El absurdo de querer feminizar todas las palabras (los conceptos y las conceptas)

El absurdo de querer feminizar todas las palabras (los conceptos y las conceptas)

¿A qué horas nos volvimos tan susceptibles que si no se feminizan las palabras nos vemos ofendidas? Alguien propuso calendariA, así llegaremos a febrerA o marzA

Por: Valeria Esteban
marzo 31, 2022
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El absurdo de querer feminizar todas las palabras (los conceptos y las conceptas)
Foto: Pixabay

Cada vez escuchamos con más frecuencia a ciertos personajes, especialmente de la política, tratando de meternos por todos lados, lo que se ha mal denominado “lenguaje incluyente”, entonces podemos ver que los cabezotes de sus comunicaciones escritas o saludos en vivo, pueden contener un “colombianos y colombianas”,  “todos y todas”, “niños y niñas”, “miembros y miembras”,  entre otros.

Lo absurdo de la feminización llegó incluso hace algunos años hasta la Unidad de Igualdad, Inclusión y Sostenibilidad, del Vicerrectorado de Igualdad, de la Universidad de Granada, con la edición de “CalendariA” que propuso un calendario por la igualdad y añadió la letra A par feminizar todos los meses del año, de modo que los llamemos EnerA, febrerA, marzA , etc.

Sin embargo, en mi opinión como comunicadora social y periodista, graduada de universidad, con excelentes profesores, y el gran maestro que es la vida, pienso que  son tantas las palabras que a fuerza nos quieren imponer, que me siento aprendiendo un nuevo idioma, que por demás no deja de tener su tinte de absurdo, tratando de matar lentamente el español que siempre ha sido un idioma hermoso, generoso, inclusivo y calificado como el más completo de las lenguas.

¿Te incomoda que sigamos hablando como nos enseñaron nuestros padres? ¿A qué horas nos volvimos tan susceptibles que si no se feminizan las palabras nos vemos ofendidas? ¿Entonces tendremos que hacer un nuevo diccionario real de la lengua para sentir que somos incluidas? Por mi parte, puedo decir que no lo necesito, me siento incluida siempre, no me quedo en la forma, voy al fondo, como debe ser, no me crea frustraciones de ningún tipo, no cargo con pesadas cruces que me hagan sentir mal porque no me nombran en femenino, ni ataco a nadie porque habla como está acostumbrado.

A propósito del tema, hay un vídeo en Zoom News Mx - El enfoque de la Noticia- con el cual me identifiqué completamente y del cual les comparto algunos apartes en palabras del comunicador digital Rodolfo Ugarte:

“En español, el plural masculino incluye a ambos géneros gramaticales… Hacer una distinción entre ambos géneros es correcto cuando el masculino y el femenino son dos palabras completamente diferentes, por ejemplo: hombres y mujeres, toros y vacas, damas y caballeros. Pero hay quienes incluso van más allá en el error lingüístico y dicen presidente y presidenta”.

Así mismo afirma: “Aprendamos bien el español de una vez por todas. Existen los principios activos como derivados verbales, como por ejemplo el participio activo del verbo atacar es atacante, de cantar es cantante”… “El participio activo del verbo ser es ente; el que es, es el ente, es decir tiene entidad. Por esta razón,  cuando nombramos a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se le agrega la terminación ente, por lo tanto, a la persona que preside se le llama presidente, no presidenta, muy independientemente de su género, se dice cantante, no cantanta, estudiante, no estudianta, adolescente, no adolescenta, independiente del género”.

Por otra parte, el Licenciado en lengua castellana, Jonathan Murcia, con su página Apologética, comenta entre otras cosas, que: “lenguaje inclusivo está mal utilizado, porque lenguaje es la capacidad de comunicarnos”, “por lo tanto, debería llamarse jerga, que es un vocabulario utilizado entre grupos que tienen una misma ideología y no se puede hacer objeción porque se comunican como quieren”.

También agrega, “Las implicaciones que tiene el lenguaje inclusivo, es que no se puede sostener con el tiempo, se usa bajo una ideología y normalmente cuando se habla de cosas positivas, se comenta en femenino, y al tratarse de cosas malas se dicen en masculino… El lenguaje castellano es más feminista que machista”.

Así, que es mejor aprender cómo se utilizan las palabras correctamente y cómo no, para que no sean burladas o se sientan ofendidas y minimizadas en un mundo donde la gran mayoría de las palabras son incluyentes, aunque no lo quieran ver.

Subamos la autoestima, que de nada nos vale utilizar un vocabulario para adornar, si de fondo realmente no hay verdaderas acciones incluyentes, como por ejemplo: tener un traductor de lengua de señas o de signos en un restaurante, o una carta en sistema braille para ciegos, o contar con empresas que contraten un porcentaje de empleados con algún tipo de discapacidad, como ya lo demostró el cine, con la película CODA, los sonidos del silencio, protagonizada por el actor sordomudo Troy Kotsur, que por primera vez gana un premio Oscar de la academia. En fin, para mí personalmente de esto si se trata la inclusión.

Dejemos la palabrería a un lado, que lo único que genera es desconcierto y contamina nuestra comunicación cotidiana, valedera y respetuosa con nuestro idioma, tomemos acciones que nos permitan mostrar nuestro verdadero sentir.

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