Gustavo Petro estudió economía en el externado sin quitarle nunca el ojo a su gente en Zipaquirá, donde creció. En el colegio La Salle de ese municipio había terminado el bachillerato con honores en 1.976. También fue el lugar donde iniciaron sus inquietudes sociales y donde dio los primeros pasos hacia una militancia política de izquierda con el dirigente Everth Bustamente como mentor, según cuenta el exsenador del Centro Democrático en una entrevista para Las2Orillas.
Sin cartón de profesional en la mano fue nombrado personero por el consejo municipal, el movimiento del general Rojas Pinilla, cuya elección fallida provocó en 1.970 el nacimiento de la guerrilla del M-19 que marcó la vida de Gustavo Petro, a la que se vinculó de manera clandestina cuando tenía 18 años, haciendo tareas sencillas como llenar el pueblo de propaganda insurgente.
Foto: Leonel Cordero
Su paso por la Personería, que duró dos años, le sirvió para entrar aun más en contacto con las problemáticas de la gente más humilde y asumir un rol activo en defensa de los derechos de los más necesitados, que según lo cuentan quienes lo conocieron por aquellos años, era una de sus mayores preocupaciones. El fundar un barrio fue una idea que a Gustavo Petro se le atravesó cuando en su oficina de personero empezó a recibir denuncias y cartas y peticiones de familias pobres.
Como personero programó reuniones con las familias humildes en las que empezó a comprometerse con ayuda. Entendió que la necesidad de la gran masa era un techo propio donde meter la cabeza que les quitara de encima el sufrimiento mensual de pagar arriendo.
Foto: Leonel Cordero
El personero lideró la toma de unas tierras que le pertenecían al municipio y a la iglesia puestas en la ladera de una de las montañas del municipio. En un principio eran al menos 50 familias, muchas de ellas madres solteras, que se unieron a Gustavo Petro para quedarse con uno de los lotes, por el que tenían que pagarle al municipio 25 mil pesos y levantar como pudieran sus propias casas.
Una de las fundadoras del barrio fue Martha Luz Medina. Ella cuenta que Gustavo Petro llegaba todos los días al sector, que bautizaron como barrio Bolívar 83 y que con pica y pala ayudó a dividir los lotes y a levantar más de una de las primeras casas. Fue un barrio que se convirtió en fortín de Petro, que lo lanzó como héroe para los pobres de Zipaquirá, que un año más tarde, en 1.984, terminaron dándole su primer cargo de elección popular como concejal, incitado y respaldado en silencio por el M-19, que para esa época ya tenía la gran mayoría de sus líderes, como Carlos Pizarro, Antonio Navarro Wolf y Everth Bustamente, escondidos entre montañas de Colombia.
Foto: Leonel Cordero
Dos años después de inaugurado el barrio y uno de posesionado como concejal, en los entornos políticos de Zipaquirá empezó a sonar el corrillo de que Gustavo Petro hacía de la guerrilla. El voz a voz corrió por todos los rincones. Petro se escondió en el único lugar donde por aquellos años se sentía seguro, el barrio que fundó, donde era un dios para el centenar de familias que ya habían llenado la montaña.
El golpe más duro para la gente del barrio y para el mismo concejal Petro llegó el 24 de octubre de 1.984. Un comando del Ejército, armado hasta los dientes, entró de improvisto al Bolívar 83 y se capturaron al concejal Gustavo Petro, a Luis Alberto López y a Héctor Alirio Borbón, todos acusados de estar vinculados con el M-19.
Foto: Leonel Cordero
A Petro lo encontraron escondido en la casa de la fundadora Ana Sofía Murcia. En aquella casa había un revolver y 50 balas. El concejal fue sacado de su barrio con una capucha en la cabeza para evitar la insurrección de los vecinos. Fue apresado durante dos años por porte ilegal de armas y conspiración. Ese 24 de octubre fue el último día en que se le vio a Gustavo Petro andar libre y tranquilo en aquel barrio donde aún, 37 años después, sigue siendo un héroe del que dicen les dio casa a los pobres más pobres de Zipaquirá.