En el Museo de Arte Moderno de Bogotá se presenta la exposición de su colección permanente que lleva el nombre: El arte de la desobediencia, que abarca desde 1965 cuando el museo funcionaba con Marta Traba en la Universidad Nacional hasta el final del Salón Atenas en 1985. Importante es que las obras han sido restauradas. Y a la exhibición lo dividen en cuatro capítulos: El Concreto, Dioses y héroes, Satisfacción-No Satisfacción y Esto no es Arte. En realidad, se trata de un recorrido por el arte Pop.
Para comenzar me voy a apoyar en lo que escribió Marta Traba en su libro: Hombre Americano a todo Color que presentó para ser publicado en Caracas en 1975 y donde ella recorre los mismos capítulos planteados por las curadoras 50 y algo años después. Algunos de sus capítulos son: Piel, órganos, erotismo. Sus Cosas, Su tiempo, Sus espacios, Sus juguetes, La muerte, el amor… En su introducción el libro que trata sobre si existe el arte latinoamericano, Marta Traba escribe: Sobre este hombre se han acumulado cifras, estadísticas, datos biográficos, teorías investigaciones antropológicas y sociológicas, historia. Ha sido acometido por la economía, la cibernética, la teoría de la comunicación. Hurgado, examinado, dado vuelta como un guante. Pero su personalidad secreta, su idiosincracia de hombre entero y distinto, de hombre de la región no se ha dado sino entre escritores y artistas. Así como los cuentos de Rulfo aclararon con más intensidad que ningún otro argumento cuál fue la tierra que le dieron a los campesinos mexicanos; así como nadie explicó igual que Onetti a qué oscuros desalojos del alma puede llegar un rioplatense; así como sólo Cortázar supo decir en Rayuela qué materiales inflamables caldean el verano en un barrio bonarense, así también a través del proyecto múltiple de ciertos artistas plásticos se puede ver una imagen del hombre americano… Cuanto más fuerza tenga en proyecto, mayor será también la intensidad y la originalidad de la visión, más certeros los datos para construir un relato.
Y esto lo observamos en el recorrido: las expresiones de los artistas que pasan a la historia tienen su propio proyecto plástico. En la categoría de Concreto encontramos a Miguel Ángel Rojas con su trabajo de 1981, Grano en el túnel del tiempo donde, al reconstruir el suelo de baldosas y hecho de polvos y tierras, cuenta magistralmente su memoria.
Carlos Rojas, Ronny Vayda y Jonh Castles muestran en escultura como la geometría puede hablar sobre un orden de los materiales mientras vivimos en el caos de la sociedad o una anarquía cultural.
En Dioses y héroes encontramos a Juan Camilo Uribe quien cuestionó los símbolos patrióticos y reformuló al país del Sagrado Corazón, muestra en sus collages la crisis de una institución como la Iglesia católica, mientras junto al Sagrado Corazón sitúa con la importancia de los mitos populares como el de José Gregorio Hernández. Con su imaginación, todos los símbolos dejan de ser dioses. Ni hablar de la fuerza infinita de Bernardo Salcedo cuando se interroga sobre las instituciones en el Escudo Nacional de 1970.
Al escudo le va quitando los símbolos: nos hay cóndores, después le borra la Abundancia y anota: no hay abundancia, después le quita la libertad y dice No hay libertad, después le quita el Canal y anota no hay canal y de último el espacio en blanco dice: no hay escudo.
Maria Evelia Marmolejo, Video monocanal, sonido y color. Cortesía Mambo
No muy conocida pero es importante su recate es María Evelia Marmolejo quien realizó un performance sobre el desnudo y su condición femenina herida por los condiciones sociales. Igualmente realizó un video sobre su actuación donde la tierra es el origen de su identidad y de su búsqueda por otra condición femenina.
Otro nombre grande sin duda es el de Óscar Muñoz quien pinta cortinas de baño. El espacio del baño es el tema. El espacio público y el privado encuentran el límite de la identidad.
Bernardo Salcedo, Lo que Dante no sabía, Beatriz amaba el control de la natalidad, 1966. Cortesía Mambo
En Satisfacción- no satisfacción encontramos de nuevo a Bernardo Salcedo de 1966 con una caja que fue un largo proyecto de vida. Las cajas encubaron la risa irónica de cada postura sexual entre tantas. La caja expuesta se titula: Lo que el Dante no sabía. Beatriz amaba el control de la natalidad. Beatriz fue el amor imposible y eterno del Dante.
De Antonio Caro hay varias alternativas. La bandera de retazos en contra del imperialismo o la quema la imagen de Cristo en cera como si fuera una vela. El título es Vida eterna de 1978. El Cristo como imagen del desnudo masculino.
Alvaro Barrios tiene sus dos fotografías sobre el mismo tema del cuerpo en sus homenajes alMartirio San Sebastián cuando los hombres están en una cómoda circunstancia.
María Cristina Franco, Toro de lidia, 1978. Cortesía Mambo
De Maria Cristina Franco Toro de lidia embalsamado mientras que se burla de la sexualidad masculina en 1978.
Sobre espacios está el gran cuarto de Santiago Cárdenas con Espacios Ambientales Homenaje a Marta Traba de 2006.
En la última categoría: Esto no es Arte aparecen varios nombres como Javier Marín que desapareció del panorama nacional y tenía una imaginación maravillosa.
Nadín Ospina cuelga repetitivamente unas bolsitas Sin título que son parte de un proyecto de vida interesante que hemos podido seguir.
De Luis Camnitzer un uruguayo- norteamericano tiene una obra de 1968 donde describe la ventana paisaje empapelada de flores donde las palabras remplazan al paisaje. Antonio Caro vuelve con su obra: Todo está muy Caro o Alicia Barney presenta objetualmente aBocagrande en Cartagena mientras reúne de una forma muy poética el relato con conchas ordenadas, raíces marinas, papeles descartados por el turismo y fichas de un ajedrez.
La exposición estará abierta hasta octubre.