Fue Karla, con la frescura de sus 16 años, la que se lanzó. Fascinada por la profe Nivis, quien parecía saberlo, no quiso contenerse. Empezaron las notas, las llamadas telefónicas, las esperas a la salida del colegio. Y así en Uribia, en la soledad y el abandono seco de la Alta Guajira donde nunca pasa nada arrancó esta historia, increíble entonces, de la que aún se sigue hablando.
*Este artículo/video hacen parte de Sanar Narrando, un proyecto de Las2orillas