Egan Bernal y su salto mortal al uribismo

Egan Bernal y su salto mortal al uribismo

"Los argumentos de Bernal resultan contradictorios: dice que no debe haber más odio de clases, pero se une al establecimiento, que tienen en la ruina a la mayoría"

Por: Emilio Lagos Cortés
mayo 18, 2022
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Egan Bernal y su salto mortal al uribismo
Fotos: Archivo

Egan Bernal acaba de anunciar su voto a favor del candidato del gobierno de Iván Duque, del uribismo y de la Oficina de Envigado. Bernal puede decidir su voto en el sentido que sea, pero resulta paradójico que apoye la candidatura del establecimiento invocando un supuesto deseo de que no se profundice el odio de clases entre los colombianos.

Nunca debe olvidarse que existe lo que se denomina el establecimiento, los grupos (empresarios, terratenientes, mafias, partidos políticos, castas militares y religiosas, entre otros) que controlan el poder en la sociedad colombiana y han hecho de ella lo que es, en beneficio propio.

El resultado es la Colombia de nuestros días: dominada por la corrupción, el narcotráfico, el paramilitarismo, la delincuencia generalizada, el delito de cuello blanco y la desigualdad. En ello han tenido un protagonismo de primer orden Álvaro Uribe y el uribismo en general. Y el gobierno actual de Iván Duque es parte del uribismo, y Fico es el candidato de Duque.

Los argumentos de Egan resultan contradictorios. Dice que no debe haber más odio de clases sociales en Colombia, pero se une al establecimiento y a la derecha, que tienen en la ruina a la mayoría de clases sociales colombianas, al tiempo que una minoría vive mejor que la realeza europea o los magnates del capitalismo mundial; que Fico tiene la virtud de unir, ¡¡¡Fico, el de la derecha, el del uribismo, el del establecimiento, tiene capacidad de unir a los colombianos!!!; que Fico ha criticado al gobierno, pero adhiere al candidato del gobierno; que no es de extrema derecha ni de extrema izquierda, pero se une al candidato de la extrema derecha; que cree en la necesidad del cambio, pero apoya la campaña del continuismo; y que espera que Fico gobierne con la ayuda de la izquierda, ¿¿¿Qué cosa??? ¡¡¡Pareciera que Petro se toma la cerveza y Egan es el que se emborracha!!!

Frente a la realidad colombiana se han formado fundamentalmente dos tendencias políticas. Una que defiende la continuidad, porque, aunque a Colombia le vaya mal en general, a ciertos sectores les va muy bien. La otra tendencia es la que propone el cambio: una que reclama educación y salud como derechos sociales, tierra para los campesinos, empleo para los colombianos, y, principalmente, paz. Es el debate entre cambio y continuidad. Egan se puso del lado de la continuidad que beneficia a las elites, al uribismo y a la Oficina de Envigado.

Insisto en lo que significa la continuidad del uribismo en el poder: la continuidad de sectores que están dispuestos a ejercer el poder asesinando a 6.402 jóvenes para mostrar estadísticas de seguridad, para defender el estado actual de las cosas; que emplea al paramilitarismo urbano y a la policía para asesinar a 100 manifestantes que protestaron durante el paro nacional; y que están dispuestos a aliarse con el narcotraFico y la mafia (Ñeñe Hernández, Oficina de Envigado) para ejercer el poder; y que, fundamentalmente, desean continuar considerando al estado como botín personal para enriquecer a sus hijos y cercanos, sea despojando tierras, traficando con influencias o capturando la contratación estatal, ejemplo reciente de ello son los 70.000 millones que una exministra le entregó a los ladrones, o los subsidios para riego a la hacienda El Ubérrimo. A eso es a lo que Egan se adhirió.

En debates anteriores ha salido a relucir la categoría de esclavo doméstico para referirse a quienes, teniendo origen en clases sociales humildes, cuando mejoran su condición económica, se convierten en los más entusiastas defensores de un orden social por injusto que sea. En realidad, Egan defiende la continuidad porque considera que esta protege su lonchera.

Pelearse con el poder pone en peligro los contratos. En cambio, la lambonería hacia el poder siempre ha sido retribuida con suculentas migajas; esas migajas que el esclavo doméstico siempre considerará tan valiosas, aunque para conservarlas tenga que ponerse en contra de sus hermanos de clase social. Plata es plata, diría Fico.

Lo que sí demuestra Egan es que tiene madera de político tradicional: resulta hábil intentando disfrazar sus intereses personales, la defensa de su lonchera, con una careta de nobles intereses generales, una sociedad sin odios.

Quizá con el tiempo haga carrera como político dentro del uribismo. En este caso, Egan, como Caterine Ibargüen, dio un salto largo desde el deporte hacia la política uribista, un salto tan largo que, como Caterine, terminará cayendo en la piscina de mierda de la clase política tradicional. El cambio es inaplazable.

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