En la actualidad los docentes en Colombia se encuentran en huelga, la cual es producto de las precarias condiciones laborales en que se hallan hoy en día. Quiero direccionar el presente texto en realizar una reflexión constructiva, con una visión de fondo, en relación al paro nacional que adelanta el magisterio colombiano, que evidencia la crisis educativa en la que se encuentra la sociedad colombiana. Es triste observar en cualquier institución educativa pública del estado el debilitamiento institucional y el poco interés que tienen los órganos de gobierno por la inversión hacia la educación, herramienta fundamental en la construcción del ser. Además, se están aplicando métodos que estimulan un sistema educativo que no están siendo eficaces con el desarrollo humano que requiere la sociedad colombiana, donde se ha consolidado un espacio de manipulación de políticas y la actuación de gran parte de funcionarios del gobierno con una mirada muy individualista que no responden a las necesidades de las comunidades.
Particularmente quiero referirme a los trabajadores estatales, especialmente a los concernientes en el sector educativo. Manifestar un abandono del gobierno, al cual solo le interesa desarrollar políticas que favorezcan los intereses del mercado y llenar los bolsillos de la manada de ratas que se engordan con lo que les pertenece a toda la sociedad. Como profesional de las ciencias sociales, orgullosamente educador de profesión, se tiene un gran reto, el cual es cumplir un papel importante, enfocarse en la reconstrucción del tejido social, articular fundamentalmente los procesos académicos con las necesidades de las comunidades. Para esto se requiere transformar el concepto de academia que prevalece, hacia una que se abra al respeto de las diferentes maneras de explicar la realidad, que despierte el sentido de lo humano y desarrolle realmente capacidades en las personas que fortalezcan el ser. Este paro, que ha llegado a la vista de todos, tiene que ser la oportunidad de los reivindicar derechos fundamentales de las personas en un estado “social de derecho”, donde diariamente se atenta contra la dignidad de las comunidades y diversos sectores laborales del estado. Esta es la oportunidad de comenzar a estimular cambios que alteren el orden establecido y posibiliten el avance y fortalecimiento de las instituciones del estado, que se articulen realmente con las necesidades sociales.
El problema salarial ha sido un punto de conflicto entre el magisterio y el gobierno. En la actualidad, las condiciones en las que se encuentran muchos docentes se pueden caracterizar por las circunstancias laborales precarias, problemas en el sistema de salud, etc… Es por eso que se pide más inversión en la educación, que se fortalezca lo público por encima de lo privado. Hay que darle profundidad al tema, se necesita una transformación en el tipo de educación que se está impartiendo y que está educando a un tipo de ciudadano, bajo el concepto del capital humano. Un mundo que se deja adsorber por el espectáculo y lo material, donde se ha construido un ambiente de mentiras que contaminan el entorno, reflejado en el comportamiento de gobernantes inhumanos que solo les interesa complacer sus caprichos, prevaleciendo lo individual por encima de lo colectivo, sin principios que los regulen como servidores públicos, los cuales tienen como fin fundamental, servir a la sociedad, carentes de una ética pública, la cual es un elemento desarrollador del ser.
Hay que dejarse tentar con un poco de la buena locura, saliéndose de fronteras que limitan el desarrollo armónico del ser, crear un sistema educativo bajo un concepto liberador del ser humano, que mejore el habitad de convivencia social, formando ciudadanos conscientes de sí mismo, participes directos de la transformación social. Activos en su propia formación cultural, política, económica y del ser, que estimule un pensamiento propio, dejándose de lado imposiciones que indican el actuar de los ciudadanos. Si miramos la institucionalidad educativa en Colombia, es un limitante de las personas, donde matan la imaginación y debilitan el desarrollo del ser humano, a través del seguimiento de estándares, que son construidos desde los organismos internacionales y en la gran mayoría limitan el ejerció de la docencia en las instituciones, donde hay poca autonomía en el libre desarrollo del conocimiento, tanto docentes como estudiantes.
A estos organismos internacionales solo les interesa defender los intereses de las grandes potencias que siempre han invadido nuestro territorio, creando políticas que en la actualidad debilitan lo público; en el caso particular de la educación, privando a la gran mayoría de ciudadanos de una formación digna y sin ningún valor económico, siendo la educación derecho fundamental en la construcción de sociedad. Se necesita una anarquía mental, que permita liberar del estado de manipulación del pensamiento, que ejerce el sistema, a través de poderosos medios de comunicaciones y una formación que responde al mercado. Vendiendo comportamientos ajenos a lo local, que entretienen y desvían realidades profundas que están generando problemáticas sociales que afectan a la población, como lo es el problema educativo, que se manifiesta a través del paro que lideran los maestros, lo cual ha sido una lucha histórica con el estado.
Por último, cabe señalar la realidad que vive un sector considerable de maestros, que aún no logran un trabajo digno. Que no están directamente laborando con el estado, trabajando en el sector privado de la educación. Donde el ejercicio docente ha sido delegado a un segundo plano y en casos extremos, los obligan a asumir roles que se salen de su ejercicio, explotando laboralmente a los docentes por un salario precario. Los gobernantes a través de las instituciones se inventan método para convertir estas necesidades en ganancia para ellos, inventándose la venta de pines para concursar para una plaza, lo cual se convierte en una ganancia jugosa, jugando con las necesidades de la gente. Quiero invitar a este sector de docentes desprotegidos laboralmente y a todos aquellos que trabajan en condiciones indignas a manifestarse también, por mejores oportunidades laborales, luego de tanto sacrificio para poder pagar una educación que cada día se mercantiliza.