Por primera vez en su vida, Kevin Roldán está frente a un escuadrón de paparazzis españoles. Luce una chaqueta morada y la gorra echada para atrás típica en los cantantes de su género. Promete que va a tumbar la tarima con su música, hace con sus dedos la V de la victoria y entra a la que será su noche más gloriosa.
Adentro del lujoso restaurante madrileño está su amigo James Rodríguez, el lateral brasileño Marcelo y la mayoría de estrellas extranjeras que tiene el Real Madrid. Ronaldo, quien cumple 30 años, ha decidido no invitar a españoles a su celebración. Desde que James ingresó al club merengue las cosas han cambiado un poco. Por ejemplo, la música en el bus del equipo ya no la pone Sergio Ramos sino el colombiano. Ronaldo estaba feliz con el cambio, el reggaetón le gustaba más que ese pop dulzón que colocaba el defensa. Entonces conoció a J Balvin, Maluma y Kevin Roldán.
Con un mes de anticipación preparó su entrada al tercer piso. Mandó a traer familiares y amigos de Estados Unidos, Alemania y Japón. Todo estaba preparado pero no contaba con su bajón futbolístico. Desde que fuera sancionado hace unas fechas por haber golpeado a un rival, el astro portugués ya no es el mismo. Físicamente no tiene la potencia de hace unos meses y el equipo ha resentido el mal momento de su jugador insignia. Para colmo, el derbi de Madrid le propinó la amargura de una goleada sin atenuantes.
Ese sábado quería cancelarlo todo, encerrarse a llorar, seguir el consejo de Di Estéfano que decía que la mejor medicina para curar una derrota tan dolorosa era un tazón de sopa caliente tomada en la mesa de su casa. Pero la mamá de Ronnie es la que dicta su conciencia y ella lo levantó, le sacó la tristeza y lo puso en la mesa, frente a un banquete y al lado de sus invitados. Después de la cena al joven caleño le correspondía subirse al escenario y encender la fiesta. James, rengo por su pie escayolado, se subió a la tarima y después vendría Ronaldo y su dueto con Roldán y las fotos, y los videos, y el escándalo.
No sabemos muy bien si Jorge Mendes, el representante del balón de oro, dice la verdad cuando afirma que a Roldán se le había prohibido terminantemente divulgar las fotos de la fiesta, o si, tal y como dice el reggetonero, James y Ronaldo no están bravos con él. El punto es que, a pesar del entusiasmo que exhibe por redes sociales y el lógico orgullo que acarrea cantar para el mejor futbolista del mundo, Kevin Roldán será el chivo expiatorio que usará el Real Madrid para salir de la crisis deportiva en la que inesperadamente se ha sumido.
Que se le acabe la carrera al caleño es algo que en realidad no me preocupa. Igual nunca escucharé su música. Lo que si me atormenta es que alguien tan disciplinado como James se vea envuelto, así sea de refilón, en un episodio tan engorroso. Ojalá que esto no afecte el buen ambiente que ha generado dentro del grupo desde su llegada. En la fiesta no hubo trago, ni mujeres y todos se fueron a dormir temprano. El único problema fue que un muchachito de 21 años, con ganas de ser famoso, se haya colado en la fiesta. Probablemente será la última vez que esté tan cerca de las estrellas.