Han salido a decir los negociadores sindicales, representados por la CUT que han logrado un histórico aumento salarial, afirmacion respaldada por el presidente Petro. Pero observado los aumentos de años anteriores, y especialmente los últimos de duque, el porcentaje de aumento fue similar, es decir uno algo, que sumada a la alta inflación causada, lógicamente sería más el porcentaje mayor que los años anteriores, luego el aumento es histórico por un factor de crisis de la economía, la alta inflación, más no por ser producto de la generosidad que se esperaba del gobierno del cambio.
Pero al margen de este punto que es el más esperado en una negociación sindical, se pasa por alto la grave crisis que atraviesa el movimiento sindical. Son nueve confederaciones, siete federaciones, más de 1000 negociadores para más de 1400 puntos que hacen parte de los pliegos de peticiones, es decir centenares de memoriales de agravios, que expresarían que los empleados públicos del estado pasan por una gran crisis en sus condiciones de trabajo. De otra parte tal atomizacion de organizaciones sindicales apenas si llegan al diez por ciento de cobertura de los 1.300.000 funcionarios públicos del estado.
En ese escenario son más de 1000 discursos diarios, al estilo de plaza pública, donde se enfrentan los actores sindicales, unos con otros,más que con la contraparte, que es el gobierno, y donde se debate el cielo y la tierra sin ninguna eficacia, porque los problemas estructurales de la función pública son omitidos, como el clientelismo, y la corrupción donde las organizaciones sindicales son las llamadas a generar el cambio de estas patologías del estado.
Sindicatos, llámense centrales obreras, que han sido funcionales a todos los gobiernos de turno y poleas de transmisión de partidos políticos de izquierda.
Por el momento parece que este gobierno no esta interesado en intervenir en esta grave crisis para fortalecer y legitimar el sindicalismo estatal como actor protagonico de una democracia en el entendido que su ministra y viceministro nacen de esas toldas del sindicalismo tradicional. Y no hay en el seno de este movimiento sindical grandes liderazgos que empujen los cambios.