En Caicedonia poco o casi nada se habla de arte o de los artistas que emergen, de quienes van haciendo camino buscando su propia manera de contar el mundo y las experiencias que les ha tocado en suerte vivir.
Pero en la Centinela del Valle hay talento y talentosos que, sin aspavientos, casi sin apoyo de las pocas entidades culturales que hay, se abren paso en una ciudad trepada arriba en la cordillera central y de la que se conoce de oídas que es una de las regiones que produce uno de los mejores cafés de Colombia.
De allí son importantes músicos, algunos escritores, artistas plásticos, cantantes, periodistas, fotógrafos, y deportistas, que han ido dejando en alto el nombre de una ciudad que a veces no sabe, ni celebra sus logros.
Allá vive Daniela García, quien nació en Armenia, la capital del Quindío, pero ha residido desde muy chica en Caicedonia.
Estudio la primaria en la Escuela Parroquia de la Centinela del Valle; bachillerato en el Colegio Heraclio Uribe Uribe de Sevilla y en la actualidad estudia Artes Plásticas en la ciudad de Cali, luego de intentar convertirse en una ingeniera mecánica. Sus primeros contactos con el arte los tuvo en su ciudad natal participando en algunos talleres de pintura que allí se daban.
Dice ser “una persona intuitiva, introspectiva, alegre y apasionada por el dibujo y la exploración”. Le gusta leer sobre historia del continente y de nuestro país para entender, como el arte colombiano y latinoamericano, se ha nutrido de todos los sucesos históricos que han ido marcando una identidad propia frente a otras corrientes artísticas.
Cuando llegó a Bellas Artes descubrió el contraste que había entre la idea que tenía del arte y lo que realmente era. En el arte ha encontrado su camino y asegura que es lo que realmente le apasiona.
Sus padres, Elizabeth Mesa Merchán y Luis Amado García López, una funcionaria publica y un docente de español y literatura, han cultivado siempre el amor a las expresiones artísticas y ella misma ha probado con la danza; la música y finalmente la pintura, por la que se ha decidido.
“Mi padre siempre me ha compartido su pasión por la música, el teatro y la escritura. Gracias a él, cuando tenía 6 años, participé en Paraíso, una película realizada en Caicedonia, escrita por mi padre. Mi madre siempre ha sido amante del dibujo y me compraba muchos colores y lápices para que dibujara; luego me inscribió a los cursos de pintura en la Casa de la cultura cuando tenía 8 años”, rememora Daniela.
Sus padres han estado presentes en el proceso de su formación como artista inculcando en ella el amor por las artes y permitiéndole y animándola a explorar en varios espacios del arte hasta que encontró en las artes plásticas su punto de interés.
“En mi vida también han estado muy presentes mis abuelos María Orfilia Merchán y Manuel Guillermo Mesa, quienes acompañaron mi infancia y han ayudado a construir la persona que soy hoy. Mi familia siempre ha sido caficultora, muy arraigada al campo y a las tradiciones culturales de nuestra tierra Caicedonita”, dice con orgullo Daniela.
Usa como nombre artístico el de “Daniela Mesa”, porque: “Siempre me han reconocido como Daniela García y suelen ignorar el apellido de mi madre. Así que decidí colocar el apellido de mi madre como firma en mi obra”
Sobre el aporte de las entidades cultural de Caicedonia a su quehacer de artista dice: “Actualmente no he recibido apoyo de las entidades culturales, pero espero tenerlo en los proyectos que quiero plantear para Caicedonia” señala optimista. Agrega: “Desde mi infancia asistí a varios talleres en la casa de la cultura: coro y piano, dictados por Juan Carlos Quiroz y la Universidad del Valle sede Caicedonia, con Julio Cesar Gómez. Estas actividades artísticas fueron formando mi amor y pasión por el arte”.
¿Cómo ve Daniela, el ambiente cultural en la Centinela del Valle?
“Es un ambiente muy enfocado a la música y está dejando atrás las otras artes. El teatro y las artes plásticas, por ejemplo. Algo que me gusta en Caicedonia es que se fomenta y la música, pero está excluyendo a las personas que viven de la pintura, y el teatro y otras manifestaciones”.
Sobre quienes trabajan en actividades artísticas y culturales en Caicedonia y los espacios que hay para que se conozca su quehacer cuenta: “En Caicedonia se tiene el Taiquenaju, el Festival del Bolero y el Festival de Música Religiosa; estos espacios ayudan a visibilizar los artistas caicedonitas, pero desde la música”.
Respecto a lo que hace falta en lo cultural en Caicedonia Daniela dice: “Faltan espacios que visibilicen el teatro y las personas que pintan, dibujan, hacen escultura y trabajan con literatura. Falta fomentar mucho más los espacios de arte. A mí personalmente, me interesa generar más circulación artística en Caicedonia, mostrado el arte de nuestros creadores caicedonitas”.
Quisimos saber más de su oficio, de su arte de sus sueños.
¿Cómo descubre el arte como forma de expresión?
"Desde niña me ha fascinado crear y construir, siempre he tenido un espíritu muy inquisitivo. Para mí la creación y la exploración son fundamentales para el desarrollo del pensamiento crítico. Desde pequeña he hecho manualidades usando la plastilina, el papel, la pintura y los colores".
"En 2017 me presenté en la Universidad de Caldas para estudiar Ingeniería Mecánica, siguiendo el sueño de crear para el mundo, y no fui aceptada. Sin embargo, la vida da muchas vueltas y, finalmente, a los 17 años ingresé a estudiar Artes Plásticas en Bellas Artes de Cali y allí fue donde descubrí la infinidad de posibilidades que me da el arte para forjar los sueños y mi cotidianidad".
¿Cuál, inicialmente, es la expresión artística que usa para narrar el mundo que le rodea?
“Yo trabajo con la idea de la pintura y el dibujo expandido*, no me gusta la idea de lo perfectamente construido. Mis intereses parten desde los conceptos de la línea y el punto en el dibujo —concepto trabajado por Kandinsky— y como por medio de ellos se puede dar una deconstrucción del mismo dibujo llevándolo a una expansión, desde la materialidad hasta la misma estructura de su construcción".
"Al día de hoy tengo una línea de trabajo marcada por los conceptos de memoria y archivo, complementados con el uso de pigmentos: tierra, café, ceniza, entre otros, que potencializan la imagen".
¿Qué fue lo primero que realizó y que usted pudo notar que había gustado a quienes vieron su trabajo?
“En mi proceso de hacer he pasado por muchas exploraciones: la primera fue un trabajo que realicé con la tierra como material. Hice escultura, instalación e invado el espacio, pero siempre me había quedado la intriga de usarla para pintar. En el taller de dibujo dictado por la maestra Angélica Mercedes Castro decidí hacer la exploración usando la tierra como un pigmento y el archivo familiar teniendo como finalidad la obra Trashumante. Fue esta la obra que me abrió las puertas al trabajo investigativo que llevo hasta el día de hoy”.
¿Qué le decidió por el arte como forma de pronunciarse ante el mundo?
“Para mí el arte es un medio de expresión muy potente, un medio que nos ayuda a enunciar lo que no podemos decir. Muchos artistas nos expresamos mejor por medio del arte que con las palabras, porque hay cosas que son tan grandes y sinceras que no se pueden expresar. El arte es la voz del corazón”.
“El arte es muy versátil porque por medio de él se pueden fabricar sueños, pero también genera cuestionamientos e inquietudes. Uno de los referentes que me ha llevado a trabajar una línea de investigación política y de mi entorno ha sido Débora Arango, su historia y su obra han sido fuerte inspiración para mí, como mujer y artista en el país”.
¿En qué momento de su proyección como artista está actualmente? ¿Dónde se está formando y que espera a futuro en lo que tiene que ver con su formación?
“Actualmente estoy cursando el octavo semestre y a portas de iniciar mi trabajo de grado. Soy considerada artista emergente. Tengo una página de divulgación de arte con mi amigo y compañero de universidad Alejandro Escobar, llamada Perfiles de la Plástica (@plastica_perfiles), en la que nuestros intereses van desde la crítica de arte, la curaduría y generar espacios de exposición diferentes a los tradicionales: museo, galería o el mismo bellas artes”.
“Como colectivo ya realizamos una exposición virtual Reflejos de lo cotidiano, donde se hace una curaduría frente a la cotidianidad del artista en medio de la pandemia y el jueves 22 inauguramos nuestra primera exposición presencial 13 relatos distópicos, junto al maestro Anthony Echeverry, en el centro comercial Acuarela”.
¿Qué exposiciones ha hecho hasta hoy?, ¿dónde?
“He tenido varias exposiciones que son proyectos de la universidad, y abiertas al público han sido Reconfigurar – reconfiguraciones, 2019 en la Galería de Bellas Artes con la obra Espectros de la memoria, que es una instalación de 15 dibujos elaborados con tierra y tinta”.
“Reflejo de lo cotidiano, 2020, fue organizada por Perfiles de la Plástica. Fue una exposición virtual donde participé con la obra El olvido que seremos, son 4 dibujos elaborados en ceniza y fragmentos de cartas. Esta obra también está actualmente en la exposición 13 relatos distópicos, 2021 en el centro comercial Acuarela en la ciudad de Cali”.
“Entrar a la casa es salir de la ciudad, 2020 en el Espacio Caldas donde expuse No te olvido, son 6 cajas de memoria que contienen relatos escritos en tinta de café y dibujos hechos en ceniza y tinta de café”.
¿Qué considera que predomina hoy en el mundo del arte?, ¿el comercio o el talento?
“Esta pregunta es muy interesante y controversial, siempre se ha marcado una frontera en la comercialización del arte; la famosa discusión entre lo que es arte y un oficio. Como artista emergente claramente uno se ve enredado y confrontado frente a estas discusiones tan constantes en el medio artístico, pero yo pienso que el artista debe vivir de su obra, ya no se puede tener un pensamiento tan romántico sobre el comercio del arte”.
“El comercio del arte se mueve de muchas maneras y es una decisión del artista en cuál quiere estar y a cuál quiere llegar. Yo me inicié vendiendo cuadros por encargo ahora tengo la oportunidad de vender a un público coleccionista de obra, hay ferias de arte como Artbo o la Feria del Millón; espacios independientes como Galería Gris, Bis-Bis o el centro comercial Acuarela, donde se muestra y vende obra”.
“Frente al talento siento que ha cambiado la definición de la palabra, ahora lo que llama más la atención en el medio va en la conceptualización de la obra y la relación que hay entre concepto-materialidad y se deja en segundo plano la técnica; ahora cada trazo o pincelada tiene que significar y detonar al espectador emancipado”.
¿Si hay en las galerías aprecio por el arte como tal o solo ven las posibilidades comerciales de una artista?
“Las galerías van más ligadas al vender que al mostrar, ya que ellos tiene un porcentaje de la venta, entonces el arte se vuelve más selectivo respecto a lo que este en furor en el momento y lo que se mediatice de manera más fácil”.
“Muchas galerías se vuelven medios de censura del mismo artista, ya que obras políticas o con un fuerte contenido social son menos visibilizadas en comparación a las obras que toquen temas poco controversiales”.
Y el público: ¿se deja manipular por las ofertas comerciales o cada vez aprende más a valorar una obra por las calidades artísticas que contenga?
“El público es muy variable, se encuentran personas que compran por moda o porque algún medio institucional lo valide. Otras personas se dejan llevar por la intuición y la experiencia estética, esa conexión que encuentra con la obra; pero en el medio artístico el valor de la obra se da cuando el artista muere o cuando está amparado por un medio o vocero que valide su obra; un caso son los 6 artistas icónicos: Alejandro Obregón, Eduardo Ramírez Villamizar, Fernando Botero, Enrique Grau, Guillermo Widemman y Edgar Negret, quienes tuvieron el respaldo de Marta Traba, una de las críticas más importantes que tuvo el país”.
¿En qué consiste su trabajo como artista actualmente y cómo lo ubica?
“Mi trabajo aborda la memoria de diferentes maneras soportada en el archivo. Todas las reflexiones parten de mi entorno y mis vivencias para llevarlas al encuentro de experiencias en común con los demás”.
“La memoria es necesaria para las construcciones sociales, teniendo en cuenta que en Colombia no se dan clases de historia desde hace mucho tiempo y se ha sumergido en una amnesia gigante. Una de las frases que ha atravesado mi trabajo es “el que no conoce su historia está condenado a repetirla”, por ende mi trabajo va ligado a rescatar y recuperar la memoria de nuestro municipio y de mi país”.
“Cuando en 2019 el director del Centro Nacional de Memoria Histórica dijo ante la ONU que “el conflicto armado en Colombia no existió”, para mí, como artista e hija de un docente y nieta de campesinos que tuvieron que enfrentar los grupos armados que asediaron a Caicedonia en la época del 2004-2006, vivir escuchando la historia de la toma guerrillera en 1999 cuando mi madre tenía 7 meses de embarazo; fue una punzada enorme en el corazón y en la dignidad”.
“Parto mi investigación desde un interés muy puntual: ¿cómo se puede mostrar y rememorar este conflicto armado colombiano y Caicedonita? De esta pregunte surge Arcanus, una caja de memoria que almacena historias de mi familia, la historia de Nacianceno Orozco, cartas que narran la toma guerrillera contadas desde mi madre y Miguel Gualteros, fotografías y un filmbook donde contrasto imágenes del periódico El País con relatos cortos de Miguel Gualteros. Arcanus está pensada de una manera pedagógica y para estar en el espacio público con el fin de acercarlo a otro publico diferente al que habita los espacios expositivos”.
“Así, mi trabajo se ha ido perfilando por una línea política con la intención de no dejar borrar ni morir la memoria colombiana entre ellas se encuentra Espectros de la memoria, Sembrando Memoria y Flor del alma inmarcesible, pero también he tocado temas un poco más personales he introspectivos como lo es El olvido que seremos y Sin olvido”.
¿Para qué sirve el arte en una sociedad tan banal como la que hoy vivimos?
“El arte siempre ha estado para generar un cuestionamiento. A lo largo de la historia se ha marcado una ruptura del arte en el pensamiento de la sociedad, el cambio de paradigma que trae cada movimiento artístico”.
“Actualmente tenemos un arte muy político y mediático. Gracias a las redes sociales el artista generar propuestas visuales que llegan a un público diverso y de esta manera dejar su mensaje, así como lo hace el maestro Anthony Echeverry con lo Serruchos. Está el arte revolucionario que nos dejó el maestro Antonio Caro como Colombia escrita en el logo de Coca Cola y Marlboro, la obra Defienda su talento y la obra que pretende dar una crítica a las instituciones de arte, Aquí no cabe el arte”.
“Ahora el arte va muy a favor de lo que ocurre socialmente así las personas se sienten halagadas e inspiradas, ya los centros expositivos se han ido desplazando hacia lo virtual”.
Háblame de su trabajo: ¿formato, colores, técnica, etcétera?
“El formato que uso siempre no supera el pliego, 100 cm x 70 cm, pero cada trabajo lo saco en serie el más pequeño tiene 4 cuadros de 26 cm x 29 cm.
“La técnica es un mix entre pintura y dibujo usando pigmentos: tierra, ceniza, café, entre otros, y los mezclo con tinta o grafito, trabajo con el artefacto fabricando cajas de memoria que contienen algunos de mis dibujos en tamaño miniatura, cartas y fotografías. Ahora vengo trabajando el collage usando recortes de periódico, fotografías y plantas disecadas”.
“Mi trabajo, así como cambia de formato, imagen y soporte, así mismo cambia la gama de colores; en unos se puede ver una saturación del color de la tierra, en otros predomina el blanco. Estos cambios van de acuerdo a la intención que tienen cada uno y también al momento reflexivo en el que me encuentre”.
¿Cuáles son las motivaciones principales para realizar sus obras?
“Me motiva no dejar morir nuestra historia, rescatarla, construirla y contarla. Algo que me duele es que aquí las personas del poder quieren y creen que tiene el poder de reescribir la historia a su conveniencia e intereses. La historia es un conjunto construido a partir de las versiones y experiencias de una comunidad, pero nuestra memoria colectiva como país, como pueblo, como persona es algo que no se puede dejar perder”.
¿Qué sensaciones busca alentar en quienes se acercan a su trabajo?
“Yo pienso que el arte va a generar sensaciones muy variadas en el espectador, cada persona tiene una interpretación diferente para una imagen y eso está bien, esa es la universalidad del arte, cada persona interpreta gracias a sus experiencias. Como artista lo que más me interesa es que la imagen identifique al espectador con un hecho que ha sido común en nuestra historia y nuestro país”.
¿Qué proyectos tiene a mediano y largo plazo?
“Yo quiero hacer muchas cosas desde el arte. Con mi colectivo (Perfiles de la Plástica) estamos trabajando para generar espacios de circulación artística y la idea de poder montar una feria gráfica. Como artista quiero implementar un poco la pedagogía que nació con el fluxus en los 60, es una forma muy diferente de hacer y mostrar el arte, es una expresión más del espacio público que del cubo blanco”.
¿Un mensaje reflexión para los artistas que comienzan?
“El arte no es solo saber pintar o dibujar, el arte es disciplina, el arte nace en la cabeza y hay que tener mucha pasión en el corazón para hacer arte”.
Una frase que sea motivación para seguir adelante.
“Citando a Picasso: El arte es la mentira que nos permite comprender la verdad”.
* El dibujo expandido en el espacio es un método de expresión gráfica en el que se representan imágenes a través de los recursos característicos del dibujo, pero que tiene como particularidad el hallarse desplegado en las tres dimensiones del espacio. Se podría decir, por tanto, que la disciplina del dibujo y la escultura se encuentran íntimamente vinculadas. Como si se tratara de una escultura, el dibujo expandido en el espacio tiene tridimensionalidad, pudiendo ser visionado desde diferentes puntos de vista, dependiendo de la posición del espectador. El observador es un elemento a fundamental a considerar en el desarrollo del dibujo expandido, presentándose como un “juego óptico” construido por medio de recursos como la anamorfosis y la perspectiva. En el dibujo expandido el espectador interactúa con la obra (de la web).