"Mas aburrido que la fulana que a la hora de morir se enteró que las otras sí cobraban", dice la hipérbole (creo, de origen paisa) que en su expresión original emplea un término brusco para referirse al personaje moribundo, pero que ahora sirve para ilustrar la reacción que tuvo María Andrea Nieto, tan mediocre funcionaria pública del Sena como ahora columnista de la descolorida Semana, al enterarse de que la revista donde ahora ella trabaja le pagaba a Antonio Caballero 200 millones de pesos por 52 columnas de opinión al año. Y cómo no, ¡puso el grito en el cielo en un trino!
Seguramente la vinculación de Nieto a revista Semana fue ad-honoren (por figuración) o firmó su contrato de digitación de opinión por una bicoca.
De manera populista —el mismo populismo que la revista Semana deplora—, la señora Nieto exhorta en su tweet "a los periodistas de estrato 25" para que expliquen esta injusticia "a los millones de trabajadores que se desviven y que sí trabajan para ganarse el salario mínimo".
Debieron ser noches difíciles para María Andrea Nieto después que se enteró de que Antonio Caballero recibía 200 palitos anuales por sus inteligentes análisis.
Pero es que el insidioso trino de la señora Nieto en sí mismo recoge la falta de rigor y engaño en sus afirmaciones como persona informada, pues da a entender que en Colombia existen al menos 25 estratos de clasificación socioeconómica y no los 6 (o 7) que conocemos.
Se duele la opinadora Nieto de los elevados salarios del sector privado en medios de comunicación… ¡Habiendo tanta pobreza, por Dios!, y supongo que su dolor aumentaría si supiera de los 232.000 millones que gasta Iván Duque para mantener todo su departamento de aduladores compuesto por 14 consejerías presidenciales. Y le dolería más si la señora Nieto supiera que esos 232.000 millones salen de los impuestos que se les cobra a los que ganan el salario mínimo, que es el grupo por el que Nieto se duele en su trino.
Y ni hablar de los salarios de otros altos, como la dirección del Sena a la que se llega por el dedo del presidente y no por méritos. De ahí que las gestiones de los últimos directores terminaron en completos fiascos.
Sin hablar, claro, del despilfarro de dinero representado en cargos diplomáticos que el gobierno otorga históricamente por orden jerárquico de apellidos.
Y ni hablar tampoco de grandes ladrones de ese dinero público que se consigue mediante los impuestos que pagan los asalariados. Un botón de muestra es el exgobernador del Cesar, Lucas Gnecco Cerchar, que, según dicen, se robó un departamento y cuya nuera es la señora Vicky Dávila, directora de la revista Semana, jefe de la columnista María Andrea Nieto.
Son los dineros públicos por los que María Andrea debe velar y no dolerse ni asombrarse por el salario de un periodista.
Ahora, si a lo que aspira la señora Nieto es a ganar igual a lo que ganaba Antonio Caballero, puede comenzar haciéndose a una basta cultura, un ejercicio intelectual de 50 años y a un excelso manejo del lenguaje y, sobre todo, hacerse a unos inquebrantables.