El sábado anterior asistí a al Festival anual del semanario VOZ, el periódico del Partido Comunista Colombiano. En su marco se realizó un conversatorio en torno a los cinco años del Acuerdo de Paz de La Habana, con la participación de Roy Barreras, Iván Cepeda, Carlos Antonio Lozada, Clara López y Jaime Caicedo. Cada uno expuso su visión del Acuerdo, así como del contexto nacional en el que este se desenvuelve.
Sus intervenciones, amplias, estuvieron colmadas de interés, y ojalá el espacio me diera la opción de referirme a cada una de ellas. Roy Barreras apuntó su disertación a las elecciones a celebrarse el año entrante, advirtiendo que para que el Pacto Histórico gane la Presidencia, serán necesarios cuatro millones de votos más que los obtenidos por Petro en el 2018. Su llamado central se dirigió a la juventud, es ella la llamada a poner esos votos.
En Chile, según su disertación, la juventud se lanzó a las calles en movilizaciones gigantes que lograron finalmente la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, integrada en su mayoría por fuerzas democráticas y alternativas. Sin embargo, en la reciente primera vuelta presidencial ganó el candidato de la extrema derecha. Los jóvenes no creyeron que fuera necesario votar y ahora hay serio riesgo de perder.
Cuidado no pasé aquí igual. El senador Lozada expuso la posición del partido COMUNES frente al proceso de paz, los Acuerdos de La Habana y los desenvolvimientos posteriores, ratificando la posición del partido en cuanto a su compromiso con el cumplimiento de lo pactado. Clara López quiso rendir un sentido homenaje a todos esos colombianos y colombianas que perdieron la vida en esta lucha por la paz a lo largo de los años.
Así como a los que la siguen perdiendo. Reincorporados, líderes sociales y jóvenes rebeldes. Jaime Caicedo, secretario general del Partido Comunista, hizo énfasis en la denuncia sobre un posible fraude electoral en 2022. El censo electoral presentado por el Registrador Nacional del Estado Civil, Alexander Vega Rocha, de entraña uribista, incluyó cuatro millones más de votantes a los registrados por el DANE en su último censo nacional.
En lo personal me agradó sobremanera la clarividente exposición del senador Cepeda, quien con tono tranquilo, dedicó su tiempo a señalar cinco puntos básicos que en su parecer se desprenden del Acuerdo Final de Paz, en los que todos debemos pensar con mucho detenimiento. El primero de ellos se relaciona directamente con las elecciones del próximo año. El Pacto Histórico está obligado a elaborar su programa sobre la base de ese Acuerdo.
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El Acuerdo de Paz trazó un derrotero para el futuro político del país, no solo ampliar la democracia sino que trazó las líneas para la solución de los problemas más urgentes
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Porque el Acuerdo de Paz trazó un derrotero para el futuro político del país. Apuntó no solo a ampliar la democracia colombiana con la participación de todos los sectores discriminados y excluidos, sino que trazó las líneas para la solución de los problemas más urgentes del país, el atraso rural y el comercio de drogas ilícitas. La producción nacional en el campo es fundamental para el desarrollo nacional, el Acuerdo sienta las bases para ello.
Algunos han querido minimizar el Acuerdo Final de Paz, desconociendo que se trata de una conquista del pueblo colombiano en sus luchas de más de cincuenta años por un mejor vivir. Pensar así constituye un enorme desacierto político. Para conseguir el Acuerdo se requirió el concurso de los sectores sociales y políticos más avanzados, los mismos que deben hacer parte del Pacto Histórico, que no puede darse el lujo de excluir ninguna fuerza.
La unidad que reclama el pacto histórico debe ser sin vetos. Por otra parte, los reconocimientos jurídico y político que la comunidad internacional y las entidades defensoras de la juridicidad, los derechos humanos y el derecho internacional humanitario han conferido al punto sobre víctimas, con un sistema integral de verdad que se ve fortalecido día a día por las investigaciones y procedimientos que adelanta, nos indican que avanzamos por el camino de la justicia.
Nadie puede quedar exento de ella. Ante la JEP y la Comisión de la Verdad deben comparecer todos los responsables de los graves hechos contra la humanidad cometidos durante el conflicto. Puede combatirse incluso la impunidad de quienes se consideran intocables. Hay que llegar hasta ellos. El apoyo cerrado de la comunidad internacional al Acuerdo Final de Paz creó a su vez un entorno distinto, por completo favorable para la lucha por los cambios que reclama el país.
El mundo entero y sus instituciones apoyan a quienes trabajan pacíficamente por un país mejor. A lo que se añade la nueva cultura política que generó el Acuerdo. La convicción de que las grandes transformaciones son posibles por vías legales, democráticas, mediante la lucha de masas, en la calle. Colombia no está para soluciones violentas, dictatoriales, de fuerza. Lo percibimos durante el pasado paro nacional. El Acuerdo de Paz tiene mucho por hacer todavía por nuestro país.