Entre el 2009 y el 2017 el puertorriqueño José Irizarry era el hombre duro de la DEA en Colombia. Él fue el encargado de pelearle palmo a palmo el territorio al remante del Cartel del Norte del Valle y de intentar bloquear las rutas que, inagotables, se creaban día a día en el Naya, al norte del Cauca. Las raíces de Irizarry con Colombia fueron tan profundas que incluso se casó con la caleña Natalia Gómez en el 2012. Por eso, la sorpresa fue mayúscula cuando se descubrió la verdad.
El pasado viernes 21 de febrero, mientras salía de su lujosa casa en San Juan de Puerto Rico fue detenido, junto con su esposa, por la policía de ese país. Irizarry conducía uno de los autos de alta gama que tiene en su colección. Sobre él pesaba la acusación que le había formulado la Fiscalía de Tampa: utilizar secretamente su posición y su acceso especial a la información” y así poder desviar cerca de 7 millones de dólares pertenecientes a carteles de la droga colombianos. En esa operación de blanqueo de capital también estarían involucrados dos servidores públicos colombianos cuyos nombres no han sido revelados.
Hacía meses el nombre Irizarri venía envuelto en terribles rumores. Primero fue su cercanía con la familia Ambuila. A comienzos de abril del 2019 el país vivió un escándalo tremendo. Ómar Ambuila, era un funcionario de la DIAN en el puerto de Buenaventura y un sueldo de 10 millones de pesos mensuales. Sin embargo, su hija Jenny vivía a placer. En redes sociales ponía fotos como esta en donde ostentaba sus lujos.
Jenny y sus bolsas que ostentaba en Instagram
Jenny podía viajar a cualquier país del mundo cada vez que quería y era feliz mostrando los lujos que tenía. Un lamborghini, una camioneta Porsche, celulares de oro, computadores, costosos viajes; todo lo que quería lo podía comprar. Fue fácil saber que su papá estaba involucrado en un torcido. Justamente uno de esos carros, este Lamborghini rojo, fue comprado presuntamente por Irizarri de placas ZHWUR1ZF7HLA05916 y que le habría costa USD$329 mil dólares.
No sólo esa cercanía con los Ambuila pesaba sobre él sino una bancarrota y unas deudas que superaban el medio millón de dólares. A Irizarry lo respaldaba su buen pasado con la DEA así hubiera fallado incluso en pruebas al polígrafo. Igual la Fiscalía de Tampa sospechaba y por eso le pusieron sobre él a dos agentes encubiertos quienes rebelaron que por haber lavado siete millones de dólares recibió un pago de USD$900 mil. Con ese dinero pudo pagar su último lujo: un anillo de diamantes para su esposa comprado en Tiffanys y avaluado en 30 mil dólares, unos 120 millones de pesos. A pesar de la quiebra el agente de la DEA había comprado en los últimos meses un BMW último modelo, tres Landrover y una casa en Cartagena que habría pagado en USD$767 mil.
El de Irizarry es el segundo caso este año de corrupción dentro de la DEA. Hace una semana fue condenado otro agente por haber estado involucrado en el envío de miles de kilos de coca de Puerto Rico a Nueva York.
Le interesaría leer:
Cinco directores de la DIAN no vieron la corrupción de Ambuila en Buenaventura
