Han pasado 27 años desde que Francisco Caraballo impulsó las disidencias del Ejército Popular de Liberación (EPL), uno de los frentes que siguió su llamado fue el Libardo Mora Toro en Norte de Santander. La presencia del EPL en la región del Catatumbo es innegable, el control territorial le da poder para restringir el tránsito vehicular, expulsar personas de pueblos, determinar el uso de casco para motociclistas, limitar el uso de carros con vidrios polarizados, entre otras acciones. Su presencia se evidencia en la simbología que se encuentra en puntos estratégicos de la región y la ciudad de Ocaña.
El año 2013, en medio del paro Campesino del Catatumbo, Víctor Ramón Navarro “Megateo”, jefe de finanzas de la guerrilla, mencionó acerca de dos misivas de paz enviadas al gobierno que no tuvieron respuesta. En el 2015 también haría público un comunicado sobre su disposición de paz, así lo titularía la Revista Semana: “Colombia: EPL quiere adherir a diálogo de paz”.
Después del descalabro del plebiscito, el EPL, en un comunicado publico manifestó una propuesta de asamblea constituyente y señaló la necesidad de una salida política al conflicto a través de diálogos de paz que incorporaran a todas las guerrillas.
Para marzo de este año, en la liberación de una ingeniera contratista, el EPL hizo un llamado a que se le reconociera como insurgencia y la necesidad de aperturas a canales de paz. La última misiva pública fue el pasado 2 de octubre, en donde se insta nuevamente a un canal de diálogos para dar salida política al conflicto y termina con un llamado a Juan Manuel Santos: “Señor Presidente, las respuestas a nuestras propuestas puede hacerla llegar a través de los emisarios o de los contactos que autoricemos para ello”.
La respuesta del gobierno, como ha sido costumbre desde el 2013, fue negativa frente la apertura a diálogos de paz con el EPL, pues para las instituciones de seguridad esta guerrilla es un Grupo Armado Organizado (GAO) en Clase A, y cuya única alternativa es el sometimiento a la justicia.
Alfredo Molano, en entrevista en Ocaña al autor del artículo, menciona que: “El gobierno tiene un desdén político total por el EPL; el gobierno debe tener en cuenta al EPL, no por ser un movimiento muy grande, comparativamente con las FARC o el ELN, pero es un movimiento político que es necesario que entre en la agenda de negociación”.
Lo preocupante es que mientras el desdén del gobierno permanece inmóvil, en los últimos meses la guerrilla ha aumentado su pie de fuerza y su control territorial, ocupando espacios en el Catatumbo y haciendo presencia en Bolívar y Cesar. Para marzo de 2017, en carta abierta al pueblo Caucano el EPL, manifiesta su intención de expandirse a ese territorio; días después indígenas de Toribio expulsan a 20 guerrilleros del EPL.
Catatumbo y EPL
En investigación realizada por el autor del artículo, se aplicaron encuestas con el objetivo de conocer ¿cuál era la percepción de los Ocañeros (ciudad más importante del Catatumbo), sobre el EPL? Con un nivel de confiabilidad de 95% y 5% de margen de error, los resultados son contrarios a la postura del gobierno central. Para los Ocañeros, con un 56.3% el EPL es una guerrilla; 9,8% manifiestan que es Banda delincuencial; 12,9% plantean que es un Grupo Narcotraficante; 20,7% No saben/No responden. En esta misma investigación se preguntó sobre un dialogo de paz con esta guerrillas, teniendo como resultados: Sí está de acuerdo con una apertura de diálogos: 74.2%; No está de acuerdo con una apertura de diálogos: 14.8%, No sabe/No responde: 10.9%.
El panorama frente al EPL y la realidad de las zonas donde está emplazado demuestra tres fenómenos. El primero, el gobierno central tiene una postura de negacioncita frente a este insurgencia, su control territorial, mando político y capacidad militar. Segundo, el EPL desde el 2013, ha llamado a entablar diálogos de paz; sin embargo, en el último tiempo, también ha aumentado su capacidad de hombres en armas ocupando nuevos territorios. Tercero, la percepción de Ocaña sobre el EPL, es que es una guerrilla y en su mayoría plantea la necesidad de dar inicio de diálogos de Paz con este grupo.
El panorama del posconflicto es cada vez más complejo, en la región del Catatumbo se encuentra el EPL, y ante el desdén político del gobierno, el crecimiento del poder militar de este grupo, y la poca movilización social entorno a una apertura de diálogos, convierten a la región en un territorio alejado de una realidad pensada en clave de posconflicto.