Después de 10 meses de reñida negociación, se espera que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, y el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson se reúnan este jueves por videoconferencia para anunciar la firma del controvertido acuerdo pos-Brexit para establecer las reglas de las relaciones comerciales luego de la separación consumada en enero 2020.
Se trata de un documento de 2000 páginas que garantiza condiciones especiales a Reino Unido para acceder a un mercado de 450 millones de consumidores. En contraprestación, Londres debe asumir compromisos de derecho laboral, respeto al medio ambiente y fiscalización.
Es un acuerdo que beneficia principalmente a Reino Unido, ya que el 47% de sus exportaciones van a la Unión Europea, mientras que en sentido contrario, la cifra es solo de 8 %.
Si no se aprobara este acuerdo, Reino Unido tendría que regirse —como cualquier otro país— por las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), pero eso supondría tener que pagar derechos de aduana y cumplir con formalidades administrativas que serían un dolor de cabeza en papeles y en tiempo.
¿Cuál ha sido el principal punto de atasco en las negociaciones del acuerdo?
La pesca, sin duda. Si no hay acuerdo, Reino Unido abandonaría la Política Pesquera Común, que garantiza el acceso de los barcos europeos a la llamada Zona Económica Exclusiva británica y hace posible un mercado de 650 millones de euros anuales en la pesca de 100 especies diferentes
La Unión Europea propone "devolver" —digamos— un 18% de esos derechos de pesca en aguas británicas, mientras que Londres propone recuperar al menos un 80% del acceso pesquero sus mares y negociar cada año las condiciones comerciales de pesca de barcos europeos, como hace Noruega por ejemplo.
En este punto, Francia sería el más afectado pues el 30% de la pesca europea en Reino Unido lo ejecutan los barcos franceses. Si se elimina el acceso a aguas británicas, los empleos de la costa norte francesa se reducirían a la mitad.
La expectativa para la resolución de este dilema es encontrar un punto en medio de las exigencias de ambas partes en cuanto a cesión de derechos de pesca en Reino Unido. O bien, la firma de un acuerdo provisional que pueda ser revisado y modificado más adelante.