Mientras Bertha Patricia Alemán Parra se desempeñó como cónsul general de Colombia en Atlanta, la tercera secretaria de esa sede, Leszli Kálli, se convirtió en su piedra en el zapato. Kálli llevó al escenarios mediáticos quejas según las cuales su jefe no solo acosaba laboralmente a los subalternos, sino que durante 180 días estuvo fuera del cargo excusada en una licencia médica por la lesión en un tobillo.
Alemán, con rango de ministra plenipotenciaria, pidió a su vez que Kálli fuera investigada por conductas impropias que no especificó públicamente, pero de las que querría haber ocultado huella tomando decisiones absurdas como la de cubrir las cámaras de seguridad la sede consular.
El enfrentamiento, que comenzó poco después de la posesión de la cónsul en 2021 y duró más de un año, pudo haberse salido de proporciones cuando Kálli reveló los registros migratorios de Alemán en su afán de probar que tenía abandonadas sus funciones.
Lo grave es que se trata de los registros de Estados Unidos, país en el que esos documentos están protegidos por reserva legal y cuya revelación puede dar lugar incluso a cargos por espionaje. El abogado penalista Andrés Garzón, asesor jurídico de Alemán, ya recibió el pedido de su cliente para activar una investigación en ese país.