de transporte, no es fácil. Como tampoco es fácil entender porque con tan solo cuarenta y dos años fue nombrado CEO de este conglomerado económico ni cómo asumió el reto de conseguir los $40.000 millones de dólares que requiere la ejecución del megaproyecto que remodelará la economía mundial.
La monumental tarea de ingeniería pretende desarrollar un canal más ancho que el de Panamá, cuya ruta de 278 kilómetros ya fue presentada oficialmente en julio y hoy día se adelanta un censo para reubicar a la población presente en el tramo. Aparte de la ruta acuática, también se incluyen dos puertos, un aeropuerto internacional, un oleoducto y vías de ferrocarril. Se cree que puede ser un intento por parte de China para ejercer presencia en la región centroamericana, contrarrestando así la marcada influencia estadounidense que hay en la zona, teniendo en cuenta las ambiciones expansionistas de un país que se proyecta como la próxima primera potencia mundial, durante las décadas venideras.
En efecto, ante el litigio que Colombia perdió con Nicaragua, Noemí Sanín advirtió que más allá de unas aguas, lo que estaba en juego para los centroamericanos era la construcción de este canal transoceánico que será el más importante del mundo, y más allá de Nicaragua se encuentra la presencia del gigante de oriente que viene a tomarse el Caribe.
Según Sanín, el fallo que despojó a Colombia de 75.000 kilómetros de mar tuvo varias irregularidades. Para empezar, el contrato se había firmado días antes del fallo de La Haya el 19 de noviembre de 2012, manteniéndose oculto durante varios meses hasta que se hizo público a mediados del año pasado. La ex embajadora está convencida de que si la corte hubiese conocido de las intenciones por realizar este proyecto, con toda seguridad ello hubiese afectado en la decisión tomada. Por otra parte, destaca que dentro del tribunal que falló se encontraba la jueza china Xue Hanqin, quien ha debido declararse impedida en esta situación, pues es imposible que siendo “una de las mujeres más importantes de la china, que ha sido embajadora y ha trabajado con el gobierno chino” no conociera de este proyecto.
Sanín se muestra reacia ante la posibilidad de que Wang Jing no tenga nada que ver con el gobierno chino “¡Por Dios! Es socio de varias empresas estatales, siempre va acompañado de la seguridad china (…) A este señor también se le entregó el puerto más importante de Ucrania, junto al gobierno chino”.
De hecho, en las calles de Managua se habla de que lo importante no es saber quién es Jing, sino quién está detrás de Jing. Bien podría ser el gobierno chino en un intento por tomar las riendas del comercio mundial, si tenemos en cuenta que para este país con una economía que al año maneja algo más de $3 billones de dólares, los $40.000 millones que supone el proyecto no representan ni el 2% de su bolsillo. En efecto, aunque Xinwei es una empresa privada, ha recibido visitas de altos dirigentes del gobierno chino, como por ejemplo la del presidente Xi Jinping.
Inclusive, hay un amplio sector nicaragüense que está inconforme con el hecho de que desde antes del fallo, Ortega le haya entregado el mar nicaragüense a la China. La abogada Mónica López Baltodano es una de las más fervientes opositoras a la manera en que el presidente Daniel Ortega ha manejado la adjudicación de este proyecto. López Baltodano sostuvo ante la revista Forbes que se violaron no menos de 40 artículos constitucionales. La abogada explica que el proyecto originalmente fue adjudicado a la Empresa Desarrolladora de Grandes Infraestructuras (EDGI) y no a HKND Group, empresa china radicada en Hong Kong con sedes en Managua, que según se ha divulgado mediáticamente fue la adjudicataria original. “Lo que sí sucede es que EDGI fue comprada por HKND Group, aunque no hay claridad sobre la relación de ambas empresas”.
Hay que tener en cuenta que el costo del proyecto supone cuatro veces el Producto Interno Bruto de Nicaragua en 2011, como también la concesión que se le otorga a HKND por 50 años prorrogables por otros 50, para administrar y manejar el canal en cuestión. El país centroamericano recibirá una tarifa de concesión anual que podría ser de hasta $10 millones de dólares y será propietario del 10% de HKND al onceavo año de la concesión, la cual se estima podría empezar en 2019. Volviendo al enigmático Jing, rostro más visible del futuro canal de Nicaragua, cuando se le pregunta por la participación del gobierno chino en este proyecto, se limita a decir que se trata de una empresa privada totalmente independiente. Sin embargo reconoce que muy posiblemente el gobierno chino estaba enterado de ello “pues el proyecto no es ningún secreto para nadie”.
Cuenta Noemí Sanín que en alguna ocasión, dos investigadores españoles quienes se encontraban haciendo un libro que tenía por tema la expansión china en el mundo, le preguntan al entonces presidente chino por los negocios turbios que se dice manejan, a lo que el hombre responde: “¿Cuándo han visto ustedes que en un río transparente se pueda pescar?”