Blanca Rueda conocía la debilidad de su ex esposo Jhonny: las mujeres. Por eso, para armar la trama que terminó con su asesinato creó un perfil falso de Facebook llamado Sofi Bogotá con el que lo enamoró durante un mes y le puso la cita mortal. David Orjuela, su hijo, estaba al tanto de todo. Ambos querían ser los únicos herederos de un emporio que produce $100.000 millones anuales.
Dos semanas antes de su muerte Jhonny Alonso Orjuela Pardo les contó a sus primos que estaba preocupado. Una de las dos armas que tenía en la casa, la calibre 38, había desaparecido del escondite donde la mantenía. Para él no había otro sospechoso que su hijo, David.
Los primos pasaron por alto lo que dijo Orjuela, dueño de Surtifruver, hasta que el 20 de octubre del 2016, mientras iba a encontrarse con una mujer que sólo era una invención creada en Facebook, una carnada puesta por su esposa Bertha Cecilia Rueda Bossa y su socio Mauricio Parra Rodríguez, en plena autopista norte con calle 178, dos sicarios le dispararon. Sus primos inmediatamente le contaron a la Fiscalía lo que había dicho sobre David. Desde entonces el joven se encuentra en fuga. Dos años después la línea de investigación del ente acusador es concluyente: David Orjuela fue quien accionó el arma con el que murió el comerciante.
El 28 de noviembre pasado, un día después de que fue detenida Bertha Cecilia Rueda Bossa frente al jardín infantil en Chía donde fue a recoger a su nieta, la policía le montaba un cerco a David. El joven logró fugarse y desde entonces no se sabe nada de él.
Con la detención de su socio Parra en marzo del 2017 en el aeropuerto El Dorado empezó a desmoronarse el castillo de naipes sobre el que habían construido su asesinato. En la investigación habían encontrado varias coincidencias entre las celdas del celular de “Sofi Bogotá”, el perfil falso con el que sedujeron a Orjuela, con las de Parra. Después él lo confesaría todo: junto con su amante, Bertha Cecilia Rueda, habían creado una cuenta falsa de Facebook que le serviría de carnada en el plan que ella misma había ideado para matarlo. A los sicarios le pagaron $20 millones y esperaban pacientemente, creyendo que todos los hilos encajaban en la historia a que se hiciera el traspado de los bienes a nombre de Rueda.
Estaban convencidos de que los $100.000 millones de ganancia anuales serían para ellos pero nada de esto sucedió. Bertha Cecilia además quería venganza. Por eso se enredó sentimentalmente con Parra, un presunto testaferro de la columna Daniel Aldana de las Farc, quien había sido condenado a finales de los 90 a 16 años de prisión por conducir un camión atestado de coca que salía de la Zona de distención de San Vicente del Caguan. Parra había empezado con Orjuela un negocio de Arándonos que al final resultó un fraude. El dueño de Surtifruver, resentido, había amenazado con denunciar sus vínculos con las Farc. Bertha le contó sus planes a su amante: “ De diciembre no pasa, o va a una cárcel o muerto, pero él no me va a ganar”. Entonces idearon un plan para acabarlo.
La Fiscalía aún no sabe que tipo de arreglo tenía David con su madrastra y con Parra. Lo único cierto es que la ambición en torno a una fortuna que Jhonny Alonso Orjuela Pardo empezó a forjar a los 14 años, en un rinconcito que le dio en el micromercado que tenía su tío Parmenio en Chía, se desbordó hasta el punto que su esposa, y su propio hijo, se habría unido para matarlo.
