Las guerrillas, los paramilitares, la delincuencia común y demás actores de la violencia en Colombia tienen un origen común: pertenecen a una población sin educación. La falta de educación les hizo imposible poder desempeñar un oficio calificado. Esto a su vez hace imposibilita una inserción fácil y bien remunerada en el mercado laboral. Es decir, las personas que pertenecen a la criminalidad, en su mayoría abrumadora, no son profesionales calificados que decidieron un día tomar las armas y hacerle daño a su prójimo. Son en realidad personas cuya situación de ignorancia y miseria las hace fácilmente vulnerables a cualquier alternativa ilegal para ganar su sustento, aún más si les da esperanza de un ingreso alto.
La falta de educación también anula la existencia de un voto analítico que es reemplazado por un voto fácilmente manipulable que elige líderes equivocados, pero el hecho de que la población sea ignorante y pobre afecta también a la clase dirigente: ellos no son la élite política y empresarial de un pueblo calificado de altos ingresos, como ocurre en el primer mundo donde los empresarios lideran un grupo de trabajadores inteligentes, calificados que producen bienes de alto valor. Nuestros empresarios son los líderes de trabajadores burdos, sin calificación y sin poder adquisitivo, lo que a su vez hace que las empresas colombianas sean mediocres y pequeñas en comparación con las empresas del primer mundo.
La falta de educación también genera que no tengamos un Steve Jobs, Bill Gates o Elon Musk colombianos, todos los potenciales genios tecnológicos o empresariales colombianos son echados a perder por un sistema educativo que es incapaz de explotar y desarrollar el talento humano. La industrialización y tecnologización de un país no se hace realmente con políticas o decretos, se hace por la existencia de un grupo numeroso, una masa de personas altamente calificadas en matemáticas, ingenierías y ciencias que posibilita la creación de empresas con fines, no de vender empanadas o máximo exportar bananos y textiles de baja elaboración, sino de combinar la creatividad colombiana con el talento humano calificado y generalizado de la sociedad para crear productos de alto valor agregado. Colombia solo podrá tener un carro colombiano, una alta tecnología colombiana cuando el sistema educativo produzca en masa una población altamente calificada.
Es decir, el problema más grande de Colombia es cómo crear esta población instruida en ciencias e ingenierías que permita el florecimiento de una sociedad calificada que genera altos ingresos. El verdadero problema es cómo alcanzar este grado educativo. Para ello se deben crear unidades sociales de atención inmediata: centros pequeños pero numerosos que dispongan en el mismo lugar de salas de informática, espacios de autoaprendizaje, una fuente de alimentación básica y una unidad de salud preventiva. En realidad los costos pueden ser muy bajos, en el siglo XXI gracias a la informática podemos tener unidades informáticas donde la población es instruida virtualmente, con una combinación de profesores que graban videos que se pueden usar una y otra vez y promotores de educación, que pueden ser personas sin calificación a las que les basta una remuneración mínima pues lo único que tienen que vigilar es que los estudiantes de estos centros informáticos estén usando los computadores con fines educativos y orientarlos en el uso de las plataformas educativas, estos promotores educativos también se deberán educar paralelamente.
Estos centros sociales de atención inmediata se usarán para enseñar a través de e-learnings y plataformas autodidactas con lo que se puede proveer una educación que implique un estudio autónomo con una intensidad horaria alta por parte de la población que asiste a estos centros. Para que creemos las habilidades necesarias se instruirá a la población en bachillerato, carreras, maestrías y doctorados virtuales y semipresenciales con enfoque en las ciencias y el bilingüismo. Es decir, gracias a estos centros de auto-aprendizaje o aprendizaje autónomo orientado de bajo costo, se puede aumentar la intensidad horaria educativa y proveer los nutrientes básicos para crear una población con habilidades para industrializar la nación.
Adicionalmente, teniendo la disponibilidad de este esquema educativo semiautónomo que opera con bajos costos, se puede hacer obligatorio que la población complete cursos virtuales de prevención de embarazos o salud sexual, antidrogadicción, etc. La construcción de estos centros es fácil, barata y se puede hacer en lugares de difícil acceso en un tiempo corto. Es decir, son centros socioeducativos pequeños pero de alto impacto social y económico que se pueden difuminar a lo largo del territorio nacional para generar una población con una capacidad de creación similar a la de la población alemana o japonesa, que será de altos ingresos y por lo tanto podrá pagar impuestos significativos, que desarrollará empresas que producen bienes de alto valor económico, que dejará atrás el rebusque, la informalidad, la ilegalidad y la violencia para entrar en la civilización moderna.
