Muy a su estilo Antanas Mockus envió una carta pública, cuyo contenido hay que recibirlo con beneficio de inventario. Es decir con seriedad, más allá de tomarlo como una adivinanza o un jeroglífico metafísico. No sabemos tal vez si quiso hacer un mal chiste, o quiso lucirse como adalid de la paz aprovechando la coyuntura de la muerte de 26 guerrilleros y los 11 militares para llamar la atención y no perder vigencia. No se entiende cuál es su posición real o si fue obligado por su conciencia a ‘confesar’ algo bien guardado empujado por su ética. Su misiva con su solo encabezamiento ya es sospechosa: “Carta pública de un ciudadano que en algún momento fue… auxiliar de las FARC”
“Les guardé… recursos a las FARC”
Para los incautos, Mockus trataría simplemente de hacer un desgastado juego lúdico o simplemente de lucirse para entrar a la deliberación. Pero son tiempos en que no estamos para juegos sino realidades. Veamos que textualmente en uno de sus apartes confiesa: “Soy culpable sobre todo por omisión. Pero además les guardé… secretos y recursos” Muy grave si les guardó recursos a las FARC, ya que puede ser dinero de secuestros, de narcotráfico, elementos para poner minas antipersona, para traficar armas, o guardó hasta armas. Esa complicidad sería gravísima. O no se sabe que otros recursos ‘bien habidos’ tenga el grupo guerrillero.
¿Mockus, auxiliador de las FARC?
También admite que aceptaría un castigo: “Me ofrezco a recibir la misma sanción que recibirán los dirigentes de las FARC que quieran reconocerse culpables de crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra” Esto es concluyente: ¿el peso de un pecado grave, lo obliga a aceptar ya una condena, la más alta para un líder de las FARC?
Esto ha dado lugar para muchas interpretaciones, pero estaría lejos de considerarse apenas un chiste o un juego pedagógico. Por ello se han pronunciado algunos expertos y ciudadanos. Una percepción muy espontánea, con gran sentido común la ofrece una forista del portal Las 2 Orillas, de nombre Ema Pantoja, quien textualmente ha escrito: “Por lo que entendí, Mockus fue un auxiliador de las Farc y les ayudó a lavar activos "...les guardé...recursos". ¿No es eso delito? ¿A los senadores no les metieron 8 años por colaborar con el paramilitarismo? ¿y a Mockus? ¿Esto no es lo que llaman la Farcpolítica?” Una interpretación válida, con toda la lógica del texto Mockusiano, si así quiere que se entienda su acertijo.
Penas alegóricas o imaginarias para las FARC
Finalmente muy a su estilo, Antanas Mockus estará feliz y cómodo en los medios dando explicaciones pedagógicas, ‘educando periodistas’, haciendo hipérboles y confundiendo a la opinión pública. O lamentando que los colombianos no lo entiendan y lo consideren, como en el caso del contrato de 500 millones, que no se sabe para qué sirvió. ¿Para organizar una intrascendente marcha? O dirá que las penas de los jefes guerrilleros deben ser simbólicas. Que propone como severo castigo, que hagan el ridículo para recibir una sanción social, bañándose con él en la Rebeca o propondrá justicia indígena con un azote público, por cada año de castigo. Allí puede estar la respuesta al acertijo de Mockus, que conjuntamente con otros, será partidario de penas metafísicas o alegóricas para los jefes de las FARC, que cómodamente el mismo recibiría. En fin, el show ahora es inevitable. Pero como se cuestiona la ciudadana Ema Pantoja, ¿esto no es la confesión flagrante de un delito? Muy aparte de la intención de ponerles acertijos a los colombianos y en este caso a la justicia.
Y vuelve el mito Galán
Hay dudas sobre las verdaderas capacidades e intereses del desaparecido Luis Carlos Galán. Se recuerdan más sus discursos veintejulieros, tal vez populistas que sus ejecutorias por ejemplo como ministro de educación. Sus medidas como ministro del gobierno conservador de Misael Pastrana son recordadas como regresivas por los educadores. Era sencillamente uno más del establecimiento, de la misma oligarquía colombiana que sigue manejando el país a su antojo, apadrinado por Carlos Lleras Restrepo (Quien le entregaría el poder a Pastrana en dudosas elecciones). No era un hombre de centro y menos de izquierda. Era compinche de César Gaviria, quien lo heredó resultando de derecha y el presidente más neoliberal de los últimos tiempos con las ideas galanistas.
La imagen y mito de Galán fueron vendidos en un efectista cartel. Era más imagen que ser. El reciente paro de educadores nos lo ha vuelto a recordar porque tal vez Galán haya sido uno de los responsables del estado en que hoy está el magisterio. El 22 de febrero de 1972 siendo ministro de educación nacional Luis Carlos Galán, expide el decreto 223, o Estatuto Docente. En este decreto se establecían una serie de medidas que atentaban contra derechos gremiales y políticos conquistados por los maestros colombianos en sus luchas de los últimos años. Allí se iniciaron unas históricas batallas y paros, que hasta hoy no cesan.
Los Galán pierden la batalla
Ahora para rematar la debilidad de este mito, y mostrar que al parecer hay aprovechamiento de una imagen, Las 2 Orillas publicó un informe sobre los multimillonarios contratos de una fundación con su nombre y el estado, que benefician a descendientes y parientes ante todo. El informe es contundente. Los Galán demandaron al portal para buscar rectificación, pero no pudieron tumbar la denuncia sobre el derroche de contratos que tocan a su familia. A través de una tutela los senadores Galán (una actuación poco decorosa para quienes están en el poder) buscaban forzar una rectificación al artículo “Los contratos de la Escuela Galán’’. El tribunal negó sus pretensiones y le dio la razón a Las2orillas. Concluyente, como para revisar realmente el legado de una figura, que parece no fue más que eso. ¿No será la hora de desmitificar a Galán y que sus descendientes no tengan tantas prebendas?
El senador clientelista
Esta semana el senador Luis Fernando Velasco ha sido noticia. Varios medios de comunicación presentaron informes donde supuestamente se ha dedicado a exigir puestos para seguidores en varios lados. En un acápite llamado ‘Las malas lenguas’ de pulzo.com se destacó: “El senador Luis Fernando Velasco sí pidió puestos en la Fiscalía. Y no fueron 40, sino 28 los nombres que expuso en una lista para nombramientos, ascensos u otras opciones en esa entidad, de acuerdo con los perfiles” Vale aclarar que la ‘gestión’ de puestos por los parlamentarios es muy usual, lo malo en este caso es la evidente pillada y la forma cómo se lo hace. Parece ser que los puestos los pidió hace un buen tiempo y lo le paraban bolas. Luego vino el episodio en el congreso donde Velasco denunció que el Fiscal hacia fuerte lobby en favor de su mercado. ¿Fue más un acto de presión al fiscal?
El agraciado Guido Andrés Ríos
Velasco cometió una ligereza en sus mensajes de teléfono y los envío equivocadamente a otros contactos, cuando al parecer iba destinado a un alto funcionario de la fiscalía. Imagen adjunta. Allí menciona que necesita urgente resolver lo de un supuesto Guido Andrés Ríos (se nota su desesperación en el mensaje). Luego intentó corregir y disculparse por el error. Pero hay más nombres que aparecen en un manuscrito, entre ellos: María Helena Noguera López, Antonio Useche Delgado, Diego león Villamarín, Oscar Castrillón Orozco, Andrés Eduardo Muñoz (ver imagen). Pero Velasco hoy los niega y dice no conocerlos. ¿Qué pensarán estos ‘amigos’ renegados?
Caracol radio informó el 20 de mayo:
“Esta vez pidió a la Fiscalía 28 nombramientos o ascensos. Previamente lo había hecho en el Inpec. El senador Luis Fernando Velasco sí dictó una lista a una funcionaria de la Fiscalía en la que presentaba nombres de algunas personas para que, al parecer, fueran nombradas o ascendidas, reveló este miércoles Darcy Quinn en sus secretos de 6AM Hoy por Hoy, de Caracol Radio. Otras fuentes le indicaron a Caracol Radio que su hermano Ernesto Velasco Chávez, quien trabajó en la Fiscalía, litiga ahora ante ese organismo en su calidad de abogado.”
Clientelismo, práctica abominable
La sociedad civil recibe un enorme daño por cuenta del clientelismo. Los pocos que votan ya irían amarrados. Una forma de negociar la democracia, para que se elijan no los mejores, los buenos, sino los que tienen capacidad poderosa de mayor coacción. Esas son las sospechosas actuaciones de la vieja política, la más detestable para el ciudadano sensato. Aquella que busca elecciones ‘democráticas’ no por méritos, sino por favores clientelistas. “Te hago nombrar a cambio de votos” y así seguimos. Es una de las razones del abstencionismo.