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Estados Unidos declaró el lunes que había recuperado los primeros restos del globo chino, mientras el Gobierno de Joe Biden intentaba contener las consecuencias de este episodio, tanto ante la oposición republicana como frente a Beijing.
"La cuestión no es si confiamos en China, la cuestión es decidir dónde podemos trabajar juntos y dónde estamos en oposición", aseguró el presidente estadounidense, preguntado por los periodistas a su regreso a la Casa Blanca.
Joe Biden recordó que había decidido derribar el supuesto 'globo espía' chino el miércoles pasado, pero que los militares estadounidenses le habían aconsejado esperar hasta que la nave estuviera sobre el Atlántico, en aguas territoriales estadounidenses.
Washington no respondió directamente a las acusaciones del Ejecutivo chino el domingo de que el derribo estadounidense del globo, que describió como una nave civil que se había desviado de su ruta, había "afectado y dañado gravemente" las relaciones entre ambos países.
Al tiempo que defendía su dura postura, Estados Unidos incluso reiteró su voluntad de mantener "líneas de comunicación abiertas" con su gran rival estratégico. "Incluso en estos tiempos de tensiones exacerbadas, queremos tener la oportunidad de descolgar el teléfono y hablar" con los chinos, declaró el lunes el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
"No a una nueva Guerra Fría"
Aseguró que Estados Unidos había estado en contacto con las autoridades chinas desde el derribo del globo, pero dijo que no había habido "discusiones" sobre la reprogramación de la visita del secretario de Estado Antony Blinken a China.
El Asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, declaró el lunes en un debate en Washington que "Estados Unidos no busca una nueva Guerra Fría" con China.
Washington está en contacto con sus aliados y socios para mantenerlos informados de los elementos reunidos en torno al supuesto 'globo espía' chino, cuya travesía del territorio estadounidense ha cautivado al país durante varios días.
Frente a la oposición republicana, que se apresuró a denunciar la debilidad de la Administración Biden frente a China, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, aseguró que la decisión de esperar antes de derribar el globo había dado a los estadounidenses "una tremenda oportunidad de entender y estudiar mejor" el artefacto, a la espera de que los restos aportaran más información. También afirmó que Estados Unidos había "tomado medidas para limitar la capacidad de recogida (de datos) que este globo habría tenido sobre nuestros emplazamientos militares sensibles".
No se trata de devolver los escombros
Los equipos desplegados frente a la costa de Carolina del Sur, en el sureste del país, "han recuperado algunos restos de la superficie del mar", declaró John Kirby, quien añadió que "las condiciones meteorológicas" aún no habían permitido la recuperación submarina del aparato. El funcionario también afirmó que Estados Unidos no tenía "ninguna intención de devolver" a China los restos recogidos.
El general Glen VanHerck, jefe del Mando de Defensa Aeroespacial de Norteamérica (Norad), dijo que un buque de la Marina estadounidense estaba explorando el radio en el que cayeron los restos.
El globo en sí tenía unos 60 metros de altura y transportaba una especie de góndola de más de una tonelada de peso, dijo el funcionario en otra rueda de prensa. Los restos se estudiarán detenidamente, añadió el general.
En otro giro, según John Kirby, la administración de Biden ha "contactado con altos funcionarios de la administración anterior y (ofrecido) sesiones informativas" sobre los vuelos de globos chinos que tuvieron lugar mientras Donald Trump era presidente. Según el Pentágono, globos chinos sobrevolaron territorio estadounidense tres veces durante breves periodos durante la presidencia de Donald Trump, y una vez, también por poco tiempo, al inicio del mandato de Joe Biden.