Durante la transmisión en vivo que hizo el Alcalde de Medellín, volví a sentir la misma emoción que experimenté durante su campaña, de nuevo aparece la utopía que nos reta como dignos habitantes de la ciudad, un sueño que nos reacomoda y nos pone en el lado correcto de la historia, porque somos esos que no se resignan a la rutina anual del pico y placa cada vez más extenso, aquellos que tenemos miedo de ver los ojos rojos de nuestros abuelos en la mañana y de escuchar la tos sin pausa de una niña de 5 años que respira una especie de carbón molido esparcido lentamente por el Valle de Aburrá.
Nos importa la vida de todos los niños, por eso anunciamos las medidas en el tema climático. 1. Declaramos la emergencia climática. 2. Convocamos una consulta popular por el derecho al aire limpio. 3. Implementamos un plan de choque con 10 acciones para mitigar la emergencia. pic.twitter.com/6jeJeRbdtr
— Daniel Quintero Calle (@QuinteroCalle) March 9, 2020
La tarea es titánica y supera de lejos la propuesta de una nueva línea del Metro, pues para construir se necesitan voluntad política y recursos, pero para cambiar el aire contaminado y asegurar oxígeno para nuevas generaciones se necesitan todas las voluntades juntas, la participación ciudadana en pleno, la empresa dispuesta a reinventarse, aunque pierda por un tiempo para ganar luego el futuro, los políticos de todas las esquinas que antepongan la vida sobre los partidos, los gobiernos locales, regionales, nacionales, pero sobre todo los que vienen para mantener la ruta que le dará corazón y mente a los herederos de este quijotesco sueño.
Después del triunfo de Quintero y el comienzo del gobierno con aciertos y decepciones, me doy cuenta que la mejor campaña del actual alcalde, está por venir, y tendrá que enfrentarse a la hidra de mil cabezas de los intereses particulares y colectivos; deberá reinventar la manera en que nos movilizamos, en que nos expandimos territorialmente, cómo crecemos económicamente e incluso cómo nos educamos.
Tal vez, al igual que muchos, tuve mis reparos con un slogan tan ambicioso, como lo es "Medellín Futuro" pues me parecía que pensaba en el más allá y podría descuidar el más acá y sus necesidades cotidianas; pero después de casi un mes con un aire que quema la garganta y luego de experimentar en mi familia casos respiratorios graves ligados a la contaminación, no me queda más que sumarme al reto de proyectar el porvenir al tamaño de nuestro sueños, porque de nada sirve la Medellín presente si mis hijos no van a poder vivir en la Medellín Futuro.
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