Las políticas sobre educación sexual que ha impulsado el Ministerio de Educación Nacional en los colegios durante los últimos años, han creado un agudo debate entre los más diversos sectores de la sociedad. Las preguntas a la que todos buscan responder es a qué edad deberían comenzar nuestros niños a aprender sobre la sexualidad y qué cosas se les deberían enseñar. Aquí les contamos en qué consisten las políticas del Ministerio sobre el tema, como y por qué fueron diseñadas, así como también quiénes se oponen y por qué.
El enredo legal
El marco legal más amplio del debate se encuentra, por supuesto, en la constitución y en el respeto a la diversidad de las personas y al libre desarrollo de la libre personalidad que se encuentran consagrados en ella como derechos inalienables. En seguida se encuentra la Ley General de la Educación (114/94) que establece que uno de los objetivos generales de la misma consiste en “Desarrollar una sexualidad que promueva el conocimiento de sí mismo, la autoestima y la construcción de identidad sexual dentro del respeto por la equidad de los sexos”.
Pero el centro de la polémica se encuentra en la Ley 1146 de 2007 que estableció como obligatoria la cátedra de educación sexual en estudiantes de bachillerato y universidad. Según el concepto del colectivo “Cero embarazos no deseados en adolescentes” la ley debía contemplar también la educación sexual para los niños de pre-escolar y primaria, en la idea de que desde allí debían formarse los valores fundamentales sobre la sexualidad, la autoestima y el respeto del cuerpo. Por esta razón el colectivo instauró una demanda ante la Corte Constitucional con la pretensión de que la cátedra de educación sexual fuese obligatoria desde los primeros niveles de la escuela, sin embargo, según el concepto de la Corte, el texto de la Ley 1146 de 2007 no obligaba a incluir una clase específica de educación sexual en los niveles de primaria y pre-escolar, dado que en esos niveles de la escuela esa educación debe darse de forma transversal en todas las asignaturas.
Recientemente se ha añadido un nuevo elemento en el debate, esta vez relacionado con la inclusión de la diversidad de género en las escuelas. El ministerio de educación ha insistido en la necesidad de crear ambientes escolares que permitan el libre desarrollo de la identidad sexual, específicamente, la discusión se centra ahora en la ley contra el matoneo 1620 de 2013 la cual, en el artículo 21 afirma que los colegios están obligados a identificar nuevas formas alternativas para incentivar y fortalecer el ejercicio de los derechos humanos sexuales y reproductivos, lo que implicaría una educación que promocione en los niños el respeto y el desarrollo a la diversidad de género.
Las estadísticas de fondo
Las políticas del ministerio poseen un sustento bastante claro en la estadísticas que se han levantado durante el país a lo largo de los últimos años. Para señalar solamente un ejemplo destacado, la encuesta de comportamientos y actitudes sobre sexualidad en niñas, niños y adolescentes escolarizados (ECAS) mostró algunas cifras alarmantes: el 32,7% de los menores de 18 años ya han iniciado su vida sexual. De ese porcentaje que el 50% de los niños y el 31% de las niñas habían comenzado antes de los quince años, e incluso el 26,5 de los niños y el 10,9% de las niñas habían tenido su primera relación antes de los 13 años. Por otra parte 53% de las niñas que iniciaron las relaciones sexuales quedaron en embarazo.
Adicionalmente otras encuestas han dado como resultado ciertos datos reveladores: el porcentaje de las mujeres que inicia su actividad sexual de forma temprana es mayor en los hogares pobres; más de un tercio de las mujeres que no terminaron la primaria tuvieron su primera relación antes de los quince años y el 80% de las mismas inició antes de los 18 años. Por el contrario, dentro de las estudiantes que obtuvieron logros educativos importantes, solo el 5% inició antes de los 15 años. Finalmente, las encuestas mostraron que solo el 54% de los hombres y el 46& de las mujeres encuestadas utilizó condón o preservativo en la primera relación sexual.
Lo que han revelado las encuestas es, en resumen, que los niños y niñas colombianos están iniciando de forma temprana sus actividades sexuales, sin demasiada información ni protección y que ese comportamiento los afecta no solo reproductiva, sino escolar y económicamente, y es precisamente por eso que el Ministerio de Educación quiere impartir una educación para la sexualidad responsable desde la edad más temprana posible.
Algunos antecedentes relevantes
Al ministerio de educación no solo lo avalan las estadísticas nacionales sobre la sexualidad en la población escolarizada, adicionalmente algunos acontecimientos a nivel nacional han señalado la necesidad de tomarse en serio las regulaciones para la convivencia escolar y, específicamente, para la tolerancia por la diversidad de género en los colegios. Algunos casos como el de Yadira Perdomo, que quedó en silla de ruedas luego de que cayera de una altura de tres metros buscando los inhaladores que le habían escondido, o la sentencia proferida por la corte constitucional que avala a los menores que se consideren transexuales a asistir con el uniforme con el que mejor se identifiquen (jardinera o pantalón) a los centros educativos, o finalmente, casos como el de Sergio Urrego que, víctima del matoneo escolar por su orientación sexual, decidió acabar con su sufrimiento quitándose la vida.
Las políticas del Ministerio
Lo que el gobierno ha planteado han sido básicamente dos cosas. En primer lugar planteó la ley 1146 de 2007 a través de la cual se buscó prevenir la violencia sexual y desarrollar un sistema de atención integral para los menores víctimas de abuso sexual. En la sección que relaciona las obligaciones del Ministerio de Educación al respecto, la ley establece tres puntos muy importantes: la implantación obligatoria de la cátedra de educación sexual para los estudiantes de educación media y superior, la obligación de los colegios de establecer mecanismos de detención temprana y la prevención del acoso sexual y la obligación de los docentes de denunciar cualquier información que tengan al respecto. Si bien como se dijo antes la corte constitucional no avaló que la cátedra se implantara de forma obligatoria también en los niveles de preescolar y primaria, la misma corte estableció que la educación sexual debe ofrecerse de forma transversal en todas las actividades pedagógicas de las instituciones que ofrezcan dichos niveles educativos.
En segundo lugar a través de la Presidencia de la República el ministerio de Educación creo el sistema nacional para la convivencia escolar a través de la ley 1620 de 2013, la cual en su artículo 21 obliga a los colegios a identificar nuevas formas alternativas para incentivar y fortalecer el ejercicio de los derechos humanos sexuales y reproductivos, lo que en palabras claras quiere decir que los colegios ya no pueden prohibir, sino que por el contrario deben promover el desarrollo de la diversidad de género la interior de las instituciones de educación primaria, básica y media, ofreciendo las herramientas de protección para que los estudiantes puedan hacer un uso libre de sus derechos sexuales sin discriminación alguna hacia la comunidad LGTBI.
Quiénes se oponen y por qué
Pero las reformas del ministerio no han sido bien recibida por parte de todos los sectores. El procurador General de la Nación emitió en su momento un concepto a la Corte Constitucional solicitando que no se avalaran las pretensiones de la demanda del Colectivo “Cero Embarazos no Deseados en Adolescentes” afirmando que la implantación de la cátedra de educación sexual en los niveles de primaria y pre-escolar podría aumentar la “curiosidad hacia conductas sexuales que aceleren de manera inconveniente el inicio sexual de los niños/niñas y adolescentes con el ya sabido riesgo de embarazos adolescentes y el contagio de enfermedades”. Por su parte Maria Fernanda Alarcón, directora de la fundación “Padres un Paso al Frente” aseguró haber recogido más de 5000 firmas en rechazo a la implantación de ciertas enseñanzas en las aulas de clase.
Adicionalmente, en las últimas semanas la diputada santandereana Ángela Hernández criticó la cátedra de la sexualidad, asegurando de paso que se está imponiendo a la comunidad heterosexual la forma de pensar y los valores de la comunidad LGTBI, acusando de paso a la ministra Gina Parody de impulsar estas políticas para impartir en los colegios su propia orientación sexual. Por estas acusaciones ahora la diputada está siendo investigada y además se le han solicitado explicaciones acerca de sus afirmaciones según las cuales los niños LGTBI deberían tener sus propios colegios.
Lo que queda sobre la mesa
La discusión no parece acabarse por ahora. Se trata de la educación sexual de los niños que es uno de los temas socialmente más sensibles que existen en Colombia, sin embargo, lo que por ahora se deja ver claramente es que no parecemos estar listos del todo para compartir con aquellos que son distintos a nosotros y que están muchos desafíos por resolver antes de diseñar una educación realmente inclusiva en cuestiones de género en el país.