El virus se empezó a incubar en las elecciones presidenciales de 1970 con el “fraude nunca resuelto” perpetrado por el Frente Nacional contra la Alianza Nacional Popular (ANAPO), ante el que el general Gustavo Rojas Pinilla inclinó la cerviz.
El fraude dio pie para la fundación del M-19, “movimiento sancocho”, como lo definiera su jefe, Jaime Bateman, que hizo la paz en 1990 y al año siguiente participó en la constituyente de 1991. Su apoyo permitió la entrada en la carta magna del modelo económico neoliberal, envuelto en un bonito papel regalo de normas garantistas.
Como todos sabemos, el actual presidente Petro hacia parte de esa facción y es portador de un virus que en la última campaña electoral se terminó de extender por todo el país, un virus con un genoma de populismo, cubierto con una capa de demagogia.
Son muchas las promesas hechas por Petro en campaña electoral y que resultaron falsas, pues hoy como presidente está haciendo lo contrario. Vamos a ilustrar solo un par, con fin de que el lector indague por su cuenta y saque sus propias colusiones.
Petro en campaña le dijo a Duque que “la compra de aviones en medio de una crisis como la que vivimos, es el máximo grado de irresponsabilidad de un gobernante”. Ahora, como presidente, defiende esta compra innecesaria de aviones, con el agravante de que hoy cuestan casi el doble.
También dijo: “En mi gobierno renegociaré los tratados de libre comercio TLC”. Hoy dice que solamente los va a revisar. Recordemos que los TLC, sobre todo el suscrito con Estados Unidos, tienen totalmente deficitaria la balanza comercial y han golpeado muy duro a los industriales de la ciudad y el campo y a los campesinos, ahondando la pobreza y la desigualdad.
¿Y qué decir de los helicópteros gringos en la Amazonia y de la base gringa de radar en Gorgona? Petro está aquí emulando la intentona fraguada por Uribe, cuando quiso meter siete bases militares gringas.
Prometió un cambio en las costumbres políticas y ahora está gobernando a punta de mermelada con los mismos con las mismas. La lista es larga, pero para la muestra nombremos a unos cuantos: Roy Barreras, Armando Benedetti, Alejandro Gaviria, César Gaviria, Juan Manuel Santos, Dilian Francisca y el clan Gnecco.
El Pacto Histórico pretende perpetuarse en el poder. Con el viejo estilo de tratar de cooptar las demás ramas del poder público y hacer una reforma política a su medida, que incluye la puerta giratoria entre el Congreso y el Ejecutivo, ha introducido un mico, o mejor un orangután, que dice por única vez “se podrá tener en cuenta el orden de elección, sin condicionamiento de género, del último periodo constitucional para la respectiva corporación”.
Con esta maniobra, “el pacto histórico contempla ganar 600 alcaldías y la mitad de las gobernaciones en el 2023”, según lo informó Alirio Uribe en un video del 29/11/22. Afortunadamente, el país cuenta con personas ya vacunadas, encabezadas por Jorge Enrique Robledo, el mejor senador en diez periodos consecutivos. Hoy, Robledo sigue en la brega, con más audiencia y seguidores que antes.
En Colombia habrá un verdadero cambio si la comunidad se inmuniza y no se vuelve a dejar engañar. Así tendrá las defensas necesarias para apoyarse en sus propios esfuerzos y priorizar un modelo económico que facilite la creación de riqueza en Colombia y no el saqueo, como hoy.