Al abogado Juan David Ocampo ahora lo conocen en los pasillos judiciales como “el abogado de las estrellas”. Es el defensor de cantantes como J Balvin, Karol G y Maluma, artistas que hoy navegan entre la gloria de su música que mueve el mundo y la polémica nacional.
Ocampo fue el abogado que acompañó a J.Balvin, Karol G y Maluma ante la tutela que impusieron Ramit Osorio Peña y Daniel Eduardo de Castro por, según ellos, vulnerar la dignidad de los niños y niñas de Colombia con la letra de su canción +57.
La polémica que empezó en su lanzamiento en noviembre del año pasado terminó disparando las ventas
Los argumentos de Ocampo funcionaron. Después de la revisión a la tutela, el Consejo de Estado negó la tutela, la cual sostenía que la canción promovía tratos indignos hacia menores de edad, al “sexualizar y cosificar” sus figuras mediante sus letras, que —según los demandantes— replican patrones de violencia simbólica.
La canción, grabada por un conjunto de artistas liderados por J Balvin, Karol G y Maluma, fue publicada en plataformas digitales con millones de reproducciones. El reclamo era directo: no puede haber libertad de expresión cuando se atropellan derechos fundamentales y más los de los niños.
La defensa fue meticulosa. Su estrategia no consistió en negar la controversia, sino en desarmar jurídicamente la figura de la tutela para ese tipo de reclamos. Lo logró. –La tutela no es el camino para censurar expresiones artísticas— fue una de sus mayores posturas.
El Consejo de Estado, en su fallo, coincidió con la lectura del abogado: negó la tutela. La Sala dejo en claro que no se cumplían los requisitos procesales para que esta tutela viera la luz verde. La victoria legal de Ocampo fue celebrada como un mero triunfo técnico. Pero la verdad es que el trasfondo ético dejó heridas muy abiertas en la sociedad.
Ocampo, quien lleva 15 años con su bufete Bermúdez y Ocampo Abogados, ganó en derecho, el Consejo de Estado no se quedó callado y emitió un pronunciamiento con tono de advertencia y de regaño social. Reconoció que la canción sí vulnera la dignidad de niñas y adolescentes, e invitó categóricamente a los artistas, a manera de orden y de manera muy explícita a no seguir produciendo canciones o videos o piezas que maltraten los derechos de los niños.
La canción, grabada por un conjunto de artistas liderados por J Balvin, Karol G y Maluma, fue publicada en plataformas digitales con millones de reproducciones. El reclamo era directo: no puede haber libertad de expresión cuando se atropellan derechos fundamentales y más los de los niños.
La defensa fue meticulosa
Su estrategia no consistió en negar la controversia, sino en desarmar jurídicamente la figura de la tutela para ese tipo de reclamos. Lo logró. –La tutela no es el camino para censurar expresiones artísticas— fue una de sus mayores posturas.
El Consejo de Estado, en su fallo, coincidió con la lectura del abogado: negó la tutela. La Sala dejo en claro que no se cumplían los requisitos procesales para que esta tutela viera la luz verde. La victoria legal de Ocampo fue celebrada como un mero triunfo técnico. Pero la verdad es que el trasfondo ético dejó heridas muy abiertas en la sociedad.
Ocampo, quien lleva 15 años con su bufete Bermúdez y Ocampo Abogados, ganó en derecho, el Consejo de Estado no se quedó callado y emitió un pronunciamiento con tono de advertencia y de regaño social. Reconoció que la canción sí vulnera la dignidad de niñas y adolescentes, e invitó categóricamente a los artistas, a manera de orden y de manera muy explícita a no seguir produciendo canciones o videos o piezas que maltraten los derechos de los niños.
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Fue algo así como –ustedes ganaron, pero no tienen la razón—. Aunque este tipo de advertencias no se traducen en sanciones ni mucho menos en condenas. La exhortación del Consejo de Estado es un llamado ético.
Por ahora, J Balvin y Karol G seguirán componiendo desde los estudios, en Medellín o Miami mientras en los tribunales, su abogado afina el comunicado de su defensa y seguirá vigilante frente a los contradictores de esta dura música urbana que no es para todos los gustos.
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