El 21N ni las protestas posteriores son comunistas

El 21N ni las protestas posteriores son comunistas

A pesar de los fracasos temporales, el fantasma de esta doctrina sigue atormentando a los capitalistas y a sus defensores

Por: Alberto Maldonado
diciembre 18, 2019
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El 21N ni las protestas posteriores son comunistas
Foto: Nelson Cárdenas

En un artículo publicado en Las2orillas, titulado Comunistas, a marchar, Fernando Londoño Hoyos escribe que considera que la marcha del 21N y las protestas posteriores son comunistas. Además, hace una introducción al comunismo para ilustrarnos sobre sus grandes peligros.

En mi opinión, el artículo está plagado de imprecisiones y falsedades que ameritan hacer una lectura crítica de su contenido. Presento a continuación varias de las afirmaciones de Londoño y luego las comento

“El comunismo es una de las más de doscientas cincuenta especies de socialismo conocidas por los estudiosos”

Londoño no presenta una fuente que sustente cuáles son esas doscientas cincuenta especies de socialismo pero efectivamente en el propio Manifiesto del Partido Comunista escrito por Marx y Engels en 1848 se hace referencia a diferentes corrientes socialistas y comunistas, y posteriormente se han desarrollado diversas corrientes. Londoño considera al comunismo como una especie de una categoría más general, el socialismo, pero dentro de la tradición marxista se ve al socialismo como una fase inicial de transición hacia el comunismo.

“El comunismo es la especie que logró gobernar la mitad del género humano”

La crítica de Londoño se concentra en el comunismo que logró gobernar la mitad del género humano, con lo cual se está refiriendo probablemente a la Unión Soviética y a China, principalmente, y además a Cuba y Corea del Norte. En sentido estricto, si se concibe al comunismo como una asociación de hombres libres, donde no existe una división en clases según el acceso a los medios de producción y la sociedad es gobernada directamente por todos los productores, hasta la fecha no ha existido ninguna sociedad comunista y tampoco socialista. Lo que ha existido son sociedades dirigidas por partidos comunistas, que se autodenominan socialistas que han intentado avanzar hacia la construcción del socialismo sin lograrlo; además, la primera sociedad donde se produjo una revolución con orientación socialista, Rusia y posteriormente la Unión Soviética desapareció y regresó al capitalismo. Desde una época tan temprana como la década de los 30 dirigentes políticos y teóricos marxistas como Trotsky denunciaron que en vez de un gobierno de los trabajadores se había conformado un gobierno de la burocracia que degeneró hacia una dictadura, razón por la cual habló de una revolución traicionada. Pero a pesar de esto, es evidente que en la Unión Soviética se abolió internamente la relación capitalista de producción, algo que evidentemente no les gustó a los capitalistas del resto del mundo, que hicieron todo lo posible por ahogar por la fuerza la nueva sociedad.

“Es una tesis materialista que repugna a cualquier concepción espiritualista de la vida”

Aunque el énfasis de la crítica de Fernando Londoño se concentra en los Estados realmente existentes que se declararon socialistas y fueron o son dirigidos por partidos comunistas, también se refiere al comunismo como una corriente de pensamiento y programática. La afirmación de que el comunismo es una tesis materialista no aporta mucho al conocimiento del comunismo. Aquí Londoño intenta confundir utilizando el término materialista en el sentido común, como alguien que se interesa solamente por sus condiciones materiales y lo contrapone al espiritualismo como una virtud. Pero el materialismo se refiere a una concepción del mundo y no tiene que ver con las actitudes o comportamientos egoístas de los individuos; un comunista, que considera que la sociedad debe entenderse a partir de sus condiciones materiales de producción puede ser un idealista, alguien que lucha por una sociedad mejor, al tiempo que un columnista que piensa que la sociedad se mueve por las ideas puede ser un materialista que trata de apoderarse indebidamente de acciones o dinero de otros.

En sentido estricto no hay una teoría del comunismo y del socialismo, dado que son modos de producción que no existen. La teoría de Marx, especialmente en El Capital que es su obra máxima, tiene como propósito explicar el capitalismo, entender en qué consiste y cuál es su dinámica. En el Manifiesto del Partido Comunista se presenta un análisis de la historia y tendencias generales del capitalismo pero no una teoría del comunismo. En sus estudios Marx encuentra que dentro del capitalismo se van produciendo fenómenos de socialización de la producción (concentración y centralización de capitales, aparición de monopolios y oligopolios, creación de sociedades anónimas, creciente intervención del Estado capitalista) al tiempo que se desarrolla enormemente la capacidad técnica de producción, lo cual hace prever que se están generando condiciones para dar el paso a una sociedad donde la riqueza y los ingresos, como ocurre en el capitalismo, no estén concentrados en las manos de unos pocos. Pero no se encuentra en la obra de Marx ningún libro llamado teoría del socialismo o del comunismo; se encuentra en el Manifiesto del Partido Comunista una sustentación de la necesidad de buscar una nueva sociedad donde no imperen las relaciones capitalistas de producción y en la Guerra Civil en Francia unas ideas básicas sobre cómo podría ser el funcionamiento de una sociedad gobernada por los trabajadores.

“Este materialismo se ocupa de explicar la historia y de construirla”

Marx criticó a los historiadores de su época y anteriores por enfocarse principalmente en las acciones de los dirigentes (reyes, duques, militares, jerarcas de la iglesia, etc.) y por considerar la política y el Estado en forma desligada y separada de la estructura económica de la sociedad. Para Marx las ideas, la política, el Estado, la filosofía, etc., están condicionadas y determinadas por la forma en la cual los hombres y mujeres producen sus condiciones materiales de vida, por lo cual postuló la necesidad de estudiar la economía como fundamento para comprender la sociedad. En este sentido es que se habla de una concepción materialista de la historia. Dentro de este análisis encontró que los hombres y mujeres hacen la historia, pero partiendo de condiciones que ellos no han creado sino que encuentran y les marcan los límites y posibilidades de su actuación. Adicionalmente, dado que en la sociedad capitalista se explota a la gran mayoría de trabajadores, la postura política de Marx consistió en señalar que los trabajadores deberían organizarse políticamente para luchar en favor de una sociedad donde se suprimiera el trabajo asalariado y la relación capitalista de explotación.

“La historia, para los comunistas, es un proceso dialéctico explicado por un tal Hegel, padre de todos los totalitarismos modernos”

Esto de que Hegel es el padre de todos los totalitarismos modernos no pasa de ser una afirmación sin sustento alguno. Con respecto a la dialéctica simplemente se trata de evidenciar hechos reales, que en la historia de la humanidad se han generado contradicciones entre el desarrollo productivo y las relaciones sociales de producción que se han expresado en luchas políticas entre clases y en la transformación de modos de producción. Es algo objetivo que ocurre. La lucha de clases no la inventa Marx, antes de él ya había sido observada por los historiadores y es algo presente en nuestras sociedades; hasta Warren Buffett reconoce que hay lucha de clases.

Dentro del capitalismo la idea del desarrollo dialéctico es que el propio sistema va generando contradicciones en su movimiento que pueden conducir a su desaparición; por ejemplo, el capitalismo se fundamenta en la competencia entre productores autónomos e independientes, pero la propia competencia va eliminando a muchos de ellos y creando monopolios. O el capitalismo desarrolla al máximo las fuerzas productivas pero la gran capacidad de producción conduce a crisis por exceso de productos en el mercado al tiempo que una parte importante de los trabajadores no tiene condiciones materiales mínimas de vida.

“Los comunistas, los fascistas y los nazistas son hermanos, paridos por la misma criatura, apenas diferente en el objetivo existencial que suponen: la prevalencia total de los grupos sociales, o sindicalismos extremos, donde alienta Mussolini; en el predominio de una raza superior, socialismo hitleriano, o en la dictadura del proletariado, marxismo comunista. En lo demás son idénticos”

Esta afirmación es falsa y tiene una clara intención de engaño. Mientras que en el caso de los comunistas hace referencia al proletariado (con lo cual se refiere a la estructura básica del modo de producción, la relación entre capitalistas y trabajadores asalariados) en el nazismo y el fascismo deja en la oscuridad el hecho de que ambos regímenes estaban a favor del capitalismo (así fuera con restricciones) y que buena parte de su propósito político era luchar contra los trabajadores y sus organizaciones sindicales y políticas. Es una posición evidente de mala fe el tratar de ocultar esto simplemente con el objetivo de degradar las ideas socialistas y comunistas. Sobre la dictadura del proletariado haré algunos comentarios adelante.

“El comunismo parte de la tesis de que el mundo está gobernado por un capitalismo que supone la explotación del hombre por el hombre”

Esta tesis de la explotación no es propia del comunismo (¿a cuál comunismo se está refiriendo?, ¿al que dominó la mitad del mundo?) Esta es una tesis fundamental de Marx en El Capital, aunque no formulada de manera tan simple. Se entiende por explotación todo tipo de organización social en la cual la clase trabajadora directa elabora todo el producto social, parte del cual debe entregar gratuitamente a los dueños de los medios de producción. La explotación se da tanto en la esclavitud como en el feudalismo y el capitalismo; una clase social es dominada por otra que la pone a trabajar a su servicio. Pero en el esclavismo y la servidumbre la explotación es abierta y clara, el esclavo y el siervo se encuentran bajo un dominio político y armado, mientras que en el capitalismo la explotación es encubierta por las relaciones de compra y venta en el mercado y la ficción jurídica de la igualdad entre contratantes. Pero en su conjunto, toda la clase trabajadora es explotada por los capitalistas; evidentemente un trabajador puede cambiar de patrón pero se verá siempre obligado a encontrar un patrón que lo contrate. En el capitalismo todo el producto social es elaborado por los trabajadores pero ellos se quedan solamente con una parte. Esto no es un supuesto, es una realidad cotidiana que se reproduce permanentemente. La crítica de fondo al capitalismo es esta relación de explotación. Puede ocurrir incluso que algunos trabajadores estén mejor pagos y que logren un nivel de vida superior al de la mayoría, pero siguen generando un excedente que es apropiado por su patronos. En términos políticos, la propuesta de los socialistas y comunistas es eliminar el trabajo asalariado, lo que implica lógicamente eliminar su pareja conceptual y práctica, al capitalista.

“Toda esta estructura, que se llama burguesa, es la de la clase dominante. La libertad de empresa, la propiedad, el mercado, las diferencias de méritos y fortunas, son atrocidades que se deben liquidar a través de la antítesis del proceso, que es la lucha de clases”

Dentro de la estructura capitalista como lo dice Londoño efectivamente hay una clase económicamente dominante, que a su vez controla el Estado y domina políticamente. La propuesta socialista y comunista es, como dije anteriormente suprimir la relación asalariada y también modificar la forma general de la organización social basada en la competencia entre productores privados autónomos y formalmente independientes.

El otro rasgo general específico del capitalismo es que consiste en una sociedad que no se basa en la cooperación consciente, en la coordinación planificada de la actividad de los seres humanos en la producción, sino en la competencia por parte de diferentes unidades productivas cada una de las cuales busca obtener su mayor provecho, las mayores ganancias. Es una sociedad desorganizada donde no existe un principio de unidad comunitaria, sino de lucha por los mercados con el ánimo de derrotar y desaparecer a los demás. Este tipo de organización genera consecuencias como las siguientes: desequilibrios en la relación entre la producción y las necesidades, exceso de producción, subutilización de capacidad instalada, crisis, despilfarro de recursos, deterioro de las condiciones de vida de la población. Por tanto, los partidarios del socialismo y el comunismo consideran que es necesario avanzar hacia una sociedad cooperativa, de hombres y mujeres libres asociados que consciente y racionalmente organicen la producción en función de las necesidades sociales, que establezcan una planificación de los recursos y distribución de las personas entre las distintas actividades productivas.

La planificación ha venido siendo desarrollada no solo por las sociedades socialistas realmente existentes, sino también por las propias empresas capitalistas y por entidades gubernamentales; toda gran empresa capitalista se fundamenta en una planeación técnica y curiosamente mientras que los capitalistas defienden estos métodos al interior de sus empresas los niegan para el conjunto de la sociedad como si fueran un atentado contra la libertad.

De otra parte la tan cacareada libertad de empresa es cada vez más un mito en la medida en que unos grandes monopolios y oligopolios dominan la mayor parte de la producción mundial y nacional; los pequeños y medianos productores son agobiados por el poder de los más grandes y van desapareciendo en muchas ramas; aunque hay un gran número de empresas, cuando se mira la distribución del valor agregado y de las ganancias, se observa como estas se concentran en pocas manos. Con respecto a la propiedad el propio capitalismo se ha encargado de quitársela a la gran mayoría de personas, de hecho la conformación de la clase de los trabajadores asalariados se fundamenta en la expropiación de los medios de producción para limitarlos a disponer solamente de su fuerza de trabajo. El capitalismo ya ha realizado la labor de expropiación de la propiedad de la gran mayoría y por tanto si es una bandera del socialismo y del comunismo el terminar con la propiedad del dinero y los medios de producción que permiten que un pequeño grupo esclavice a los demás. No se trata de acabar con la propiedad personal (ropa, vivienda, etc.) sino con la propiedad privada de los medios sociales de producción.

“La lucha de clases queda establecida entre la burguesía y el proletariado, enemigos mortales, irreconciliables” 

La lucha de clases es un hecho objetivo que surge de la propia estructura capitalista. Los capitalistas aumentan sus ganancias a costa de limitar el salario de los trabajadores, ya sea en términos absolutos o relativos. El gobierno de Duque y el Centro Democrático toman partido claramente en esta lucha de clases a favor de los capitalistas. La lucha de clases existe realmente, no es creación de los comunistas y socialistas. Pero esta lucha puede ser subterránea, limitarse a reivindicaciones sindicales solamente o trasladarse al campo político, a la lucha entre partidos. Qué tan abierta y cruenta sea esta lucha es asunto de las circunstancias concretas de cada país.

“Esa lucha de clases no es teórica, ni conceptual. Es una lucha de verdad, a fondo, sin contemplaciones. Y por antonomasia violenta. La violencia no es una alternativa ni una posibilidad circunstancial para los comunistas. Es de la esencia de la doctrina. El edificio burgués ha de ser demolido a sangre y fuego”

El modo de producción capitalista es por naturaleza violento, ejerce una violencia estructural. Expropia originaria y constantemente a grandes masas de sus medios de producción, tanto mediante la competencia económica como mediante procesos violentos de expropiación de la tierra por ejemplo. Subordina y humilla a los trabajadores, los somete a largas jornadas de trabajo y a bajas remuneraciones; los condena al desempleo y al subempleo; los conduce a la mendicidad, la delincuencia y la prostitución. Es un sistema basado en la violencia y la humillación. Cuando los trabajadores se rebelan los somete mediante amenazas y el uso abierto de la violencia. Idealmente la supresión de la relación asalariada y del capitalismo debería hacerse mediante la decisión mayoritaria de los trabajadores, incluso por la vía electoral. En Chile lo intentó Allende. Pero la respuesta del capitalismo es claramente la violencia, la represión, al dictadura, el crimen. Los capitalistas no van a renunciar pacíficamente a sus beneficios. Por tanto, no puede atribuirse la violencia solamente a una doctrina, ignorando las condiciones materiales del capitalismo y su resistencia natural al cambio.

“Como no siempre el proletariado lleva las de ganar, vale cualquier engaño, le es lícita toda impostura mientras asegura la victoria. La lealtad, la transparencia, la honestidad son idioteces burguesas que se utilizarán sin pudor mientras se garantiza el dominio del aparato social”

Cuando Londoño se refiere a estas actitudes y comportamientos desleales parecería que estuviera hablando de los gobiernos colombianos y especialmente del Centro Democrático, partido especialmente hábil en el arte de engañar (recordemos la campaña del plebiscito del acuerdo de paz). Lo de la lealtad, la transparencia y la honestidad de la burguesía es un chiste que ni el propio Londoño considera cierto.

“Conseguido el triunfo, que debe ser universal, porque el comunismo no acepta la entelequia del patriotismo, entonces si llega la síntesis del proceso, que es la dictadura del proletariado”

La expresión dictadura del proletariado es utilizada por Marx y también por Lenin. Para ellos dentro del capitalismo existe una dictadura de la burguesía. Aunque aparentemente existe una república burguesa, una cierta división de poderes y elecciones periódicas con alguna competencia entre partidos, hasta los propios analistas defensores del capitalismo reconocen: a) que el poder económico de los capitalistas es dominante lo cual les permite controlar directa o indirectamente el aparato estatal, los partidos y los procesos electorales; b) en la competencia electoral se tolera cierto nivel de disidencia que no afecte los fundamentos del sistema, pero cuando esto ocurre se recurre a la represión y en casos extremos a la dictadura militar; c) los medios de comunicación son propiedad de los capitalistas o dependen para su funcionamiento de la pauta publicitaria o los recursos estatales; los propios medios se autocensuran; d) el poder económico capitalista controla buena parte de las universidades, los centros de investigación y la generación de conocimiento e interpretación de la sociedad. La democracia es una fachada para esconder el dominio de la burguesía.

La dictadura del proletariado se concibe como una fase en la cual el gobierno está al servicio del proletariado en su conjunto, especialmente en una fase en la cual todavía no se ha eliminado por completo la forma de producción capitalista aunque haya cambiado el gobierno. Se trataría de un gobierno de la mayoría a favor de la mayoría. Pero esto no ha ocurrido hasta el momento en ninguna sociedad.

“Los comunistas no pueden aceptar un poder a medias o cualquier alternación en el poder. Su vocación es totalitaria, absoluta, permanente. El proletariado jamás puede permitir el regreso de la burguesía. Esa sería una contradicción sustancial con su mandato histórico”

La propuesta socialista y comunista es radical en cuanto a la abolición del trabajo asalariado y por tanto de la relación capitalista de producción. En este sentido es obvio que su propuesta política y económica no contempla el retorno a un modo de producción explotador.

“El comunismo destruye cualquier grupo humano o asociación que ponga en entredicho su destino. La familia tiene que desaparecer, como la religión, como los sindicatos o los partidos. El partido único, vaya contradicción, es de la esencia comunista”

Esta afirmación posiblemente se refiere a la experiencia de los países socialistas realmente existentes en algunas dimensiones pero no es cierto que tenga como propósito desaparecer a la familia. Efectivamente en la Unión Soviética se generó un Estado socialista autoritario y no se configuró realmente el socialismo en el sentido de una sociedad gobernada directamente por los trabajadores. Las nuevas revoluciones deben aprender de esta experiencia con el fin de construir un modo de producción socialista donde la administración de la sociedad sea democrática. En los pocos esbozos de Marx sobre el tema es evidente que el socialismo y el comunismo deben ser una asociación de hombres libres y que el Estado debe tender a desaparecer como órgano de dominación política para concentrarse en sus funciones administrativas comunes.

“El Estado es omnipresente, omnisciente, omnipotente. Educa, impera, ordena, produce, reparte. La economía jamás será libre; la propiedad, jamás admitida; la ciencia será oficial y el pensamiento no puede ser otro que el pensamiento del partido. Literatura, arte, música, deporte, son medios de producción o de gobierno. Nada más”

Nuevamente aquí hay que diferenciar entre los socialismos reales y el programa socialista y comunista hacia el futuro. Las afirmaciones son claramente exageradas, llegando algunas a ser falsas, pero no es la propuesta de los programas socialistas y comunistas. La propiedad que no se admitirá será la propiedad privada sobre los medios de producción, no la propiedad en general, que como ya hemos mencionado no existe para la gran mayoría de trabajadores dentro del capitalismo.

“El individuo es otra majadería burguesa. Todos somos iguales, con un destino único: servir al Estado, en términos de absoluta sumisión y total entrega”

Claramente esta no es la propuesta de los socialistas y comunistas que lo que buscan efectivamente el libre desarrollo de los individuos.

“Así como está dicho, el comunismo se apoderó de medio mundo. Y como es absurdo, contrario a la naturaleza humana, inaceptable moralmente e inviable políticamente, fue destruido, vuelto pedazos, aniquilado por la realidad. Queda como la peor pesadilla, en los sótanos de la vida social y personal, en Corea del Norte, en Cuba, Nicaragua, Venezuela y en algunas partes surge con sus garras avariciosas y sanguinarias, como en México, Uruguay o Argentina. Y en Colombia, si nos dejamos”

Efectivamente la Unión Soviética colapsó y las experiencias socialistas reales hasta el momento no han logrado construir el comunismo. Pero es falso afirmar que haya desaparecido la Unión Soviética por ser contrario el comunismo a la naturaleza humana. ¿En qué consiste esa naturaleza humana? Fernando Londoño no lo precisa. De otra parte, no ha habido socialismo ni comunismo en Venezuela o Nicaragua y mucho menos en otros países de América Latina. Pero lo que es evidente es que el capitalismo sigue generando condiciones para el desarrollo de un sistema contrario y creando en todas partes la aspiración de los trabajadores por buscar un mundo mejor que supere la explotación capitalista con todas sus nefastas consecuencias. Por esto, a pesar de los fracasos temporales, el fantasma del comunismo sigue atormentando a los capitalistas y a sus defensores, al extremo de que Fernando Londoño ve al comunismo por todas partes.

Si se preguntara a los manifestantes y protestantes en Colombia su opinión sobre si las marchas son comunistas, seguramente responderían al unísono que es una afirmación delirante. Pero en el fondo me parece que algo de razón tiene Londoño: la protesta refleja la inconformidad con la sociedad capitalista y su Estado y conduce a preguntarse si es posible lograr buenas condiciones de vida para todos los trabajadores dentro del capitalismo. Solamente el preguntarse esto abre el camino para explorar la necesidad del comunismo.

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