Jaqueline Moreno solo tenía cabello rojo, entusiasmo y una amiga cuando llegó en 1999 al barrio Bella Flor y San José de los Sauces en Ciudad Bolívar a poner su bandera: el Banco del Trueque.
Ese mismo año, amplió el negocio y abrió otras dos sucursales en Usme. En 2005, alcanzaron a abrir una sucursal en Urabá y otra en Quibdó, pero no prosperaron. Ahora está en toda Colombia de manera virtual. Posteriormente, en 2008, recibió una de las distinciones más importantes del país, el Premio Mujer Cafam.
Veintitrés años después de su creación, el Banco del Trueque sigue siendo la solución para los que no tienen nada. Aquí, los pequeños o grandes sueños se hacen realidad.
Por ejemplo, si una persona no ha conocido el mar, si tiene ganas de hacer una carrera en la universidad, si necesita dejar a los hijos con alguien porque tiene que trabajar, pero no puede pagar una niñera; si desea hacer un curso de repostería, de panadería, de corte y confección y validarlo en el Sena, o incluso, si necesita una silla para sentarse frente a un computador, este es el lugar.
Los cursos tienen una extensión entre 40 y 120 horas y 35 mujeres han conseguido su certificado gracias al Banco del Trueque.
En la localidad de Arrayanes en Usme, vimos cómo veinte personas hacen trueque y lo que quieren conseguir, lo pagan trabajando para la comunidad. Una de las innovaciones del Banco del Trueque es la Banca Móvil.
Estas fueron nuestras impresiones sobre la sede que visitamos para conocer una propuesta innovadora en el país como el Banco de Trueque que promueve uno de los grandes sentimientos humanos: la empatía.