Sin duda los incendios en el Amazonas brasilero, que devastaron grandes proporciones de selva en cuestión de días, fueron una de las noticias más importante de la última semana fueron. Ante la crisis ambiental, millones de personas en todo el mundo se movilizaron en redes sociales con el hashtag #PrayforAmazonia, llevando a una presión mediática sin precedentes sobre el gobierno de Brasil y Bolivia, donde se registraron la mayoría de los incendios. Pese a esto, las miradas poco se concentraron en Colombia, a pesar de que el Amazonas colombiano también se está incendiando y pocos son los esfuerzos que adelanta el gobierno para impedirlo.
La diferencia en ambos casos es que el Amazonas colombiano se incendia en otra época del año, cuando la temporada seca abarca la parte norte de la Amazonía. En esta época, miles de ganaderos buscan ampliar sus pastos a partir de la quema de los remanentes de selva colombiana, el mismo método que en Brasil. Para dar algunas cifras, solo en el año 2017 se deforestaron 144,000 hectáreas de bosque en la región del Amazonas colombiano, lo que equivale a 201,680 campos de fútbol. El escenario es trágico, llevando a que Colombia se posicione en el top 5 de países con más deforestación en el mundo para el año 2018 (Instituto de Recursos Mundiales).
El gobierno del presidente Iván Duque, en vez de buscar implementar medidas radicales contra esta problemática que detenga de una vez por todas el crecimiento de la deforestación en el país, plantea medidas insuficientes e irresponsables con el medio ambiente. Por ejemplo, el PND plantea reducir en un 30% la deforestación con base en las proyecciones del Ideam (360.000 hectáreas al año). Es decir que el gobierno permitirá 252.000 hectáreas o más deforestadas cada año hasta finalizar el cuatrienio. Con esto el gobierno acepta que se deforesten como mínimo un millón de hectáreas de bosque en cuatro años, lo que equivale a 1'411,764 campos de fútbol.
La situación en Colombia es dramática, pero por alguna razón las miradas en el país se concentraron en la política de Bolsonaro y Morales, cuando en el interior hay una grave crisis ambiental forjándose. La mayoría de la deforestación se presenta en nueve núcleos ya identificados por el Ideam, cinco de ellos ubicados en la región amazónica. La respuesta del gobierno debe ser la creación de una política pública integral que ponga su foco de atención en estos núcleos.