Hoy 28 de abril de 2021 acontece en nuestro país el llamado paro nacional, motivado por el descontento hacía el gobierno Duque. Aunque se le quiera tirar el agua sucia al senador Gustavo Petro, lo cierto es que el descontento es tan grande que ni él hubiera podido motivar las manifestaciones que hemos visto. Sin embargo, lo que más me llamó la atención fue el derribamiento de la estatua del fundador de Santiago de Cali, Sebastián de Belalcázar, por parte de comunidades indígenas.
A prima facie, podríamos decir que están vandalizando la inmóvil estatuita del honorable fundador, pero si escudriñamos vemos que hay un simbolismo más grande, al que los mestizos, ridículamente autodenominados "blancos", parecen escapar. La estatua refleja la unión de los extranjeros y de la clase dirigente colombiana, que trabajan mancomunadamente para saquear el país. Además, los extranjeros se llevan casi todo y le dejan a esta —como la llamaba Eduardo Galeano—oligarquía servil una limosnita; limosnita a la cual el colombiano de a pie no tiene el más ínfimo derecho. Eso representa esa estatua, el yugo de la oligarquía colombiana, a la cual no le interesan los empresarios emergentes, ni los derechos civiles, ni nada, solo regalar el país al mejor postor, sea un canadiense petrolero o un español con una espada al oeste de Cali.