Yo era el corredor más rápido de todos los niños de Inglaterra y eso me hacía muy feliz, pero a los 13 años me cayó encima una portería de rugby y me destrozó una rodilla, lo que arruinó mi carrera de atleta.
Vaya, lo siento.
Un día vi una revista con un hombre musculoso en la portada y supe que eso era a lo que quería dedicarme. Me entrené y me presente año tras año al concurso de míster Universo.
¿Ganó?
Nunca. El jurado opinaba que tenía los pies feos, así que decidí dedicarme a una disciplina en la que no me juzgaran por mi belleza sino por lo que era capaz de hacer con mi musculatura: el levantamiento de pesas.
¿Encontraba pantalones de su talla?
Ese era el problema de mi madre, acabé el colegio con dos metros de altura.
¿Cómo llegó al cine?
¡Oh, Dios mío!..., no recuerdo.
Empezó en el teatro.
Sí, sustituyendo a un actor. Tenía que entraren escena con una chica en brazos y, en el momento en que aparecí, la gente, al verme tan grande, empezó a aplaudir impactada y me contrataron. Y de ahí pasé al cine, sin buscarlo.
¿En qué papel se sintió más cómodo?
En “El hombre verde”, una campaña de televisión para enseñar a los niños seguridad vial que duró diez años.
¿Mejor que ser Frankenstein o guardaespaldas en La naranja mecánica?
Sí, fue la única vez que me sentí útil. Durante 14 años recorrí voluntariamente los colegios de Inglaterra disfrazado de superhéroe. Pero sólo me preguntaban sobre Darth Vader. Pese a ello,
redujimos a la mitad los atropellos de niños y recibí la medalla de la Orden del Imperio Británico en reconocimiento a mi esfuerzo cívico.
En el cine se dedicó a ser el antihéroe.
Todos los actores buscan reconocimiento y yo nunca lo he tenido, todos mis papeles han sido de monstruo o con careta, y eso es triste.
El papel de Darth Vader ¿cambió su vida?
Al principio era un papel más. George Lucas me ofreció ser el malo de la película o Chewbacca. No quise ir todo el día disfrazado de gorila peludo y elegí ser el villano.
¿Cómo es George Lucas?
Silencioso y exigente. Hablaba muy poco, jamás me dio instrucciones sobre el personaje. El mundo del cine es muy extraño, así que llegaba, interpretaba mi papel y me iba.
A usted el mundo del cine ¿le interesaba?
No. A mí me interesaba la halterofilia y dirigir mi gimnasio. Ahora Star wars ocupa mi vida.
El director le tildó de bocazas.
No le gustó mi biografía, Straight from the Force’s Mouth, en la que relato mi vida como intérprete de Darth Vader, ni que apareciera en un documental crítico con Star wars y que en una entrevista contara el final de El retorno del Jedi.
No fue una buena idea.
Yo no lo hice, y 35 años después se ha demostrado gracias al documental I am your father. Por su parte, nunca me dijeron que sustituirían mi voz, ni que en la tercera película en vez de mi rostro aparecería el de Sebastian Shaw. No me habría molestado si me lo hubieran explicado, pero lo hicieron por detrás.
Carrie Fisher (La princesa Leia) dijo que en el set le apodaban Prowse Darth el Granjero, por su voz aguda.
Me enteré de que mi voz había sido sustituida en el preestreno, y eso estuvo mal.
En la nueva entrega estarán todos los actores de la trilogía original salvo usted.
Pese a haber sido apartado, estoy agradecido por aquel papel, que me permite muchos años después tener millones de fans en todo el mundo: cada fin de semana voy a una convención alternativa sobre la serie, ya que en las oficiales tengo prohibida la entrada.
Su señora no debe de estar contenta.
Considera Star wars una gran intrusión en nuestro matrimonio. Me pagan por ir a esas convenciones, en que me paso un día firmando y cobrando autógrafos. Darth Vader se ha convertido en el villano más famoso de la historia del cine y me da dinero suficiente para tener feliz a la familia, pero a ella no le compensa.
Y usted ¿le guarda rencor a Lucas?
Nada de lo que ocurrió me preocupa ya lo más mínimo, tengo cáncer y alzheimer, pero ha sido una espina clavada muchos años. Me hubiera encantado hacer la escena final, que se rodó en secreto en el set contiguo al que yo estaba.
¿Cómo le trataban?
Durante el rodaje de El retorno del Jedi esperaba vestido de Darth Vader observando cómo otro Darth Vader hacía mi trabajo. El director no me hablaba. En una escena intentaban rodar cómo Darth Vader lanzaba a un tipo al vacío y mi sustituto no lo conseguía. Estuvieron una semana manejando cables para elevar al tipo que debía ser lanzado hasta que le dije al director: “¿Quiere que lo haga?”.
¿Y?
Lo resolví en una toma. Rodar esa tercera película fue la peor experiencia de mi vida.
¿Cuál ha sido su ambición?
Era un niño lisiado y enclenque, mi ambición siempre fue ser un hombre fuerte y mi lema: “Nunca dejes que nada te pare”, y así conseguí hacerme fuerte. El reconocimiento en el cine no me llegó hasta los 70 años. Mi gran frustración ha sido interpretar al mayor villano de la historia del cine y que nadie supiera que era yo.
Tomada de lavanguardia.com