¿Puede Colombia tener futuro si la corrupción se la carcome por todas sus hendijas? O más bien, ¿esta patria mía marcha hacia el futuro porque se ha acostumbrado a recibir u ofrecer una prebenda adicional para poder ver realizada cualquier gestión ante quien administre poder público o privado? La frase que aceita todas las bisagras del funcionamiento del país es: “Y como voy yo en esa vuelta?” Los colombianos nos habituamos tanto a ver extorsionar con el poder que esa tan manida y corruptora frase la abreviamos con tres letras C .V. Y. De tal manera al pronunciarlas evadimos la responsabilidad si quien recibe o pide la oferta estuviese siendo grabado por algún audio o video. Semejante habilidad de usar el lenguaje puede ser muy colombiana, pero la extorsión ha sido eterna cuando se ejerce el poder.
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Nos hemos acostumbrado tanto a su existencia que todo presupuesto lleva un porcentaje en el gasto como previsión para esa clase de pagos de manejo
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En la historia abundan los testimonios desde que los romanos eran imperio y el Gengis Khan reinaba en China. Nos hemos acostumbrado tanto a su existencia que todo presupuesto lleva un porcentaje en el gasto como previsión para esa clase de pagos de manejo. Y si no se incluyen y no se pagan, casi nada funciona o sale adelante. No importa la dignidad de quien recibe o entrega el aceite que hace funcionar la bisagra. Puede ser el secretario del juzgado para agilizar o demorar un fallo. Puede ser el policía para imponer o no un parte. Puede ser la secretaria para que coloque el documento sobre el escritorio del gerente. No hay límites aunque a veces los medios de comunicación prefieren agrupar a sus actores bajo la denominación de carteles cuando se trata de altos funcionarios del estado o de presidentes de las grandes compañías que pagan o reciben las coimas.
Quizás seamos individualistas al extremo y no creamos en el trabajo en equipo. Quizás nunca hemos cambiado la escala de sueldos y remuneraciones y como todos aspiramos a ganar un poco más, todos somos actores y propiciadores de esta corrupción que nos arrasa.¿O acaso la falla estará en la educación hogareña, o en la escuela ?