Prácticamente todos los frentes de la sociedad han sufrido. Esperar una recuperación en lo que resta de este resabiado año es pedir imposibles.
La economía, por ejemplo, ha sido tan golpeada o más como en una guerra mundial. Ningún experto en este campo se compromete en una reacción favorable en el corto plazo. Eso significa que el túnel sin luz se extenderá al menos un par de años más.
Y aquí lo más espeluznante es el desempleo. De acuerdo con cifras de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), este año se perderán 195 millones de puestos de trabajo. Es un panorama casi de locura.
La tecnología aceleró su expansión. Millones de personas que no tenían acceso o eran distantes, les tocó por obligación depender de todas estas herramientas, como Zoom y WhatsApp, que han permitido mantener la educación, muchos trabajos, la comunicación con familias separadas y hasta el entretenimiento.
La educación está golpeada. Este sector tan vital para cualquier sociedad no solo atraviesa un momento gris, sino que también se proyecta una afectación para toda una generación, pues millones de niños aún no cuentan con acceso a herramientas para el estudio virtual.
Los eventos deportivos también sufrieron. Ver estadios vacíos y el aplazamiento de grandes eventos como los Juegos Olímpicos son sin duda otra señal de que este 2020 marcará lo que venga en los próximos años.
El entretenimiento anda triste. Las salas de cine aún no abren y las alternativas planteadas aún no se aplican y circos, como el del Sol, ya se declaran en quiebra. La parrilla de programación de muchos canales ha desempolvado producciones de hace muchos años.
Este indomable coronavirus también cambió la política. Ver muchos congresos trabajar de forma virtual y advertir muchos pulsos de liderazgos sin duda tendrá secuelas sobre las próximas elecciones, pero este será objeto de un análisis más detallado. En Colombia el COVID-19 podría poner presidente.
En todo caso, no tengan la más mínima resistencia, este 2020 se apoderará e influirá en lo que venga de al menos los siguientes tres años. Lo que se viene es un destino sembrado de dudas.