“Colombia no ha invertido lo suficiente en educación para que las instituciones públicas tomen medidas que beneficie a toda la población estudiantil ante una situación de tan gran magnitud como lo es la pandemia”, expresa Ilis Giraldo, estudiante de la Universidad de Sucre, quien ingresó a la institución apenas en el primer semestre de 2020.
Pero el problema no es solo de los estudiantes de pregrado, pues niños de primaria y jóvenes de secundaria también se sienten abrumados por sus actividades académicas. Además no cuentan con alguien especializado que los guíe en el aprendizaje.
Al igual que Ilis Giraldo, hay un sector de la población estudiantil de educación básica que, en el departamento de Sucre, no se siente satisfecho porque –dicen– no solo son de bajos recursos, sino que no cuentan con las herramientas tecnológicas para responder a la cantidad de tareas y actividades que a diario les colocan sus docentes, quienes también, en ocasiones, deben atender, por virtualidad, hasta 12 cursos con una población en promedio de entre 370 y hasta 400 estudiantes.
Para ver más a fondo las consecuencias y el impacto del coronavirus en la educación, no hay mejor voz que las personas que lo están viviendo.
“Siento que están saturando demasiado a los niños de trabajos, ellos todo el tiempo están realizando tareas, tanto así que no les queda tiempo para jugar y distraerse”, dice Rosa Ramos, madre de familia, desde una reunión virtual de padres de familia, en la cual todos estuvieron expresando las incomodidades que a diario afrontan.
La educación virtual desde las casa también tiene sus altibajos dependiendo de los niveles de educación de los padres, que son en estos casos de gran apoyo para sus hijos. Algunos estudiantes reciben ayuda en sus actividades académicas por el buen nivel de educación de sus padres, pues incluso son docentes.
Otros estudiantes, cuyos padres no cuentan con un nivel educativo favorable, deben hacerlo por sus propios medios. Son estos últimos los que sufren las consecuencias, no muestran interés, en tanto que los primeros muestran un mayor provecho.
Lo virtual contra lo presencial
El problema es mayor para quienes no cuentan con las herramientas virtuales básicas. “El cambio ha sido para mal ya que muchos estudiantes no cuentan con las herramientas necesarias para esta práctica, o les afecta porque de una u otra manera sienten que la educación presencial es más ventajosa que la educación virtual”, dice Jesús Madrigal, estudiante de noveno grado en la Institución Educativa Juanita García Manjarrez, de la ciudad de Sincelejo. Enfatiza en que la falta de recursos en los estudiantes es una gran desventaja para el proceso de aprendizaje.
Por otro lado, están quienes sí poseen las herramientas necesarias para lograr resolver sus actividades, es en ese punto donde se presentan contrastes entre los beneficios de las clases virtuales y las presenciales.
La formación familiar es un pilar fundamental para el desarrollo de sus estudios, en los diferentes ambientes que se presenten. El espacio de estudio y los contratiempos también influyen en el alumno.
Esta situación afecta no solo a los estudiantes, pues también hay profesores que no cuenten con los instrumentos de comunicación para atender a la cantidad de alumnos. El estrés es una amenaza constantes para ambos, pues también en ocasiones el profesor tiene lo instrumentos y no el estudiante.
“Encontrar una estabilidad respecto a la cantidad de actividades, es lo que más nos preocupa. También hay actividades virtuales que nos agobian al no saber resolverlas. Por eso es importante conseguir un punto medio que permita estabilizar la educación virtual de nuestros hijos”, argumenta Abraham González, padre de familia, afectado por la virtualidad.
También hay docentes que -por ejemplo- no cuentan con la habilidad suficiente para compartir con sus estudiantes, a través de whatsapp y por la plataforma Classroom, las guías de contenido, que por estos días se encuentran elaborando.
Esta problemática afecta directamente a muchos jóvenes que, por falta de herramientas, no pueden estar presente en las clases o no pueden participar de manera activa en las actividades virtuales. Por ende, no logran aprender de manera completa y satisfactoria.
Lo importante es la preparación
Hablando de soluciones, es necesario argumentar que los estudiantes de la básica y de pregrado lo que realmente queremos es aprender. Muchos de nosotros advertimos que la falta de práctica nos limita para un buen desempeño, puesto que las clases no son solo teóricas sino que requieren de todo un contexto social. A causa del aislamiento preventivo, carreras como la comunicación social y el periodismo se ven afectada por cuanto requieren de espacios abiertos. La preparación no solo se basa en el virtual, va más allá. Por lo pronto tanto estudiantes, profesores y padres de familia tendrán que seguir lidiando diariamente con el estrés, el cansancio y el exceso de actividades académicas, mientras todo se solucione y nos volvamos a reunir. Confiemos en que todo pasará.
