Brian Nichols, máximo responsable del Departamento de Estado de EE. UU. para los asuntos del hemisferio occidental, informó el miércoles que el secretario de Estado de EE. UU. Antony Blinken visitará Canadá el jueves, para abordar, entre otros temas, la crisis a todas las escaladas que sufre Haití.
Ante periodistas, Nichols especificó que el establecimiento y el envío de una fuerza multinacional, solicitada por el Gobierno haitiano para hacer frente a la crisis, se discutirá durante la visita de Blinken.
La nación caribeña se enfrenta al problema de las pandillas armadas, que han tomado el país y han agravado la situación humanitaria en las últimas semanas, particularmente después de haber bloqueado el acceso a los terminales de combustible.
Haití también se enfrenta a un resurgimiento del cólera, lo que llevó al Ejecutivo a solicitar el despliegue de fuerzas armadas internacionales, petición acogida por la ONU y Estados Unidos.
En una declaración del domingo 9 de octubre, el secretario general de la ONU, António Guterres, hizo un llamamiento "a la comunidad internacional, incluidos los miembros del Consejo de Seguridad, para que consideren urgentemente la petición del Gobierno de Haití de desplegar sin demora una fuerza armada internacional especializada".
Pero el martes, algunos medios de comunicación estadounidenses -citando varias fuentes anónimas- informaron de que la iniciativa estaba a punto de fracasar porque ningún socio extranjero se había presentado para enviar militares.
"No ha habido ningún progreso en el reclutamiento de socios voluntarios", dijo una fuente citada por el periódico 'Miami Herald'. "Nadie está dispuesto a comprometerse", añadió la fuente.
Nichols respondió el miércoles diciendo que "está en total desacuerdo con que la resolución que autoriza una fuerza multinacional esté en peligro". El funcionario añadió que esperaba que la dirección de la fuerza se estableciera en los próximos días a medida que avancen las conversaciones.
"Confío en que tendremos algo a principios de noviembre, tanto una resolución como la dirección de la fuerza. Así que creo que las cosas avanzan según lo previsto", concluyó.
Los haitianos no quieren la intervención extranjera
Pero en Haití, la idea de una posible intervención de fuerzas armadas extranjeras no despierta entusiasmo. Tras la decisión del primer ministro Ariel Henry de pedir ayuda, miles de personas salieron a la calle para exigir su dimisión y denunciar a Estados Unidos, Canadá y la ONU como responsables de los males del país.
Para muchos haitianos, una intervención militar podría tener repercusiones negativas, especialmente porque los haitianos no ven la ONU como una institución legítima, dados sus sucesivos fracasos en el país. La población haitiana no olvida que la anterior epidemia de cólera fue llevada a la isla por las fuerzas de paz de la ONU.
En una entrevista con France 24 en francés, Frédéric Thomas, especialista de Haití, considera que "la población haitiana impugna tanto el fundamento de esta petición (de intervención extranjera) como el hecho de que la haga un gobierno considerado ilegítimo, corrupto y totalmente desacreditado".
El académico añade que la población "rechaza este gobierno que, por razones claramente oportunistas, pretende quedarse en el poder".
Desde 1994 hasta hoy, una misión de las Naciones Unidas ha constantemente estado en la isla a través de la Oficina Integrada de la ONU en Haití. Pero para muchos, esta misión no ha aportado nada y, por el contrario, "ha dejado cicatrices", según Thomas.
El especialista enumera las deficiencias de la misión y recuerda que la ONU "no fue en absoluto reactiva tras el terremoto de 2010", y que "también tuvo un papel policial problemático al intervenir durante manifestaciones sociales".
Además, el personal de mantenimiento de la paz de la ONU ha sido acusado de agresiones sexuales. En este tema y en el de la introducción del cólera en Haití, la ONU ha tardado años en reconocer su responsabilidad.
Thomas concluye que "todo esto ha creado una forma de ira en la sociedad haitiana, y todos estos precedentes hacen que esta institución internacional no tenga credibilidad para intervenir (en el país), de nuevo, a los ojos de los haitianos".