Se sabe que en educación andamos mal. Los índices y resultados no acompañan la palabrería del gobierno nacional que insiste con aleluyas como la calidad educativa. Otras son las realidades cuando, por ejemplo, se consultan resultados de Pruebas Saber, donde se impone la educación privada al sector público, con una diferencia abismal y vergonzante.
Son múltiples los factores que se involucran en un proceso educativo, la calidad de los docentes, su salario, los programas de apoyo y capacitación, la infraestructura y los modelos pedagógicos, el bienestar de los educandos, la disciplina y el trabajo en el aula y fuera de ella. Y, al ser un proceso complejo, es difícil precisar las causas que impiden el logro de mejores resultados, el salto cualitativo al que aspira el gobierno nacional y que apenas alcanza a brinco inseguro y deprimente.
En términos generales, algo falla en la calidad de los docentes, muchos de ellos enclaustrados en hábitos y modelos educativos de otras épocas, con prácticas poco ortodoxas a la hora de enfrentar el proceso de aprendizaje (¿elaborar maquetas en clase de filosofía o bailar por una nota en una clase de inglés?) y con salarios ínfimos que, en muchos casos, los obliga a adquirir otros compromisos laborales que garanticen la estabilidad económica de sus hogares.
Paradójicamente, los programas de apoyo y capacitación, los ascensos como una manera de estimular la preparación intelectual, están sometidos al tema presupuestal y a limitantes donde el gobierno nunca ofrece una respuesta clara y objetiva que facilite el crecimiento académico de centenares de docentes al servicio del Estado.
Sumemos a ello el bienestar y la calidad de vida de los educandos, clases pudientes con acceso a tecnología e investigación de campo, con un entorno saludable y expectativas de educación superior y, clases populares, muchas veces sin los medios para cubrir necesidades básicas en temas de alimentación, vestido y alojamiento.
En este panorama, que se esboza a grandes trazos, el magister y doctor de la Universidad de Baja California, México, Carlos Campiño Rojas desarrolló su trabajo investigativo aplicando modelos socio críticos y tomando como referencia el acontecimiento educativo de América Latina con profundo énfasis en la realidad nacional.
En los puntos centrales de su trabajo, Campiño Rojas afirma que la educación actual está afectada por el fenómeno e-learning (espacio virtual de aprendizaje orientado a facilitar la experiencia de capacitación a distancia) y sus consecuentes señuelos ideológicos expresados en el albor de una nueva religión que se podría llamar dataísmo, cibercultura o escuela en tiempo de redes e internet.
“Así se configura una época de cambio, propia de la cuarta revolución industrial, en la que emerge el prototipo del homo cibernéticus, como expresión exacerbada del fetichismo tecnológico, que hoy por hoy toma de asalto al mundo con una serie de lógicas excéntricas”, explica.
Sus estudios intentan contrastar el acontecimiento educativo presencial con el fenómeno de la educación conectada para dimensionar sus realidades. De tal manera que los resultados obtenidos, permitan evidenciar el impacto de la realidad virtual y la tele educación al interior de los sistemas educativos latinoamericanas.
“Me parece que debemos armar un plan de contingencia que permita mitigar la intensidad del paradigma cibernético que toma de asalto a los países del globo”, manifiesta.
Su ponencia sobre la educación conectada será sustentada la próxima semana en la Universidad de Porto, en Portugal, con el fin de compartir la experiencia con investigadores y docentes interesados en el análisis y estudios de los nuevos fenómenos que enfrenta la educación en una época tan compleja como la actual.
Carlos Campiño Rojas es un nariñense que cuenta con formación psicoanalítica y se ha dedicado a la escritura poética y ensayística siendo autor de varios poemarios y artículos en diferentes revistas especializadas del país y el exterior. A finales del año pasado visitó España donde participó en el primer Congreso Iberoamericano de Docentes realizado en Cádiz.