El 27 de marzo del 2014 la historia del cuadro rojinegro se ennegreció por completo cuando, después de la advertencia del periodismo deportivo y la hinchada motilona, Ramiro Suárez y César Rojas tomaron la decisión de entregarle el club histórico a uno de los peores gerentes deportivos que ha tenido el fútbol profesional colombiano. Sus antecedentes hablaban por Cadena; no sólo había fracasado en sus proyectos deportivos, sino que también había pisoteado a las demás aficiones de la misma manera que lo ha hecho con nosotros.
Sin embargo y contra todo pronóstico, la venta del equipo consumó la fórmula de Ramiro, un hombre de negocios que entendió cómo manipular a los cucuteños y lo mejor de todo, con nuestra misma plata. Compró el equipo con las dádivas que la función pública le otorgaba, su alcaldía (o sea el dinero de los cucuteños) financió su proyecto deportivo. Nosotros contratamos las grandes figuras que pasaron por el Cúcuta en su época dorada y también los técnicos que merecieron la gloria y el honor que los cucuteños prefirieron darle a Ramiro por los títulos del doblemente glorioso.
Cuando el gigante se imponía avasallador entre los históricos de Colombia, Ramiro y sus amigos (César Rojas entre ellos) ya estaban repartiendo por pedazos la gloria que apenas comenzaba. Llevar el equipo a la A para luego venderlo, siempre fue la estrategia del hombre de negocios que hoy paga en la Picota 27 años de cárcel por asesinato. Primero se vendieron los jugadores más valiosos, después por efecto dominó, todo se vino a pique. La hinchada, siempre fiel y enardecida, vio cómo el glorioso se sumía en la vergüenza después de tantas alegrías. Los cucuteños no comprendimos nunca cómo el equipo que goleó a Boca Juniors en el General Santander durante semifinales de la Copa Libertadores, regresaba tan solo cinco años después y por la puerta de atrás, al infierno de la B.
Con Ramiro preso, el equipo se mantuvo a cargo de su hija Paola Suárez, quien administraba el club siguiendo las órdenes de su padre. Cuando el Cúcuta pasó de ser un negocio a un gasto para Ramiro, él y sus testaferros, entre ellos el ahora alcalde César Rojas, encontraron en Cadena la solución más fácil para salir del encarte en que habían convertido al equipo del oriente colombiano.
Las siguientes escrituras dan fe de la burla y la manipulación que ha sufrido la hinchada rojinegra. César Omar Rojas Ayala, actual alcalde de Cúcuta y las demás personas que firman esta escritura de venta a Augusto Cadena, son los directos responsables de las malas administraciones que llevaron al club a su desprestigio y crisis financiera. Cuando vieron que no podían ganar más, firmaron indolentes la venta del club más querido por los cucuteños y nortesantandereanos. Aquí están las pruebas: