Con ocasión del paro convocado por Fecode para agosto 28 y 29 de 2019, en todo el país, y sumándose a las acciones por la defensa de la educación pública, los docentes catedráticos y ocasionales de las universidades públicas y privadas, y de las instituciones técnicas, tecnológicas y artísticas reclaman formalización laboral, y denuncian tanto amenazas contra su vida, como despidos injustificados e incumplimiento en los pagos de nómina.
Los docentes en esta modalidad son espejo de todos los trabajadores sometidos a contratos irrespetuosos. Las directivas de las universidades colombianas operan hoy según las prácticas económicas de expropiación y esclavitud heredadas del feudalismo. Es evidente que en el siglo XXI, los docentes son uno de los actores fundamentales del desarrollo sostenible, a través de la enseñanza de habilidades para la reflexión y crítica, incentivando a la creatividad y resolución de problemas, y porque legan a las nuevas generaciones la enciclopedia mundial de saberes necesarios para la vida y la transformación de las sociedades. Para ellos se requiere de los docentes directivos un liderazgo social de alto nivel, creador de un mundo ideal, del mundo al que queremos dirigirnos.
En un país que no termina de salir del estado de guerra, en donde las bandas criminales se multiplican, enviar, desde las directivas universitarias, el mensaje de que los docentes no son sujetos de derecho es ponerlos en riesgo. El deber es reconocer su labor y función social protegiéndolos con contratos y salarios dignificantes. Ya tenemos en varias universitaria de Colombia maestros asesinados o con su vida amenazada por grupos de delincuentes que ven en la educación de calidad un riesgo a sus ideologías de muerte y destrucción. El país todo debe levantar una voz de protección y dignificación que incluya acciones administrativas de distinción.
Cuando los docentes entran en paro, bloquean edificios, o salen a las calles a exigir el cumplimiento de los compromisos históricos y mundiales con una educación de calidad, y las condiciones para ella, se comportan como ciudadanos responsables y maestros formadores del respeto a los acuerdos, los derechos y la vida. Por eso es incomprensible que haya docentes directivos cancelando contratos o negando salarios a los maestros que participaron de las movilizaciones de 2018 con las que se consiguió el presupuesto para un mejor funcionamiento y una base económica para la calidad educativa.
La estabilidad laboral conviene tanto a las instituciones patronas como a los trabajadores, y es a ella a la que se deben orientar los modelos de contratación. Los trabajadores con contratos de planta pueden proyectar gastos, inversiones y compromisos de docencia, investigación y extensión. El presupuesto para formalizar docentes en todo el país ya llegó a las universidades colombianas en proporciones decididas por el MEN. Lo que falte para formalizar, o para otras funciones, debe negociarse con el gobierno, siempre proyectando el bienestar de los docentes.
Educar es una tarea que ocurre en las aulas pero también a través de las políticas públicas. Los maestros son orientadores de la vida social en su conjunto. Los maestros merecen el trato más digno en cualquier sociedad. Cuando los servidores públicos en posiciones de poder han enseñado por décadas al país entero a despreciar a los maestros, lo que se requieren son acciones rápidas y efectivas de reparación y corrección del mensaje enviado.
¡Por la formalización de los docentes universitarios apoyo al paro nacional de Fecode en agosto 28 y 29!
