No hay duda, se cumplieron los pronósticos, la cocaína colombiana está en manos de la mafia mexicana, escenario que fue objeto de análisis desde la caída de los grandes carteles de la droga en los 90, que tomó fuerza luego de la extradición el 13 de mayo de 2008 de los 14 cabecillas de las autodefensas, y ahora, cuando el Clan del Golfo, las disidencias de las Farc, la nueva Marquetalia y el ELN, son los únicos y principales aliados para proveerlos de la cocaína que se produce en Colombia.
Así lo evidencian las autoridades antidrogas al reportar cifras récord en las incautaciones de cocaína que involucran estructuras del narcotráfico mexicanas para el año 2021. De las 1.600 toneladas anuales que producen Colombia y Perú, 250 fueron decomisadas en Centroamérica durante el año de pandemia, alcanzando números sin precedentes: Costa Rica 70 t, Honduras 24 t, Guatemala 13 t, El Salvador 11 t y Nicaragua 4 t ; Colombia por su lado, continúa superando año tras año las cantidades de cocaína aprehendidas, que para el 2021 alcanzó 650 toneladas, significando un incremento del 30 % en comparación con 2020.
La peligrosa influencia en territorio colombiano de la mafia mexicana, se reafirma con la reciente captura de Brian Donaciano Olguín Berdugo alias Pitt en el barrio Ciudad Jardín de Cali, considerado por la DEA una de las cabezas del cartel de Sinaloa y quien fuera mano derecha del Chapo Guzmán. Alias Pitt, operaba en Colombia bajo órdenes de alias el Mayo Zambada de 74 años, legendario y prófugo capo mexicano, reconocido por su bajo perfil, visión de negocios y habilidad para construir alianzas transnacionales para el tráfico de drogas. La inteligencia y los operativos desarrollados por las autoridades, confirman además la presencia en Colombia de los carteles mexicanos Jalisco Nueva Generación y Los Zetas, las mismas que sembraron una atmósfera de terror en México, a través de casas de pique y amedrentando a enemigos y delatores, con cuerpos desmembrados abandonados en las puertas de sus propiedades. Recordemos que en 2017 fue hallado en el parque Lleras de Medellín y dentro de una maleta, el cadáver desintegrado de un mexicano vinculado con el narcotráfico y al parecer integrante de una de estas organizaciones criminales.
Colombia está a tiempo de contrarrestar la extrapolación de una nueva era de violencia y terror por cuenta de la cada vez mayor injerencia de las mafias mexicanas. Ya lo había advertido en 2017 el ex fiscal general de la Nación, Dr. Néstor Humberto Martínez Neira, sobre la presencia de los narcos mexicanos en 10 departamentos, el envío de ingenieros, químicos y agrónomos desde México a las zonas de cultivos y laboratorios para potenciar y asegurar la calidad del procesamiento del acaloide. En la misma época Migración Colombia alertó del incremento en un 30% de la llegada de ciudadanos mexicanos a Colombia, y la Fiscalía reportaba 103 investigaciones que vinculaban a nacionales mexicanos por narcotráfico, cinco de los cuales fueron capturados el 2 de diciembre de 2016 en el municipio de Sibaté con 2 toneladas de cocaína listas para ser exportadas en boyas de atraque para buques cargueros.
Colombia, México, Estados Unidos, los países Centroamericanos y Europa, deben activar el bloque más efectivo para contener la grave amenaza que representa la expansión inusitada de las mafias mexicanas hacia los mercados ilegales más atractivos y poderosos del mundo. Y entre las medidas, no solo es necesario perseverar para reactivar las fumigaciones sobre las plantaciones de hoja de coca en Colombia y Perú, sino también, hacer efectiva la medida anunciada para bombardear y destruir los laboratorios a través de sistemas satelitales de geolocalización, aumentar las fuerzas de tareas multilaterales para regresar a las grandes operaciones de interdicción marítima y aérea en el Pacífico, el Caribe y el Atlántico, incluyendo a Ecuador, Perú y Chile que vienen registrando síntomas preocupantes ante la emergencia de mafias en las costas del pacífico suramericano.
Es hora además, de poner coto a los regímenes parias que se financian del narcotráfico, cohabitan con las organizaciones terroristas, y que como Venezuela, son el mayor obstáculo de los esfuerzos multilaterales para acabar con el fenómeno. Sus costas marítimas en el Caribe y el Atlántico, su espacio aéreo y sus fronteras terrestres deben ser intervenidas y bloqueadas para interrumpir la exportación de cocaína y perseguir las poderosas mafias mexicanas, rusas, italianas, albanesas y asiáticas que han convertido a Venezuela en centro de operaciones del narcotráfico.
La región de Machiques en el Perijá venezolano, está bajo control de la nueva Marquetalia en cabeza de alias Iván Márquez y del Cartel de Sinaloa; y el Estado de Apure sobre la frontera con Arauca, bajo el dominio de las disidencias de Iván Mordisco y Gentil Duarte aliados con Los Zetas y Jalisco Nueva Generación; estas, son zonas de acopio y corredores de la cocaína que sale al mundo. Por ejemplo, en el triángulo norte de Centroamérica, conformado por Guatemala, Salvador y Honduras, las autoridades detectan e inmovilizan cada día, entre 5 y 10 aeronaves y lanchas rápidas cargadas con estupefacientes, todas ellas procedentes de Venezuela.
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Los carteles mexicanos han adquirido en Medellín, Cartagena y Cali, lujosas propiedades, entre oficinas, residencias, aeronaves y fincas de descanso que les facilita confort y relativa seguridad
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Los carteles mexicanos han adquirido en Medellín, Cartagena y Cali, lujosas propiedades, entre oficinas, residencias, aeronaves y fincas de descanso que les facilita confort y relativa seguridad para el control del negocio de la cocaína. Desde estas ciudades se desplazan con robustos esquemas de seguridad, en vuelos charter o por carretera hacia la periferia de las zonas cocaleras en el Bajo Cauca Antioqueño y Cordobés, el Catatumbo, Arauca, Meta y Guaviare, y sobre el pacífico colombiano. Así funcionaba Brian Donaciano Olguín, alias Pitt para el Cartel de Sinaloa, quien a sus 39 años era hasta ahora, en su tierra natal, Culiacán(Sinaloa), un aparente empresario, propietario de una reconocida cadena de supermercados, pero investigado bajo estricta reserva desde 2017 por la DEA, vinculado por traficar 300 kilos de cocaína a Estados Unidos.
Las mafias mexicanas deben ser notificadas, de que en Colombia solo les espera, una captura con fines de extradición, o caer abatidos en sus guaridas, o en las selvas colombianas tras el intento por conquistar la ruta sangrienta de la cocaína.
LPNSN: Cumplidos 20 años del secuestro y posterior ajusticiamiento de los 11 diputados de la Asamblea del Valle del Cauca por parte de las Farc; los victimarios en absoluta impunidad y las víctimas en el completo olvido.