En su primera convocatoria a una manifestación, para el 20 de julio la Unión de Resistencias Cali (URC) propuso una jornada de movilización cultural y artística desde tempranas horas de la mañana para dar a la puesta en las calles un sentido pacifico, y así blindar la jornada de movilización de cualquier altercado con la policía, la infiltración de agentes externos a la manifestación y/o desmanes. Los caleños los escucharon.
Acostumbrados al desfile de las fuerzas armadas ininterrumpidas (exceptuando el año 2020 por la pandemia) los caleños se tomaron las calles para manifestarse, convocados por los puntos de resistencia. Esta vez con la consigna "nada que celebrar" por el día de la independencia de Colombia, enmarcado dentro del gran estallido social iniciado el 28 de abril de este mismo año.
Fueron cinco puntos de concentración escogidos para esta jornada: Uniresistencia, Apocalipso, Carrilera Resiste, Paso del Aguanto, Sameco Resiste, y Cuarta Resistencia de los que arrancaron las movilizaciones, todas terminadas en otro punto de concentración muy emblemático por su actividad cultural, la Loma de la Dignidad, que adquirió mucho significado durante la marcha del primero de mayo, donde se congregaron aproximadamente cien mil personas.
Después del fallido intento el pasado 13 de mayo en el María Isabel Urrutia, donde por primera vez se veían los voceros de cada punto en un primer intento de diálogo con los gobiernos Nacional, Departamental y Local, la Unión de Resistencias Cali se consolida como un espacio articulador de lo que hoy es el sujeto político más importante en décadas de movilización y protesta, las resistencias.
Un “punto de resistencia” tiene dos características principales: territorialidad y comunidad. Se levanta en un espacio concreto, dentro del territorio que se habita, donde participan toda clase actores y actrices sociales, de contexto socioeconómicos muy distintos y ocupando diferentes funciones que permiten la organización del punto de resistencia: la olla comunitaria, la primera y segunda línea, la misión médica, y un grupo de gestión de alimentos, presupuesto y DDHH; todos ellos confluyen en una compleja pero organizada micro comunidad.
Las movilizaciones de este 20 de julio fueron un encuentro de expresiones artísticas y diversidades, hombres y mujeres en su mayoría jóvenes pertenecientes a las resistencias de Cali y/o vinculados con ellos; los manifestantes participaron de una jornada pacífica en la que las presentaciones musicales fueron las protagonistas, en la búsqueda de apropiarse de un día patrio en la que la reivindicación de la “independencia” se materialice en su realidad.
La jornada de protesta y manifestación se realizó en calma hasta aproximadamente las cuatro de la tarde, cuando se presentó un fuerte enfrentamiento entre algunos manifestantes y el escuadrón antidisturbios ESMAD, que estuvo presente durante toda la jornada. Además de haber dejado varios heridos lograron lo que se proponían: dispersar la concentración.
A pesar de esto, fue una gran conquista ciudadana haber logrado cambiar el desfile militar de despliegue de fuerza humana y de armas por ciudadanos desarmados celebrando la vida.
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