La Corte Constitucional, mediante la Sentencia C-355 de 2006, despenalizó el aborto en tres acepciones claras.
“…No se incurre en delito de aborto, cuando con la voluntad de la mujer, la interrupción del embarazo se produzca en los siguientes casos:
- Cuando la continuación del embarazo constituya peligro para la vida o la salud de la mujer, certificada por un médico.
- Cuando exista grave malformación del feto que haga inviable su vida, certificada por un médico.
- Cuando el embarazo sea el resultado de una conducta, debidamente denunciada, constitutiva de acceso carnal o acto sexual sin consentimiento, abusivo o de inseminación artificial o transferencia de óvulo fecundado no consentidas, o de incesto.”
El debate hoy se da en términos de limitar o no, el tiempo para la realización del procedimiento abortivo a determinado número de semanas de gestación, cuando lo que debería estar en el ojo del huracán son algunos tipos de sanciones que podrían aplicarse a las entidades prestadoras de servicios en salud, que incumplen los plazos establecidos por la misma comunidad médica para brindar la atención oportuna.
La reivindicación de derechos por parte de diferentes gremios y asociaciones como el Movimiento Feminista, debe propender por cobijar a todos los sujetos de derecho con equidad y en este caso especialmente, prevalecer el derecho a la vida digna, tanto de la madre como del hijo.
Por su parte, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y la Asociación Probienestar de la Familia Colombiana (PROFAMILIA), han manifestado su preocupación acerca de poner especial atención al desarrollo de los aspectos socioculturales y al diseño y puesta en marcha de estrategias que a partir de garantizar educación y servicios de salud sexual y reproductiva con calidad, contribuyan a prevenir el aborto de alto riesgo en la población de mujeres de escasos recursos.
En consecuencia, parece increíble que en plena segunda década del siglo XXI, aún hablemos de ignorancia en términos de educación sexual, planificación familiar y métodos anticonceptivos, teniendo a la mano el avance de las tecnologías de la información.
Es posible que en el fondo lo que haya es una crisis de valores, respeto y responsabilidad de los individuos consigo mismos y sobre todo en sus relaciones con los demás, lo que no causa mayor sorpresa en la sociedad de los afectos débiles como llamara el sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman, al individualismo “posmoderno”.
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