En la sala de su casa en Magangué, Enlice López conserva los recuerdos de sus días y momentos con los expresidentes y los poderosos de la política local y nacional que le ayudaron crecer a través a través de directivas, decretos y decisiones legislativas, en el negocio del chance que previo a los años noventa no tenía el peso que adquirió, en buena parte bajo la égida de La Gata.
Una especie de museo que le mantiene vivo el recuerdo de sus épocas de gloria que contrasta con su postración pegada a una pipa de oxígeno y con un futuro definido por las cuatro paredes de las que no puede moverse y en las que paga su condena de 38 años, acusada de homicidio.
Los recuerdos de aquellos tiempos idos quedarán plasmados, sin tapujos en sus memorias en las que dará cuenta de la historia de la construcción de su emporio en el que los políticos, frente a los que siempre mantiene un explícito agradecimiento, jugaron sin duda un papel definitivo. Son secretos que La Gata no quiere llevarse a la tumba.
Sus comienzos:
Una mujer que tuvo la audacia de pasar de humilde empleada del servicio, pitonisa y vendedora de billetes de lotería, a convertirse en la reina del chance en toda la costa y amasar una fortuna tan jugosa que le permitió participar económicamente en casi todas las campañas de envergadura nacional durante los últimos 25 años.
Entendió como nadie los entretejidos de los negocios y la política y supo cómo consolidarlos a través de las relaciones de poder con líderes locales y nacionales. Quiso proyectarse políticamente a través de sus hijos: a Jorge Luis lo puso en la alcaldía de Magangué y a Héctor Julio lo apoyó para que llegara al Congreso, hasta que la justicia se les atravesó a los tres y la familia terminó cercada por señalamientos de corrupción, lavado de activos y otros delitos que les enterraron sus ambiciones políticas.
El emporio de La Gata
Su emporio se comenzó a erguir a comienzos de los 90 durante la presidencia del Cesar Gaviria cuando la Presidencia expidió el decreto 2433 de 1991 que autorizaba y reglamentaba la adjudicación del negocio del chance a los privados. Una oportunidad que Enilce López supo aprovechar para levantar un negocio que la catapultó y que se dice aún controla desde la sombra.
Rápidamente vio la oportunidad de hacer del negocio del chance el camino para dejar atrás su condición de vendedora de Apuestas ‘’El Perro’’ en Magangué, a montar su propia empresa ‘’Apuestas El Gato’’ la cual fundó junto a su esposo Héctor Julio Alfonso Pastrana
Su ascenso en el mundo del poder, como lo atestiguan las fotos con tres ex presidentes, fue vertiginoso hasta que la ambición trastornó sus pretensiones. Terminó condenada a 38 años por el asesinato del vigilante Amaury Fabián Ochoa Torres, ocurrido el 12 de junio del 2000, momento en el que también recibió una condenada de nueve años por sus vínculos con Salvatore Mancuso y otros jefes paras.
Un mundo en el que transitó con tal fluidez que quedó en la memoria gráfica de los eventos sociales de la Costa Atlántica y que empezó a develarse en las negociaciones de Ralito en el gobierno de Álvaro Uribe, cuando los comandantes, socios en el pasado, empezaron a confesar todo tipo de delitos y de negocios ilegales en los que Enilce Lopez emergió como protagonista.
Sin embargo sus relaciones con la ilegalidad nunca fueron obstáculo para su ascenso al poder ni para que muchos se le acercaran con propósitos electorales. Enilce había levantado una sólida estructura político empresarial que atrajo hasta a los expresidentes de la Republica.
La Gata hoy:
Ahora, enferma desde su cama aun hace sentir su poder. Consiguió purgar su condena de 38 años con todas las atenciones en una clínica en Barranquilla donde pasa graves complicaciones de salud como depresión, desnutrición, anorexia, una enfermedad coronaria y problemas pulmonares, pero mejores condiciones a las de un penal ordinario.
Ella sabe que pronto le puede llegar su hora. Lo habla frecuentemente con sus colaboradores y es por eso que ha decidió cumplir su promesa: no quedarse sola con su verdad y contar lo que los protagonistas quieren negar. Todo quedará plasmado, al detalle, en su libro, empezando por las circunstancias de sus relaciones con los expresidentes Cesar Gaviria, Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, que ella recuerda como un verdadero trofeo de la vida.
Varias horas al día sus asistentes toman nota de las palabras que su memoria le trae. Por el momento un block tamaño oficio y de páginas amarillas, es el depositario de las confesiones de esta mujer que muchos preferirían que desapareciera del mapa antes de que se atreva a hablar demasiado.
Aquí las fotos:
*Esta nota fue publicada originalmente el 29 de marzo de 2015. Autor: Gustavo Rugeles.
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