En México poco se habla del Cartel de los Zeta. Aunque el gobierno azteca todavía lo considera un grupo delincuencial activo que cabe en la lista de 37 carteles que compiten por el narcotráfico en ese país, para muchos Los Zeta fueron derrotados hace mucho tiempo.
Y es que la historia de los Zetas no fue muy duradera, pero el legado que dejaron los puso en la historia como uno de los grupos criminales más violentos y sanguinarios que se hayan conocido. Fue creado a finales de los años noventa, tras una alianza entre soldados desertores del ejército mexicano y de la policía federal. Según informes oficiales, investigaciones periodísticas y académicas proponen que en su formación participaron 14 ex militares, a quienes llamaron el "grupo de los 14" o los Zetas primera generación. Progresivamente se fueron sumando más elementos hasta llegar a 67.
El pasado militar de varios de sus líderes fue comprobado. En 2003 la Procuraduría General de México tenía ubicados a los 31 integrantes fundadores, de los cuales cinco habían alcanzado en el Ejército el grado de teniente, cuatro de subteniente, tres de sargento, y tres de cabo, mientras que el resto no habían pasado de ser soldados rasos.
Los Zeta perfeccionaron las tácticas de la propagación del terror civil. Entre más salvajismo, más miedo entre la población, más sometimiento de las autoridades y más silencio en los medios. Ellos fueron los primeros en recurrir a métodos como la decapitación, el desmembramiento de cuerpos o el "guisaso", que consistía en disolver los cadáveres en ácido o derretirlos en contenedores de aceite. Pero su sello característico siempre ha sido la marcación de cadáveres con mensajes de terror e intimidación.
Dentro de su prontuario criminal, los Zeta son autores de tres de las más grandes masacres en la historia de Mexico: el asesinato de 72 migrantes en Tamaulipas (2010), la desaparición masiva de personas en la comunidad de Allende (2011), y la masacre de inocentes en el Casino Royale (2011).
Entre el 22 y 23 de agosto de 2010, un camión que transportaba 72 migrantes latinoamericanos -con rumbo a EEUU- fue detenido en la comunidad de San Fernando, en Tamaulipas, por un grupo de Los Zetas. Todos fueron asesinados.
Foto: Vía Twitter
Para finales del año 2016, los 14 fundadores de los Zeta estaban muertos o tras las rejas y desde entonces los Zeta empezaron a ser un fantasma tanto en México como en Colombia.
"¡Ya se los cargó la verga!" fue lo que se escuchó instantes previos a que iniciara la masacre en un Casino de Monterrey en la que fueron asesinados 52 personas en la tarde del 25 de agosto del 2011.
Hoy son muchos los medios de comunicación que hablan de registros oficiales que dan cuenta de un aumento en presencia de 4 carteles mexicanos en Colombia: el Cártel de Sinaloa, el Jalisco Nueva Generación (CJNG), los Zetas y los Beltrán Leyva. Aquí habrían llegado desde el 2014 para hacer alianzas en la cadena de siembra, recolección y procesamiento de hoja de coca para luego almacenar la cocaína y distribuirla para México y Estados Unidos. Miembros de los grupos delictivos habrían viajado a tierra colombianas haciéndose pasar por turistas, trabajadores o estudiantes. Una vez en aquel país se dirigirían a las zonas de cultivos ilegales para negociar en persona la compra de cargamentos y el control de las cadenas de valor del negocio de cocaína. Para el año 2018, se calcula que estaban sacando 500 toneladas anuales de la droga por el Pacífico colombiano.
No obstante, una investigación en terreno de la Defensoría del Pueblo, que dio sus primeros pasos hace tres años, asegura que los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación trasladaron su rivalidad a al menos 5 departamentos colombianos.
Y es que los carteles mexicanos llegaron queriendo cambiar las dinámicas de producción y de comercialización de la cocaína. Ahora, son ellos mismos los que aseguran el proceso de cristalización en laboratorios independientes. Lo hacen para garantizar la calidad y la cantidad del producto. Incluso, hay indicios de que se llevan la base a Centroamérica y allá terminan el proceso a su gusto, con técnicos colombianos que contratan para que les monten sus propios laboratorios. Y le compran al crimen local la seguridad y el transporte final de la droga de Colombia a Centroamérica.
“Los carteles mexicanos ya empezaron a adquirir plantaciones de coca en Colombia. Hemos capturado a agrónomos e ingenieros de ese país que están mejorando en laboratorios la productividad de la planta y cada vez es mayor el número de ciudadanos de esa nacionalidad que participan en actos delictivos: va más de un centenar”, dijo en el 2019 el fiscal general Néstor Humberto Martínez.
El departamento del Cauca fue el principal destino de los Zeta, aunque son pocos los testimonios que respalden tal afirmación. La gente tiene miedo de decir que hay rezagos de este cartel detrás de muchas amenazas, desplazamientos y agresiones a DDHH humanos en el norte del Cauca y parte del Valle. Aprovechando las dificultades y retos de Colombia en los últimos años, muchos carteles han fundado células locales impulsadas no solo por el narcotráfico, sino también por otras economías como la minería ilegal. Son varias las cuentas en redes sociales que evidencian las actividades de los carteles en Colombia.
Instagram, la gran vitrina de los carteles mexicanos que operan en Colombia
