Acaba de empezar, según el calendario chino, el año del Gallo. Esa manera de marcar el tiempo en el oriente comparando los ciclos con varios animales resulta interesante, pues cada símbolo no solo influencia una determinada cantidad de años y a las personas que nacieron en ellos, sino que parece contaminar de su esencia todo a su alrededor.
Lejos estoy de saber de astrología, pero eso sí, me leo todos los horóscopos y me aplico los atributos que allí señalan por infantiles que sean. No me importa que me crean boba, caída del zarzo como decían antes, pero es muy divertido. Una especie de terapia barata.
Con el Año del Gallo no he podido dejar de hacer comparaciones, pues esta ave de corto vuelo tiene un ego enorme, colorido como su plumaje y bastante predecible. Debo reconocer que la mayoría de los gallos son bonitos, llamativos, pero nada más.
Por otro lado, los gallos son bastante torpes, por no decir bobos, obsesionados con el sexo (y hablo estrictamente de las aves) no pueden ver una gallina, por chiquita y fea que sea, sin que corran a perseguirla y cuando la alcanzan se le montan. Son muy mal polvo porque como dice la canción “echan su polvorete y se sacuden” en cuestión de segundos. Ah, y completamente infieles pues no se aman sino a sí mismos.
Otra característica de los gallos, y aclaro que los conozco mucho porque tengo varios en mi casita de campo, es su maldad. Les encanta pegarle a otros gallos, así sean jóvenes casi pollitos, no tienen el menor sentido de solidaridad y para rematar son temerosos, huyen al menor riesgo, sin ser capaces de enfrentar nada o defender a sus gallinas.
Como ven esas características hacen que el año del gallo no tenga buen pronóstico. Según mi interpretación astrológica y por analogía veterinaria, será un año de hombres presumidos, que cantan y cantan para llamar la atención, mientras se pavonean y buscan a quien atacar o a quien montársela.
Estarán estos hombres rodeados de mujeres sumisas,
esas que pueden ser abusadas a discreción,
pero que en todo caso reafirman su masculinidad y su poder
Estarán estos hombres rodeados de mujeres sumisas, esas que pueden ser abusadas a discreción, pero que en todo caso reafirman su masculinidad y su poder. A los gallos les encanta la pelea, de manera que tendremos un año lleno de conflictos, especialmente entre gallos poderosos y gallitos finos de menor calado, pero igualmente pretenciosos.
Y para rematar, por la falta de sesos, sus decisiones pondrán en riesgo el crecimiento económico y la estabilidad empresarial. Un gallo no planifica, sus decisiones obedecen a sus más inmediatos deseos, sin medir las consecuencias.
Así se muestren mucho y tengan ese plumaje, la verdad es que los gallos sirven para poca cosa, son muy duros para un buen sancocho y no ponen huevos, de manera que recomiendo tener pocos gallos y muchas gallinas, pero en este gallinero mundial la proporción como que está invertida y tal vez por eso el mundo corre serios riesgos manejado por tantos emplumados y brutos. Concluyo que debemos prepararnos para un mal año, en el que brillarán estas aves de corto vuelo para mal del gallinero y para beneficio exclusivo de ellos mismos.
No tengo idea si Donald Trump nació bajo el signo del gallo, pero está claro que su gobierno sí. De manera que atengámonos a las consecuencias y esperemos un mandatario que haga mucho ruido, que tenga muchos amoríos y case muchas peleas. Ojalá no le aparezca otro gallo como ese Putin que quiera hacer lo mismo y se enfrenten. Porque entonces este pobre planeta terminaría convertido en una gallera de pipiripao.
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