El 7 de noviembre, Breiner Perea se encontraba jugando canicas con sus amigos a las afueras de su casa en el barrio Llano Verde de Cali, cuando de repente cayó al suelo. Una bala que iba hacia uno de los muchachos que se encontraba a su lado, le cegó la vida. Los vecinos comentaron que Breiner era un chico que caminaba tranquilo por Llano Verde y que en sus tardes libres, después del colegio, acompañaba a los muchachos de la Legión. Sin embargo, la intolerancia de las pandillas del barrio lo convirtieron en otro de los adolescentes inocentes abatidos por error.
El asesinato de este muchacho de quince años acabó con la paciencia de más de mil quinientas personas de Llano Verde, quienes el pasado 13 de noviembre, junto a la Legión del Afecto, marcharon en contra de la muerte criminal, como la de él, la de Ana Victoria, una niña de tres años que también perdió la vida por una bala perdida en abril del 2015 y la del cruce de disparos al interior del barrio que han dejado a tres muchachos en silla de ruedas.
La marcha se organizó como un grito de esperanza, en silencio, con el golpe suave del tambor, alzando banderas blancas. Los vecinos llevaron pancartas con fotografías de seres queridos muertos en situaciones similares, mientras algunas mujeres llevaban velo negro en símbolo de luto. Además, como símbolo de rechazo a la muerte criminal, los caminantes cargaban un ataúd de cartón.
Desde las casas, la gente que se solidarizó con el rechazo a estas muertes, también alzó los banderines blancos que hicieron los legionarios. Al final del recorrido, se hizo un ritual sobre el duelo, la paz y se invocó a Dios a través de oraciones: hubo velas, hubo fuego y se cerró el homenaje con el canto de los alabaos.